Luciana Villegas

Positiva, reilona, cautivadora. Así es Natalia Salas. Ni la pandemia o el postparto han logrado quitarle la sonrisa del rostro. Ni siquiera un diágnostico de cáncer de mama, la segunda neoplasia más frecuente en nuestro país, según datos del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Perú (CDC, 2022). Recibió la noticia en septiembre y desde entonces grabó una canción, actuó en una obra en el teatro Pirandello y hasta lanzó una agenda para sus fieles seguidoras. Como diría su oncólogo: “para no creer”.

Y aunque su energía parece nunca acabarse, Natalia también llora. También se cansa. También se agobia. En exclusiva con El Comercio, la actriz y cantante peruana se deja ver vulnerable mientras hace un recuento de lo que han sido estos meses desde el diagnóstico. Pero eso sí, solo por unos minutos. Luego, vuelve la sonrisa y la espalda erguida. Y no es una pose ni mucho menos, es una decisión. Una forma de afrontar la vida. “Parada y sin polo”- como le gusta describirse-, la actriz revela que el teatro es su refugio, que Sergio y Leandro son su mayor fuerza para continuar y que el cáncer no va a parar sus planes para este año. Sin duda, tenemos Natalia para rato.

—Empezaste tu carrera cantando pero podríamos decir que te has desarrollado más en la actuación. ¿Siempre supiste que serías artista?

Siempre. Mi mamá me cuenta que de chica le preguntaba: “¿Puedo ser artista y mamá?”. Era mi temática de vida (ríe). Agarraba los desodorantes de la casa como micrófonos, subía a la rocola de mi familia...o sea olvídate. Toda la vida he sido la que cantaba, la que bailaba, la que hacía disfuerzos...desde chiquita.

—Has incursionado en la televisión, el teatro, los comerciales y hasta la conducción...¿cuál es el proyecto que más recuerdas y por qué?

Pucha, es que hay varios en verdad...pero el que marcó un antes y un después en mi vida fue “Al fondo hay sitio”. Ya había protagonizado novelas, pero el boom que fue esa serie fue increíble. Me acuerdo que Efraín nos decía para hacer giras con el elenco. Una vez en Tingo María pensaba “no me va a conocer ni Dios aquí”, cuando de repente escucho a todo el coliseo gritar “Andreaaa” (ríe).

(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
/ ALESSANDRO CURRARINO

—Justamente, están quienes te recuerdan por tu icónico papel de Andrea en “Al fondo hay sitio” y toda una nueva generación que te reconoce por el popular “Seeergiooo”. ¿Cómo vives esta nueva era de tu carrera en redes sociales?

Es alucinante. No estoy en televisión desde el 2020 que entramos en pandemia. Estaba conduciendo un programa y por pandemia me invitaron al retiro porque obviamente no se podía (ríe). Y bueno, luego salí embarazada. Fue ahí cuando empecé a crear contenido en redes sociales, contando mi día a día. No me di cuenta del poder de la plataforma hasta que nos fuimos con Sergio de viaje a Punta Sal en septiembre del 2021 y todos los días nos reconocían y nos decían: “¿Tú eres la que grita ‘seeergiooo’, no?”. Incluso, me pedían foto con él también y yo “¿qué?” (ríe).

—Tu conexión con la audencia es evidente, tu perfil está lleno de comentarios de apoyo a diario...

Sí. Creo que la gente te llega a conocer a través de tu día a día. Soy actriz pero en la vida real no puedo fingir. Si un día me siento mal, no puedo grabar algo para mis redes y sacar una sonrisa de donde no hay. Y la gente parece que se da cuenta de eso. Es alucinante lo importante que es la red de apoyo para una persona que lleva un proceso oncológico. Sí, tengo una forma particular de ver la vida y lo que he buscado en redes sociales, es decir “oye soy tan humana como tú. Y si yo puedo, tú también puedes”. Es una decisión ver el vaso medio lleno.

—Esa forma de ver la vida te ha impulsado a continuar en tarima. ¿Cómo fue la experiencia con “Las Chicas del 4to C”?

Hay dos tipos de personas. Las que prefieren echarse a su cama y quienes no se pueden quedar quietas, como yo. He trabajado todas las semanas. He grabado una canción que me escribió Jessyca Sarango, me fui de viaje con mi familia a Europa, hice una obra de teatro, lancé una agenda. Sergio me dice “cálmate” (ríe). Incluso, la gente me dice “¿Te estás poniendo la quimio de verdad, no?”. Esto me ha envalentonado a tomar las riendas y hacer cosas.

—¿Podríamos decir que el teatro es un salvavidas hoy más que nunca?

Sí. El teatro y la música siempre han servido para refugiar corazones.

—En “Las Chicas del 4to C” compartiste escenario con Anahí de Cardenas, quien ha vivido el mismo diagnóstico que tú. ¿Fue un apoyo para ti?

Sí. Por un lado era loco, que cinco mujeres estén en una obra y dos han pasado por esto. Y por otro; vivir esto con ella era mágico, poderoso, abrazador. Fundamental para mí. Vivía en el futuro. Ya sabía lo que iba a pasarme porque Anahí me lo adelantaba, cosa que ella no pudo tener.

(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
/ ALESSANDRO CURRARINO

—En entrevistas anteriores has contado que cuando supiste que tenías cáncer, pensaste: “No me puedo morir. No he traído a un hijo al mundo para morirme”. ¿Cómo se vive un diagnóstico de cáncer en plena maternidad primeriza?

