fuera de juego

El final de la mafia que durante 41 años gobernó la FIFA y se apropió del deporte más popular del mundo. Una red de corrupción y sobornos que llegó hasta el Perú, y que apenas empezamos a descubrir.

El final de una promesa

Miembro de la camada “joven” de la Conmebol, Burga apenas empezaba su carrera en la FIFA cuando la justicia estadounidense tocó su puerta. Aprender política a lo Blatter tiene su precio.

Lunes 14 de diciembre del 2015

El Perú futbolero saltó de alegría el 15 de diciembre del 2014. Después de una votación anulada y en la previa de otra que aparecía complicada, Manuel Burga llamó a Radio Unión con la primicia: “No van a ver mi nombre en alguna lista”, aseguró. “Los viejos soldados solo se desvanecen”.

Un grupo de hinchas le dejó una lágrima floral en la puerta de la Federación Peruana de Fútbol (FPF); “Nunca descansarás en paz”, se leía en la tarjeta. Excepto que sí era un descanso. Después de 12 años a la cabeza de una federación con dificultades más grandes que el fútbol mismo, el expresidente cambiaba un cargo político por uno “de desarrollo” en FIFA y Conmebol. Como hiciera Sepp Blatter en junio de este año, Burga había decidido cuándo y cómo irse. O eso creía.

Penal. La escena que muchos deseaban ver, pero por otros motivos. (¿Ahora sí nos vamos al mundial?).

amor al chicharrón

Escuela de dirigentes sin escrúpulos, donde a los más rectos se les muestra la puerta, la FIFA es una versión a gran escala de lo que ocurre con la FPF y otras federaciones aledañas. Si Blatter gobernaba para sus 209 miembros en función a las matemáticas electorales, Burga hacía lo propio para los clubes locales y las ligas departamentales. El sistema ya contenía esos vicios cuando aterrizó en la presidencia en el 2002, con el cartel de la esperanza frente a la gestión de Nicolás Delfino, el villano de turno.

Sus buenas intenciones se diluyeron en el intercambio clientelista que tuvo que sostener con sus asociados. A cambio de su lealtad, Burga dejó de ejecutar reformas a largo plazo que él mismo firmó: divisiones menores, deuda cero, formalización de los clubes. La ineficiencia de su gestión fue el resultado de una negociación con sus votantes. Para quedarse había que ser flexible. Para destronarlo, había que ofrecer lo mismo y más.

Cuenta pendiente. Oviedo prometió una auditoría a la gestión de 12 años de Manuel Burga, pero todavía no ha divulgado resultados.

honorarios de éxito

A nivel de gobierno, la FPF acabó pareciéndose mucho a su institución matriz. Blatter era a Burga lo que Burga era al presidente de la Liga Departamental de San Martín. El fútbol era de todos, pero la pelota les pertenecía a ellos. Por eso no hacía falta ni robar.

A Blatter se le acusa de muchas cosas, pero nunca de tomar más dinero de la FIFA que su propio sueldo. En medio de denuncias politizadas, informadas por la molestia de no poder ir al mundial, Burga fue acusado de lavado de dinero y desbalance patrimonial, pero las investigaciones nunca revelaron nada comprometedor. En el peor de los casos, ambos eran unos buenos distribuidores de la riqueza.

El dinero gordo tampoco estaba por acá, sino en los derechos comerciales que se negociaban a nivel de confederación. Es ahí donde los dirigentes nacionales habrían recibido como “bonos” lo que fuera de la FIFA se conoce como coima. En el mundo real, eso es corrupción y se paga con la cárcel.

Como dijera la Fiscalía estadounidense, la FIFA era la “copa mundial del fraude”. Por una vez en la vida, el Perú clasificó.

créditos

investigación y textos:
liliana michelena
juan aurelio arévalo
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