Luciana Villegas

Para muchos, el verano significa olor a mar y piel saladita. Para Daniela Aguirre Belmont (Lima, 1993), la temporada de sol le recuerda al aroma del coco o del metal recién trabajado. Fragancias que la transportan a los veranos del 2000 que pasó junto a su madre y abuelo en las fábricas de . “Mi mamá no creía en los veranos de total libertad. Me llevaba tres veces a la semana a la planta a ayudar en lo que sea: desde cosas pequeñas como llenar frascos hasta reuniones con consultoras. Desde niña he estado involucrada en la empresa”, recuerda. Estudió finanzas en la Universidad de Georgetown en Washington y en el 2018 regresó al Perú para incorporarse al equipo digital de la compañía. Cuatro años después, es líder de marca en Yanbal y su objetivo es “reforzar la inclusión en todas las acciones de la empresa y potenciar sus alianzas con causas sociales”, una misión que comparte con su propio emprendimiento: Wisdom of Qara, una marca de que lanzó al mercado europeo en octubre del 2021.

Pero este camino no lo hizo sola. Su abuelo y fundador de Yanbal, Fernando Belmont, es uno de sus grandes mentores junto a su madre, Janine Belmont, actual CEO de la compañía. Tanto ella como sus dos hermanos, Alexia y Gonzalo, trabajan en la empresa preparándose para lo que trae el futuro.Desde sus oficinas en el centro de Madrid, conversamos con Daniela sobre su proyección en Yanbal, su emprendimiento inspirado en el Perú y los retos que afronta la industria de la en Latinoamérica.

—Hace cinco años que trabajas en Yanbal, ¿siempre supiste que querías continuar el legado familiar?

No siempre. Cuando nos fuimos graduando [mis hermanos y yo], hubo una ligera presión de parte de mi abuelo y mi mamá. Mi abuelo siempre nos decía ‘tienen un súper privilegio y una gran responsabilidad, depende de ustedes si lo quieren o no. Tal vez en 10 años cuando decidan trabajar en Yanbal, ya no estaré para enseñarles lo que sé ahora’. Siempre tuve abierta la posibilidad de aprender y trabajar en otros lados pero cuando ingresé a Yanbal, me encantó. Definitivamente no me veo en otro lado. Es mi futuro, lo tengo claro.

—¿Cuál es tu cargo actualmente en la empresa?

Soy líder de comunicaciones de marca y relaciones públicas. Me encargo de reforzar la inclusión en todas las acciones de Yanbal y potenciar sus alianzas con causas sociales. Ponemos gran énfasis en la inclusión de mujeres latinas y de la comunidad LGTBIQ+. Siempre hemos creído en estos valores, pero no teníamos una comunicación clara. También veo todo el tema de causas sociales. El alma de Yanbal siempre ha sido cambiarle la vida a la mujer, de ahí nuestro esquema de consultoras. Nos enfocamos en causas sociales que apoyen la educación de niñas y mujeres en poblaciones de riesgo.

—Antes de llegar a este puesto, pasaste por muchas áreas de la compañía. ¿Te preparas para asumir un rol más protagónico en el futuro?

De todas maneras. Mis hermanos y yo. Los tres sentimos la responsabilidad hacerlo crecer y sacarlo adelante. No tenemos todavía un rol de liderazgo aún, mi abuelo y mi mamá tienen las gerencias generales grandes pero nos estamos preparando para que tomemos roles mas protagónicos dentro de Yanbal en el futuro.

—Entonces, ¿en qué momento y por qué decides abrir tu propia marca de cosmética?

Después de dos años en Yanbal, vi que existían ciertos productos y tendencias a nivel global que derrepente todavía no resaltaban tanto en Latinoamérica. Había una oportunidad fuera. Además, había un deseo personal de emprender y conocer el mundo emprendedor en carne propia. Teníamos el know how como para hacerlo. Entonces, decidí tomar el riesgo. Son ganas de crecer y probar fuera de lo que es Yanbal. Pero llevo ambos trabajos a la par.

