Oscar Paz Campuzano

La lluvia extrema del último sábado cayó tan fuerte sobre su techo de calamina metálica que Miriam Valdiviezo y sus vecinos llegaron pensar lo peor. Ella pasó toda la madrugada despierta, tranquilizando a sus niños y temiendo que alguno de los rayos cayera sobre su casa, que para entonces ya se había inundando. El agua les había llegado sobre las rodillas y sus cosas empezaron a flotar y mojarse. Estos vecinos del asentamiento humano Señor Cautivo se Ayabaca, en el sector de Los Polvorines, estaban aterrados. Rogaron muchas veces durante esa madrugada que pare la tormenta. Ayer, tres días después de la torrencial lluvia, sus casas y sus calles seguían con el agua empozada.

Y no solo las zonas más pobres de Piura son las que han sufrido con esta tormenta histórica. Urbanizaciones de la zona moderna de la ciudad, como Ignacio Merino, también quedaron con el agua hasta el pecho. Con el paso de los días ha ido bajando su nivel poco a poco, pero ayer la inundanción seguía impidiendo que decenas de vecinos salgan a la calle o que puedan bajar a sus primeros pisos. La luz eléctrica la cortaron para evitar cortocircuitos, el agua no baja por los caños y los desagües se siguen saliendo. Esta urbanización sufre y huele mal.

Pese a que han pasado tres días desde la inundación, varias zonas de la ciudad continúan anegadas con una mezcla de agua de lluvia y desagües colapsados que no solo se salen por los buzones de las calles, sino también por los baños. Las autoridades locales y de la región han distribuido motobombas para evacuar el agua, pero no se dan abasto. Ante esa desatención, algunos barrios como El Chigal reunieron dinero (S/1.600) entre los mismos pobladores para alquilar una motobomba.

El Comercio recorrió ayer varias de las zonas afectadas: El Indio, Los Polvorines, Ignacio Merino, la Av. del aeropuerto del Piura en Castilla y otros lugares. En todos los casos, los vecinos afectados se quejaron de que sigan con el agua empozada y expresaron que sienten temor de que una nueva lluvia -como ha pronosticado el Senamhi- complique más las cosas.

En lo que va de la temporada, contando con la del último sábado, que alcanzó los 93,2 litros de agua por metro cúbico, en toda la región Piura fueron afectadas más de 67 mil personas y más de 24 mil casas sufrieron daños por las lluvias.

También hay 14 fallecidos, la mayoría en las localidades de Huancabamba y Morropón, en circunstancias en que terminaron ahogados por el río que se desbordó, arrastrados por el huaico de alguna quebrada activa en esas zonas o enterrados por el colapso de sus viviendas. Casi todas estas muertes ocurrieron a mediados de marzo.

Las autoridades han instalado varios refugios para los damnificados. En la zona de 26 de octubre se acondicionaron dos, para albergar a unas 50 familias. Sin embargo, la mayoría de personas siguen viviendo en sus casas con la inundación, durmiendo en colchones mojados y sufriendo con la plaga de zancudos que trae las lluvias y el intenso calor.

Los expertos en salud, como el Colegio Médico de Piura y la Dirección Regional de Salud, ya han advertido que este año se han duplicado las enfermedades diarreicas. Hasta la semana epidemiológica 11 ya se han presentado 22.022 casos, mientras que en la misma semana del 2021 los casos registrados fueron 11.232. Julio Barrera Dioses, decano de gremio médico en Piura, dijo que la situación actual está generando casos de uta, diarreas, leptospirosis, parásitos, rotavirus y otras enfermedades.

El COER Piura alertó ayer de lluvias intensas en la costa y sierra de Piura. La alerta dura hasta hoy. Se esperan posibles nuevos aniegos, inundaciones pluviales, descargas eléctricas y vientos fuertes. Piura sigue en alerta.