Lo que está ocurriendo en Venezuela comenzó con una elección con tufo de protesta contra el sistema y los partidos políticos.
 (Foto: AFP)
Lo que está ocurriendo en Venezuela comenzó con una elección con tufo de protesta contra el sistema y los partidos políticos. (Foto: AFP)
Cecilia Valenzuela

El socialismo del siglo XXI llegó para quedarse, como sea y a costa de lo que sea; de eso están convencidos , Diosdado Cabello –el número 2, pero el hombre más poderoso de la chavista– y la cúpula militar venezolana enriquecida por el narcotráfico y embrutecida por el poder sin límite que ejerce hace 14 años.

Lo que está ocurriendo en Venezuela comenzó con una elección con tufo de protesta contra el sistema y los partidos políticos, Hugo Chávez llegó representando el voto del cambio; pero la situación actual se arraigó cuando la comunidad internacional permitió que militares cubanos, bajo las órdenes de Raúl Castro, intervinieran en ese país para reponer a Chávez, brevemente defenestrado por un movimiento civil.

Con el cuento de la revolución y la lucha por los desposeídos, los comunistas se apertrechan en el poder y mienten y matan sin pudor ni piedad. Para librar sus batallas políticas construyen mentiras tan viles que logran acabar con la voluntad de las personas, aun con las de sus más ilusos militantes; y matan con ferocidad, no solo porque mandan fusilar o dinamitar a sus opositores, sino porque someten al hambre a millones de pobladores débiles.

La farsa montada por Maduro el último domingo, los millones de electores fantasmas que votaron por su prostituida constituyente y la represión feroz con la que la dictadura ahoga la voz de los venezolanos tienen tremendos antecedentes históricos y, en todos los casos, la mentira y la violencia como sus más eficaces herramientas.

El escritor cubano Leonardo Padura visitó Lima el último fin de semana para asistir a la Feria del Libro, vino para hablar de la novela policíaca, es el creador del taciturno y muy querido detective Mario Conde, pero nunca –como en estos días de estupor frente a lo que sigue pasando en Venezuela– estuvo más vigente su extraordinaria novela “El hombre que amaba a los perros”.

En ella Padura contextualiza y describe, con rigor histórico y descarnado, el asesinato de León Trotsky, el número 2 de la revolución bolchevique; la estructura moral de su asesino, el catalán republicano Ramón Mercader; y la entraña del psicópata, que fuera el titiritero de los últimos días de ambos, Josef Stalin: uno de los asesinos más fieros de la historia.

En “El hombre que amaba a los perros”, Padura no se aleja de la novela negra, al contrario, con maestría se despacha en una trama policíaca que, en medio de la Segunda Guerra Mundial, cruzó el charco. Sin embargo, la esencia violenta, gélida y mentirosa de los protagonistas, líderes y operadores del marxismo leninismo, no puede sino aleccionar sobre lo que pasa en la cabeza de un político que se define de izquierda. Sobre sus dependencias, aprensiones y temores.

No se trata entonces del complejo mesiánico que sufre Maduro, sino de la ideología que profesa, en la que fue formado y la que comparte con los dirigentes de la izquierda latinoamericana que se niegan a rechazar sus métodos y a descalificar su proceder.

Los socialistas de este o del siglo anterior, los comunistas asiáticos, los bolcheviques, todos, comparten la misma falta de escrúpulos y la misma ira a la hora de hacer política y de asirse del poder.

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