—¿Cómo fue el proceso creativo de “Wisdom of Qara”? ¿Por qué elegiste insumos amazónicos para los productos?

Investigué productos, laboratorios, creando el ADN de la marca. Lo que queríamos es que sea una marca de ingredientes naturales del Amazonas. A través de Yanbal, en donde usamos productos amazónicos como la uña de gato, la lúcuma o la uchuva, descubrí el poder que tienen los ingredientes naturales específicamente de la amazonía para cuidar, nutrir e hidratar la piel. Estuve en casa de un chamán en Chazuta, a dos horas de Tarapoto, cuando estaba creando la marca. Me quedé en su casa y me encantó su filosofía que tiene que ver con creer en la naturaleza y en el poder sanador de las plantas...enseñar a las nuevas generaciones a cuidar el ambiente. Me gustó el hecho que Qara pueda devolver a la comunidad. Por eso, el 1% de las ventas [porque aún somos una empresa chiquita] van a Amazon Conservation Association, una ONG que cuida el Amazonas y protege la vegetación.

—¿Cómo ha sido el recibimiento de la marca en estos primeros meses de lanzamiento?

En octubre empezamos lanzando cinco productos para la cara. La idea es que sea una rutina completa de rostro con 94% de ingredientes naturales. Incluye un limpiador exfoliante a base de camu camu, una mascarilla de arcilla blanca amazónica, la crema hidratante con uchuva y jengibre y extracto de arroz, el aceite con uchuva y un complejo de nueve aceites naturales y bálsamos para labios con cacao blanco. El recibimiento fue muy bueno en España y en la Unión [Europea], también. El limpiador y el aceite son los productos estrellas, junto a los nuevos lanzamientos: el champú sólido y el spray desenredante. Quiero que Qara que sea una marca holística con pocos productos para todo un cuidado de piel y del cuerpo. Y responsable con el medio ambiente, por supuesto.

—Qara se abre paso en el mercado europeo. ¿Por qué decidiste lanzarla allá y no en Perú bajo el paraguas de Yanbal?

Por varias razones. La primera es que la venta por ecommerce en Europa es mucho más grande que en Latinoamérica, incluido el mercado de cosmética natural, por supuesto. Además, estaba el tema de “lo exótico”. Ahora mismo existe algo que se llama el “boom peruano”, al público extranjero le encanta y consume la gastronomía, los paisajes y los ingredientes peruanos. Por eso, empezamos acá en España. Pero mi plan siempre ha sido empezar acá y si va bien, vemos de exportar a Perú. De hecho, ya tengo planes para exportar nuestra primeras cien unidades para octubre o noviembre, así que estoy muy emocionada.

—Con toda tu experiencia, ¿cuáles dirías que son los retos que afronta el mercado de la belleza en Latinoamérica ahora mismo?

La digitalización en el mundo de la belleza es un reto grande para compañías en Latinoamérica. Aunque en otros mercados es algo establecido, la gente compra productos de belleza online, en el nuestro es un reto que el consumidor logre esa confianza como lo han hecho con las aerolíneas, por ejemplo. Sobre todo por el tema de probar los productos y la desconfianza en el mercado digital. Todavía cuesta y no está tan integrado. También, hay un gran crisis de materias primas por la pandemia para todas las empresas en el mercado. Hoy se tiene que ver cómo ser eficiente sin desmejorar las formulas. Por ejemplo, no es conveniente recaer en un solo proveedor para los insumos porque pueden subir los costes de repente. Hay un gran desabastecimiento global desde la pandemia y eso impacta en costes de todo. La industria de la belleza es una de las más golpeadas en este tema. Por último, está el tema de la belleza limpia. Convertir las formulas más clean: libres de sulfato, siliconas, que no sean testeadas en animales. El consumidor de hoy busca productos limpios y seguros.

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