Miguel Villegas

El proyecto ofrecido a Paolo Guerrero por César Vallejo y la familia era comparable al que se le entrega a un CEO internacional y solo alcanzaba la dimensión de lo ocurrido con Teófilo Cubillas, cuando dejó el retiro y volvió a jugar por Alianza en 1987-1988, luego de la tragedia del fokker. Aquel Nene ya no era tan nene: se le notaban las entradas, corría menos que en Argentina 78 pero conservaba intactos los músculos de un pura sangre y el don inexplicable de los elegidos. El Nene era un imán, aglutinaba, y en torno suyo -por ejemplo-, Alianza marcó un hito comercial que hoy es común pero entonces, en el Perú de los ochenta, un verdadero milagro: el día de su despedida, en 1986, Nike vistió a los íntimos con una colección especial de buzo, short y camiseta. Fue la primera que la firma vistió a un equipo en Sudamérica.