La justicia noruega declaró hoy imputable al asesino confeso de 77 personas Anders Behring Breivik y lo condenó a la pena máxima de 21 años de prisión prorrogable.

Breivik pasará un mínimo de diez años en la cárcel bajo la figura legal de prisión preventiva, lo que permitirá que su encarcelación sea prorrogada por periodos ilimitados de cinco años si es considerado un peligro para la sociedad. Esto supone que el condenado podría pasar toda su vida en prisión.

La sentencia fue adoptada por unanimidad, según explicó la jueza Wenge Elizabeth Arntzen, que preside el tribunal de Oslo que lo juzgó y que está compuesto por cinco jueces.

BREIVIK SONRIÓ CON SENTENCIA El condenado reaccionó con una sonrisa de satisfacción a la lectura de la condena que, según sus abogados, no le sorprendió. Antes de que se diera a conocer la sentencia, Breivik levantó el brazo derecho con el puño cerrado, un gesto similar al que hizo durante el inicio del proceso. Mientras los jueces leyeron las 90 páginas de las sentencia, tomó notas y habló con sus defensores.

Los familiares de las víctimas de la matanza se mostraron por su parte contenidos y cansados pero con aspecto satisfecho tras conocer el veredicto. Aún no está claro si el fiscal o el propio Breivik apelarán la sentencia. El condenado había anunciado que solo lo haría si ésta le declaraba mentalmente enfermo, algo que había solicitado la fiscalía. Durante el proceso, dos informes diferentes mostraron conclusiones contrarias sobre el estado mental del noruego de 33 años, por lo cual la fiscalía pidió que se le declarase inimputable.

Si Breivik o el fiscal apelan la sentencia de hoy, el proceso será remitido al máximo tribunal noruego y deberá abrirse de nuevo.

EL ATENTADO Breivik mató a 77 personas el 22 de julio de 2011 lanzando una bomba que acabó con la vida de ocho de ellas en el barrio gubernamental de Oslo y disparando y causando la muerte de 69 más en la isla de Utoya.

El extremista de 33 años admitió los hechos ante el tribunal, pero no mostró arrepentimiento y aseguró que los asesinatos fueron terribles pero necesarios para evitar la islamización de Noruega.