Y pandémica, no te olvides. Y actriz...hipocondríaca (ríe). Tenía todo el combo para salir loca. O sea, o me quitaban la teta o me iba al Larco Herrera (ríe). El primer momento fue impactante porque además, fue largo el proceso para encontrar el diagnóstico. Fui a varios especialistas, uno me dijo que no era nada y le creí. Entonces, iba celebrando que no era nada y luego me deprimía porque podía que sí. Y así estuve. Felizmente llegué a mi mastólogo que me hizo una biopsia. De todas las posibilidades que hay pensaba que no era cáncer ni hablar. Para mí era cualquier cosa: mastitis, tubercolisis. Cuando veo carcinoma, pensé “¿qué?” Me acuerdo que me estaba bañando y fue como...no... ¿eso que no te lo crees? Lloré un día y medio. Al día siguiente, me limpié las lágrimas y dije “ya ok, ¿cuantas tetas sacamos?”.

—Hablemos de esa mastectomía. ¿Cómo viviste este proceso? ¿el cambio físico caló en tu salud mental?

No, pero creo que es por mi personalidad. Lo que me impresionó ni siquiera fue verme el seno recién extraído, lo que me daba miedo era asustar a mi hijo y ver la reacción de Sergio al verme mutilada. Eso era lo que me pasaba de vueltas, que no tiene nada que ver con él porque el me pidió matrimonio estando en mi peso máximo (ríe) y nunca me ha hecho sentir ni fea ni gorda. Nunca ha hecho un comentario de mi cuerpo que no sea mañoso. Te lo juro. (ríe). Eso me daba miedo y verguenza imaginaria, emocional. Porque él fue el que me ayudó a limpiarme las heridas, a bañarme porque no podía levantar el brazo. Después de esto: una pandemia, un embarazo, un postparto, un hijo que no duerme, un diagnóstico oncológico....digo: “diosito ya sé que es un buen hombre, basta de mandarnos pruebas” (ríe).

—En un video que compartiste en redes, Sergio se rapa el cabello contigo. Un solo gesto que me parece dice mucho de su relación...

Me di cuenta que quería ser mamá cuando lo conocí a él. Antes de eso no lo pensaba ni siquiera, por cosas que uno vive, piensa, siente ve..dices “no”. Soñaba y anhelaba y me sentía merecedora de un amor bonito, saludable, completo y no me iba a conformar con menos. Y cuando lo conozco a él digo “ala, si se podía ser feliz de verdad”. Y la vida nos ha ido pasando por diferente estadíos. En plena pandemia desempleados los dos y embarazados. Y ahora esto. No te puedo explicar lo agradecida que estoy con la vida que él esté a mi costado porque si hubiese estado sola, si no hubiese tenido a Leandro o si no lo hubiese tenido a él, a lo mejor no tendría ganas ni de trabajar, ni del tratamiento, ni de nada. A veces ni yo me soporto, porque paso por hormonas, y él es tan amable, tan amoroso, tan cariñoso, tan respetuoso que digo “asu, algo bueno debo haber hecho para merecerlo”. Es increíble. Es mi mejor amigo, es súper chismoso entonces chismeamos siempre, es súper amoroso...

—De ese amor tan bonito nació Leandro, ¿qué cruza tu mente cuando estás con tu hijo?

A veces pienso que solo estoy en el mundo porque tenía que venir Leandro. Es un niño tan todo. Es inteligente, gracioso. Sé que todas las mamás dicen “mi hijo es único”...pero este es de verdad (ríe). Lo veo con otros niñitos y digo “este broder está más allá”. Creo que está locaso también (ríe). Es súper ocurrente, habla todo, le gusta mucho aprender, es musical, canta....es maravilloso. Prefiero mil veces estar pasando por esto y que no lo pasen ninguno de ellos, ni Sergio ni Leandro.

—A eso le suelen llamar amor...

Sí, ¿no? (ríe).

(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
(Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio. Vestido: Amaro Casanova. Maquillaje: Katy Aguirre para Mus.pe.)
/ ALESSANDRO CURRARINO

—¿Eres consciente que eres un referente de fuerza y resiliencia para otra mujeres?

Me he dado cuenta en el camino. Es alucinante la cantidad de mujeres que pasan por un proceso oncológico. No dejas de ser más mujer porque te falta una teta, o no eres menos mamá porque no des de lactar. Y así como te digo que me escribieron “Ay, me fui a ver y ya me voy a operar”; otras me han escrito “es que te veo así recién operada trabajando, con tu hijo y yo llorando por el bryan. Me voy a parar”. Entonces digo “bueno, a lo mejor para esto también es”. El poder ayudar, acompañar.

—¿Qué le dirías a las mujeres que tienen miedo de ir a chequearse o que están pasando por un momento complicado como tú?

Lo que aprendí con el tiempo es que hay que abrazar las emociones que uno tiene y respetarlas. No voy a juzgar que no quieras pararte o no te quieras bañar. Está bien, hay que abrazar esos sentimientos pero hay que poner en una balanza o mirar alrededor. Si tú no sientes que vales lo suficiente como para por ti misma hacerlo, ¿quiénes están a tu costado? Que merezcan la pena que te pares. A la misma Natalia todavía le debo muchos sueños por cumplir, entonces lo hago por mí. Pero también hay un niño que quiere que lo cargue, que le dé de comer, que lo bañe, que lo haga dormir. Tengo un marido que tiene ganas de irse al cine conmigo, que tiene ganas de salir a pasear, de viajar conmigo...entonces hay tres personas por las que vale la pena ir y ponerte la quimioterapia, ir y ponerte la inyección de la menopausia, quitarte esa teta o las dos... hay que buscar en quien anclar o quien puede ser ese salvavidas que estás necesitando.