La etimología, palabra de origen griego que se pronuncia muy similar en español, estudia el origen de las palabras. La mayoría que usamos en son de raíz griega y latina, aunque también vienen del árabe. Por ejemplo, “alcalde”.

Empecemos con el significado de “política”. Viene de la voz griega “”, que significa -Estado, pero también de otras como “politeia”, “tá politiká” y “politiké”. Además de ciudad-Estado, “polis” significa villa, comarca, reunión de ciudadanos que forman una ciudad. Las polis fueron pequeñas ciudades gobernadas por reyes griegos; pero 500 años antes de Cristo, los atenienses, luego de una serie de reformas, crearon la democracia. ¿Cómo lo hicieron? Lo explicaremos en el próximo artículo.

Lo regular en el mundo antiguo era que el poder estuviera concentrado en un individuo. De allí la palabra “monarquía”, que es de origen griego. “Monos”, que significa uno y “arkhein”, que significa gobernar. El gobierno de uno. La monarquía es la forma más antigua y más larga de la historia.

“Politeia” significa Estado, constitución, régimen político, república y ciudadanía. La famosa obra de Platón, “Politeia”, fue traducida por los romanos como “La república” y así la conocemos hasta ahora. Significa “la cosa pública”, de “res” (“cosa” en latín) y “pública”, tal como la pronunciamos en nuestro idioma, ello porque la política tiene que ver con los asuntos públicos; es decir, es de todos y no solo de unos cuantos. Lo mismo sucede con la palabra “ciudadanía”. Un concepto que políticamente adquiere importancia a partir de la revolución francesa. Ahora el pueblo gobierna, pero en su calidad de ciudadanía. Aunque hay varias definiciones, podemos decir que “ciudadano” es aquella persona autónoma con derechos y que sabe cómo ejercerlos. El ciudadano es lo más importante de la democracia.

En la antigüedad no era así. Hubo aristocracias y oligarquías. La primera viene del griego “aristos” (los mejores) y “kratos”. El poder de los mejores. ¿Y quiénes son los mejores? Según Platón, los que más saben. Para él, estos son los que deben gobernar. Una visión elitista de la política. Igualmente, “oligarquía”, de “oligoi” (pocos) y “arkhein” (gobierno). Pocos en el gobierno, pocos con poder. Pero, desde los antiguos griegos, la oligarquía significó el poder de los ricos. Hasta ahora, los rusos llaman “oligarcas” a los grupos de poder económico.

“Tá politika”, es el plural neutro de “politikós”. Quiere decir “las cosas políticas”. Aquello que concierne al Estado, la Constitución, el régimen político, la república y la soberanía. Por ejemplo: “Estado” viene del latín “estatus”; es decir, situación de estar. Sinónimo de “estabilidad”. El uso político de esta palabra es posterior a los romanos, aunque el emperador Justiniano la pronunció en un discurso con sentido político, diciendo “sustentamos el Estado de la república”. Se cree que fue Nicolás Maquiavelo quien por primera vez usó la palabra “Estado” con sentido político. Hablaba de “lo Estato”. Incluso el famoso autor de “El Príncipe” llamó a la disciplina que estudia al Estado, “estadística”. Palabra que nada tiene que ver con lo que entendemos por estadística en el mundo contemporáneo, que es una rama de la matemática.

Finalmente, “politiké”, palabra que se refiere al arte de hacer política, es una derivación de la expresión “polítiké techné”, la técnica de hacer política. Pero ¿existe una técnica para hacer política? Lamentablemente no, porque si existiera y la aplicáramos se resolverían los problemas políticos, pues las técnicas han sido creadas para resolver problemas, aunque como toda creación humana no son perfectas, pueden fallar y, de hecho, muchas veces lo hacen. Solo a lo largo de la historia de la humanidad han existido dos formas de ejercer el poder: en dictadura y en democracia.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Francisco Miró Quesada Rada es exdirector de El Comercio