Gisella López Lenci

La palabra tiene poder, dicen. Y las palabras escogidas cuidadosamente para nombrar algo, pero querer decir otra cosa, también. Sobre todo, si se quiere torear la ley.

En ya empezó, de manera anticipada, la campaña presidencial. La norma electoral señala que la carrera debe iniciarse en noviembre de este año, pero Andrés Manuel López Obrador () tiene otros planes.

Su sucesor deberá ser elegido en junio del 2024, pero su partido, Morena, decidió iniciar el proceso antes de tiempo. Porque el que golpea primero, golpea dos veces. Así, el partido en el gobierno –o AMLO, que es lo mismo– ha abierto la selección para definir al que será el coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación (el grandilocuente título que le dio el presidente a su propia gestión).

Sin embargo, ese ‘coordinador’ se convertirá, en la práctica, en el candidato presidencial de Morena que, según la fotografía actual, tiene altísimas probabilidades de ser el próximo mandatario mexicano.

Una reciente encuesta de Enkoll para “El País” y “W Radio” señala que el oficialismo tiene el 61% de las preferencias respecto al resto de partidos, como los históricos PRI, PAN y PRD. Con ese favoritismo, AMLO apunta a seguir teniendo la sartén por el mango y no está dispuesto a perder tiempo, aunque eso signifique crear un eufemismo para decir que no está violando la ley, cuando la evidencia señala todo lo contrario.

Hasta el momento, ya son cuatro nombres los que aspiran al puesto de ‘coordinador’, quienes ya renunciaron a sus cargos: el excanciller Marcelo Ebrard; la exjefa de gobierno de la Ciudad de México, y muy cercana a AMLO, Claudia Sheinbaum; el exsecretario de Gobernación (y hombre más poderoso del gabinete) Adán Augusto López; y el exsenador Ricardo Monreal.

Como en México la norma no contempla la realización de primarias, la dirigencia de Morena ha establecido la realización de una gran encuesta nacional (y cuatro sondeos para ratificar los datos) entre el 28 de agosto y el 3 de setiembre, cuyos resultados se darán el 6 de setiembre.

Los partidos de oposición ya presentaron una serie de impugnaciones ante el Instituto Nacional Electoral (INE), pues consideran que se está violando la ley descaradamente. Como ya señaló el exconsejero del INE Marco Antonio Baños, el partido oficialista “está eligiendo algo que formalmente no existe”, pero cuyo resultado será crucial para el destino de los mexicanos, pues pocos dudan de que esta “gran encuesta” será en realidad la verdadera elección presidencial.

Sin embargo, la gran pregunta viene luego. ¿AMLO –con sus altas dosis de mesianismo y credenciales democráticas que dejan bastante que desear– será capaz de dejar, efectivamente, las riendas del poder? ¿O esta elección será solo un remedo de contienda para que él siga gobernando?


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gisella López Lenci es periodista