Federico Salazar

El Congreso aprobó un crédito suplementario del Gobierno. El monto es de unos US$400 millones.

Es para gastos de la reactivación económica, la respuesta ante la emergencia y el peligro de un fenómeno de El Niño próximo.

El Gobierno dará un bono de S/600 a más de medio millón de trabajadores del sector público. Entre otras cosas, incluye recursos para pagar la compensación por tiempo de servicios de los maestros (S/209 millones).

El grueso del crédito suplementario está dedicado a obras de reconstrucción. También hay, sin embargo, detalles absurdos, que no se debió aprobar.

Un ejemplo del mal uso de estos recursos son los S/36,9 millones que van al Ministerio de Cultura. Van a “financiar las intervenciones para la recuperación, mantenimiento, protección, prevención y conservación para la puesta en valor y uso social del Patrimonio Cultural de la Nación” (PL 5997).

Se incluye en este rubro las “intervenciones” para “la construcción de una ciudadanía intercultural, con énfasis en pueblos indígenas y pueblo afroperuano, así como acciones para la reactivación económica relacionadas al sector Cultura”.

Un crédito suplementario debe corresponder a situaciones de emergencia. Los gastos para mantener el patrimonio cultural no deben ser extraordinarios. Obviamente deben estar, y están, en el presupuesto público regular.

Absurdo en extremo es el gasto que se refiere a “la construcción de una ciudadanía intercultural”. ¿Eso es lo mismo que un ciclón Yaku o la caída ininterrumpida de lluvia en el norte?

¡La cultura es importante!, se dirá. Y la respuesta es: por eso sus gastos deben estar en el presupuesto anual, no en algún crédito suplementario.

En la “construcción de una ciudadanía intercultural”, ¿quién va a facturar? ¿Un hombre desesperado por sus deudas y su falta de trabajo o una empresa de comunicaciones bien constituida?

En los gastos relacionados a “penitenciaría” se incluye la “mejora de las competencias de la población penitenciaria para su reinserción social positiva”.

¿Crédito suplementario para los internos de los penales? ¿Para algo que se supone está en el propósito mismo del internamiento?

El Gobierno cree que va a reactivar la economía con este tipo de gastos. Y si tiene este tipo de descuido, ¿cuántos tendrá en los gastos para infraestructura relacionada a la emergencia?

En el Fondo de Estabilización Fiscal, al segundo trimestre de este año, había US$3,2 mil millones. En vez de endeudamientos absurdos, se debe trabajar para aumentar el fondo y que este tenga los recursos para la emergencia de un posible fenómeno de El Niño.

En lugar de endeudarse, el Gobierno debe mejorar su eficiencia en la gestión del gasto. Se debe desmontar todo mecanismo burocrático que atente contra la inversión. Gastar por gastar es lo último que uno debe hacer cuando está ajustado.

Que alguna gente tenga dinero en el bolsillo no reactiva la economía. Si así fuera, se debería destinar todo el presupuesto en bonos para todos.

Las emergencias, obviamente, tienen que atenderse. Tiene que hacerse eficientemente. El Gobierno debe ahorrar, no gastar sin estudio ni justificación. Y el Congreso debe fiscalizar: corregir los ímpetus de gasto inútil del Ejecutivo.

En materia de presupuesto, ambos poderes están perdidos en el espacio.

Federico Salazar es periodista