Corresponsales Escolares

El ajedrez es un juego de agilidad mental que existe desde muchos siglos atrás y sigue congregando adeptos hasta la actualidad. Hoy se ha convertido en una herramienta importante para la integración social en muchos países y se emplea formativamente para motivar la igualdad de oportunidades y el fortalecimiento de una convivencia positiva.

Y es que el ajedrez, además de fomentar el desarrollo de habilidades cognitivas como la concentración, es un deporte que se puede jugar en parejas o en grupos, lo que fomenta la interacción social y el trabajo en equipo. Quienes lo practican pueden mejorar su comunicación y colaboración, a la vez que fortalece sus habilidades sociales y promueve la integración con sus compañeros.

En muchos países se han creado programas de ajedrez para adolescentes como una herramienta para enseñar habilidades sociales como la cooperación y el respeto. También se usan estos clubes de ajedrez para inmigrantes y refugiados, donde pueden conocer a personas de diferentes comunidades y reforzar una mejor integración social. Aunque no lo parezca, en el Perú el ajedrez es uno de los deportes más extendidos a nivel nacional, sobre todo en las escuelas.

Ajedrez en las escuelas

Los corresponsales escolares conversaron con estudiantes y profesores de la I.E. Santiago Antunez de Mayolo de Villa El Salvador, quienes confirmaron que la práctica del ajedrez es una de las mejores herramientas para la integración social. Los entrevistados coinciden en que este deporte crea un sentido de pertenencia y unidad entre los jugadores, haciendo que se promueva el fortalecimiento de los lazos de convivencia entre las personas que lo juegan.

En diálogo con Alex Zavaleta, psicólogo de la ONG Ret International, comentó que “hay diversos tipos de habilidades que se desarrollan, tales como la memoria y la capacidad de concentración, así como otras habilidades cognitivas que se desenvuelven como el pensamiento crítico y la capacidad para generar respuestas frente a una situación. Esto va tomado de la mano con el desarrollo individual de cada persona, teniendo en cuenta habilidades sociales como la resolución de conflictos y el empleo de valores como la empatía”.

El especialista agrega que pese a que en el juego como tal se habla muy poco, aun así, las conductas de interacción social propiamente se dan antes o después de las partidas. Además, señala que incrementa la prospección en los niveles de abstracción, pues se deben aprender a abstraer jugadas y movimientos, lo cual se puede relacionar con la abstracción de ideas principales de un texto, permitiendo de otra forma el desarrollo de la imaginación, y visualización.

Thiago (13) y Jeferson (14), alumnos de la I.E. Santiago Antunez de Mayolo, comentan que la práctica de este deporte les ayuda a potenciar sus habilidades matemáticas, pues promueve el uso de la lógica y la geometría, a la vez que la concentración y memoria. Thiago destacó que “también ayuda mucho a poder confraternizar con chicas y chicos de cualquier ciudad, región o país”.

Por su parte, Guillermo Oscco, bibliotecario de la I.E. Santiago Antunez de Mayolo considera que “el ajedrez es un juego de inteligencia, contribuye en la destreza y la estrategia que el estudiante va aprendiendo, es un juego que ayuda a la integración entre escolares. Creo que deben implementarse más tableros para que los estudiantes aprendan estrategias no solo de juego sino también estrategias para intregarnos mejor”.

El ajedrez no solo es divertido, sino que también brinda la oportunidad de aprender a comunicarse y colaborar entre compañeros, lo que ayuda a construir un ambiente de convivencia sana y a trabajar en equipo sin importar raza, género, nacionalidad o habilidad física. Es una buena partida para construir un ambiente inclusivo donde todas y todos somos iguales.

Autores…

Nota escrita por los corresponsales escolares de la IE Santiago Antúnez De Mayolo 6004: Lenin Matías Salinas Ortega, Hanny Nathaly Miletic Salazar, Jimena Audella Tapia Morante, Brissia Bethzabet Letona Jiménez y Jhan Anthony Becerril Riva. Con el acompañamiento de la docente Diana Ferrua Huarcaya y la mentoría del periodista Bruno Ortiz B.