Federico Salazar

No se puede negar al presidente la virtud de la simpleza. Esta semana ha hecho una autoinculpación que sería, para otros investigados, difícil y compleja. ¡La realizó, como es él, de manera muy llana y abierta!

El exministro del Interior Mariano González emitió una resolución para que la fiscalía disponga de equipos policiales especiales.

La tarea: encontrar a los prófugos Bruno Pacheco, Juan Silva y Fray Vásquez. También, investigar los casos de Puente Tarata III, los ascensos de las Fuerzas Armadas y la policía, las adquisiciones de Petro-Perú, los US$20 mil hallados en Palacio, entre otros.

Después de firmada la resolución por el exministro, Castillo lo sacó del cargo. Con la valentía y formalidad que lo caracterizan, lo hizo a través de Twitter.

Muy simple: me vas a investigar, te saco. Vas a buscar a los testigos clave: te expectoro. ¿Podemos, acaso, exigir una confesión más sincera?

Los personajes de estos casos pertenecieron al círculo más cercano del jefe del Estado. Bruno Pacheco fue secretario general de Palacio de Gobierno. Juan Silva fue ministro de Transportes y es amigo de Pedro Castillo desde la adolescencia. Fray Vásquez es sobrino del presidente. Todos están prófugos, con precios sobre sus cabezas.

La investigación es sobre corrupción y sobre infracciones a la ley y a la Constitución. Atañen, particularmente, al presidente.

Zamir Villaverde es otro de los involucrados en la trama de corrupción. Ha dicho que entregó dinero a Juan Silva para que se lo entregue a Pedro Castillo.

¡Uno, por supuesto, no tiene la culpa de que le envíen dinero! También podría ser que el ministro usó el nombre de su amigo para aumentar sus ingresos. Solo cabe dilucidar de qué se trató a través del testimonio de Juan Silva. Pero Juan Silva ¡no aparece!

Bruno Pacheco, según Karelim López, compró una tesis para que Pedro Castillo la hiciera pasar por suya. La tesis consignaría citas del 2017, así es que no pudo haberse hecho en 2012, cuando se supone que la presentó la pareja presidencial.

Puede ser un cuento de Karelim López. La única manera de resolverlo es con el testimonio de Bruno Pacheco. ¡Pero Bruno Pacheco se fugó! Después, por supuesto, de hablar con el ministro de Justicia de entonces, Aníbal Torres.

El asesor jurídico del Estado averiguaba sobre los US$20 mil de Bruno Pacheco. Fue en una incursión nocturna en San Borja. Así es el gobierno “del pueblo”.

El presidente Castillo ha tenido a bien dejarnos las cosas claras. Castiga al ministro que se empeñe en encontrar a los prófugos. Expectora al que apoye con equipos policiales especiales a la fiscalía que lo investiga.

No autorizó el ingreso de personal fiscal a la oficina de la Secretaría del Despacho Presidencial, en diciembre del 2021. Interpuso acciones legales para tratar de evitar la investigación de la Fiscalía de la Nación. Trata de infiltrar, ahora, a los equipos especiales.

Ante ello, hay que agradecer a Castillo. Hace todo por evitar que se sepa la verdad sobre las acusaciones de corrupción que pesan en su contra. ¡Y nos lo muestra! Simple y llanamente grita: “¡soy culpable!”.

Ya es otro problema, por supuesto, que no se le atienda.

Federico Salazar es periodista