Las emociones que experimenta un paciente oncológico pueden ser intensas y variadas, y es fundamental que el personal de salud esté capacitado para comprenderlas y abordarlas de manera efectiva. El análisis se basa en la perspectiva de la rueda bidimensional de Robert Plutchik. Esta teoría clasifica las emociones en ocho dimensiones primarias. A continuación, exploraremos algunas de estas emociones en estos pacientes y cómo el personal de salud puede abordarlas de manera efectiva.

Desde el miedo y la ansiedad, los pacientes oncológicos a menudo experimentan estas emociones relacionadas con el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de su enfermedad. Es importante que el personal de salud proporcione información clara y precisa sobre el cáncer y su tratamiento, así como apoyo emocional para ayudar al paciente a lidiar con el miedo y la ansiedad. Además, técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, pueden ser útiles para reducir esta última.

Asimismo, también experimentan tristeza y depresión. El cáncer puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional de los pacientes, lo que puede llevar a desencadenar estos sentimientos. El personal de salud debe estar atento a los signos de depresión y ofrecer apoyo emocional, así como derivar al paciente a un profesional de la salud mental si lo considera necesario. Además, actividades que proporcionen alegría y satisfacción, como pasar tiempo con seres queridos o participar en actividades recreativas, puede ayudar a mejorar el estado de ánimo del paciente.

También se encuentran la incertidumbre y preocupación por el futuro como emociones que embargan a los pacientes oncológicos, pues a menudo enfrentan una gran incertidumbre sobre su futuro, incluido el curso de su enfermedad y su calidad de vida a largo plazo. El personal de salud puede ayudar a abordar estas preocupaciones proporcionando información clara y honesta sobre el pronóstico del paciente, así como ofreciendo apoyo emocional y estrategias de afrontamiento para ayudar al paciente a manejar la incertidumbre. Además, ayudar al paciente a establecer metas realistas y centrarse en el presente puede ayudar a reducir la ansiedad sobre el porvenir.

Los pacientes oncológicos pueden experimentar también sentimientos de ira y frustración relacionados con su enfermedad, el impacto en su vida diaria y el proceso de tratamiento. El personal de salud debe validar estos sentimientos y proporcionar un espacio seguro para que el paciente los exprese. Además, ayudar al paciente a identificar formas constructivas de canalizar su ira, como el ejercicio físico o la terapia de arte, puede ser beneficioso.

Del mismo modo, se observa en ellos emociones de esperanza y resiliencia, pues a pesar de los desafíos que enfrentan, muchos pacientes oncológicos encuentran esperanza y muestran una notable resiliencia en su viaje con el cáncer. El personal de salud puede fomentar y fortalecer estas emociones positivas mediante el reconocimiento de los logros del paciente, el fomento de la autoeficacia y la promoción de la conexión con otros pacientes y grupos de apoyo. Además, ayudar al paciente a encontrar significado y propósito en su experiencia con el cáncer puede contribuir a fortalecer su sentido de esperanza y resiliencia.

Por otro lado, los pacientes oncológicos pueden experimentar sentimientos de culpa, ya sea por creer que son responsables de su enfermedad o por el impacto que esta tiene en sus seres queridos. El personal de salud debe abordar estos sentimientos de manera compasiva, ayudando al paciente a comprender que el cáncer no es su culpa y ofreciendo apoyo para procesar esta emoción. Además, fomentar la comunicación abierta y honesta entre el paciente y sus seres queridos puede ayudar a abordar cualquier conflicto o culpa relacionada con la enfermedad.

Otra emoción es la vergüenza. Los pacientes oncológicos pueden experimentarla debido a los cambios físicos causados por el cáncer y su tratamiento, como la pérdida de cabello o de peso. El personal de salud debe abordar este sentimiento con sensibilidad y comprensión, ayudando al paciente a sentirse aceptado y apoyado en su proceso de curación. Proporcionar recursos para abordar los cambios físicos, como pelucas o grupos de apoyo para la imagen corporal, puede ayudar al paciente a manejar la vergüenza y mejorar su autoestima.

Finalmente, la gratitud es la emoción que, a pesar de los desafíos que enfrentan, muchos pacientes oncológicos experimentan por el apoyo recibido de sus seres queridos, cuidadores y el personal de salud. Es importante que este último reconozca y valide estos sentimientos de gratitud, demostrando empatía y comprensión hacia las experiencias del paciente. Fomentar una cultura de agradecimiento y aprecio puede fortalecer la relación entre el paciente y el equipo de atención médica, promoviendo un ambiente de cuidado y apoyo mutuo.

En conclusión, el personal de salud debe estar preparado para abordar una amplia gama de emociones en pacientes oncológicos, proporcionando un apoyo emocional compasivo y ayudando al paciente a navegar por su viaje con el cáncer de manera efectiva. Estas acciones pueden ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente y promover un proceso de curación holístico.

Patricia del Rocio Chávarry Ysla es doctora en Gestión Universitaria