Ana Núñez

Para llegar a la Central Hidroeléctrica Cerro del Águila, en Huancavelica, primero hay que tomar un carro hasta Huancayo y de ahí contratar a alguien para que te lleve seis horas hacia adentro, hasta el corazón de la provincia de Tayacaja, una de las zonas de ingreso al VRAEM. La central misma, a su vez, es como un pequeño pueblo, en el que para ir de la gigantesca presa hasta las oficinas o de las oficinas a la casa de máquinas -construida 600 metros adentro del cerro-, hay que tomar una movilidad también. Y en algunos casos, el trayecto te puede tomar horas. En aquel lejano paraje, que requirió incluso de la instalación de una base policial y militar para convertirlo en un lugar seguro, un equipo de ingenieros y técnicos peruanos ha llevado al extremos las medidas de seguridad y protocolos para poder convivir, siempre a dos metros de distancia, y garantizar el suministro eficiente y confiable de energía eléctrica a nuestros hogares (pequeños recintos de confinamiento), a hospitales (uno de los principales frentes de batalla contra el , mercados, supermercados, alumbrado público, y otros.

Armando Solís, ingeniero mecánico electricista y con 32 años de experiencia en el sector energía, es el superintendente de esa central, que inició sus operaciones el 2016, y quien ahora mismo, mientras lee esta nota, está al mando de un grupo de 16 valientes trabajadores que operan Cerro del Águila desde el 13 de abril, día que en principio debía levantarse la cuarentena en el Perú. Ese día, ellos viajaron hasta la zona para tomar el relevo de un grupo mayor de compañeros que había permanecido en la central por 35 días y, por lo tanto, salían limpios de un confinamiento obligado por el trabajo a un mundo asediado por un virus mortal.

Trabajadores de la hidroeléctrica Cerro del Águila, en Huancavelica, durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus.
Trabajadores de la hidroeléctrica Cerro del Águila, en Huancavelica, durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus.

Esa sola situación hizo necesaria aplicar toda una logística para extraer a los 24 trabajadores internados en la central desde días antes que se declare la cuarentena en nuestro país sin que tengan contacto alguno con el equipo de relevo, al mando de Solís, mientras a la vez se garantizaba la continuidad operacional. Con el equipo entrante, además, se había tenido que tomar medidas estrictas previas a su ingreso: todos habían tenido que guardar estricta cuarentena y habían pasado rigurosos controles médicos antes, durante y luego de su llegada a la central hidroeléctrica.

“Para hacer el relevo, ha sido toda una historia. Ya sabemos que esta enfermedad ha cambiado definitivamente nuestras vidas. Hoy lo que estamos haciendo es adaptarnos a ella y estamos obligados a desarrollar nuevos hábitos de trabajo y a modificar principalmente nuestro comportamiento social. Ya teníamos fecha de relevo, pero estábamos en medio de la pandemia. Entonces, recibimos instrucciones de aislamiento y las medidas se intensificaron cuando hemos venido acá, prácticamente a un lugar especial, totalmente apartado del grupo saliente. Por el tiempo en que había ingresado a la central, el grupo saliente era personal totalmente limpio. En cambio, nosotros corríamos el riesgo de ser asintomáticos. Tuvimos controles médicos tanto una semana antes como el mismo día de viaje. Estamos aquí aproximadamente diez días y no hemos tenido ningún evento. Eso quiere decir que los controles fueron exitosos, adecuados”, nos cuenta Solis a través de una llamada con muchos problemas de señal.

Como dice el jefe de la central Cerro del Águila, recién hoy, diez días después de su confinamiento laboral, comienzan a respirar tranquilos. La eventual presencia de un solo caso de contagio hubiera sido gravísimo e incluso, fatal. Esta permanente amenaza marca el inicio de sus días: ya se ha vuelto una rutina que cada mañana, antes de iniciar sus labores, se reúnan para hacerse unos a otros algo así como una “visita médica”: ¿cómo amanecimos?, ¿algún resfriado?, “alguien con dolor de cabeza o garganta?. La amenaza de contagio es latente pues la central cuenta con contratistas, gente que brinda servicios de alojamiento, de alimentación, de limpieza.

Las condiciones de trabajo del equipo de Solís, operadores de la compañía Kallpa Generación, son más duras que lo usual. El sistema de trabajo, en condiciones “normales”, era de quince días de trabajo en la central y otros quince de descanso en sus casas. En principio, este equipo deberá permanecer en ella un tiempo similar al que -debido a la cuarentena-, permaneció el equipo que los precedió: es decir 35 días. Aunque esto podría ser revisado si se determina que puede implicar un riesgo para su salud.

“Bueno, el problema hoy fue la pandemia, pero también estamos expuestos a otros riesgos, como por ejemplo la posibilidad de que quedemos aislados por derrumbes, por lluvias. Este es un riesgo mas”, finaliza Solis. Quizá resignado. Quizá ya armado de valor.

CENTRAL HIDROELECTRICA CERRO DEL AGUILA: EMBALSE, BOCATOMA Y PRESA
CENTRAL HIDROELECTRICA CERRO DEL AGUILA: EMBALSE, BOCATOMA Y PRESA
/ SERGIO URDAY

¿Cuál es la importancia de esta hidroeléctrica en tiempos de coronavirus o cualquier otro? Cerro del Águila tiene como fin generar energía eléctrica usando el recurso hídrico del río Mantaro. Cerro del Águila represa las aguas del río y luego las conduce por un túnel de 5,738 metros de longitud, para que, luego de una caída bruta de 295 metros, ingrese a la casa de máquinas para generar 558 MW. Luego de la generación el agua retorna al río Mantaro. La central se conecta al sistema interconectado nacional a través de dos líneas de transmisión de 220 kV que parten desde la subestación Cerro del Águila y llega a la subestación Colcabamba tras un recorrido de aproximadamente 20 kilómetros. Por su capacidad, es la segunda central hidroeléctrica del país.


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¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden llegar a causar infecciones que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, que se pueden contagiar de animales a personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios, el SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano, mientras que el MERS-CoV pasó del dromedario a la gente. El último caso de coronavirus que se conoce es el covid-19.

En resumen, un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano y debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo.

¿Qué es la covid-19?

La covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.

El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.

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