Desde elaborar pan hasta restaurar obras de arte: actividades y talleres que puedes hacer en Cusco estas Fiestas Patrias

La clase estuvo al mando de Marlene Pacheco, una cusqueña encantadora y madre de Diego Palomares, quien ideó este y otros talleres vivenciales que dictan, desde hace unos 3 años, en una hermosa casa ubicada en una colina de Tipón. La llamaron Hanaq Wasi, una expresión quechua que significa casa en el cielo por la vista privilegiada que tienen del Valle Sur. Allí puedes aprender sobre panadería artesanal, hierbas medicinales, pintado de máscaras de Paucartambo y otros saberes cusqueños.

Para elaborar el pan wawa nos ofrecieron un delantal, la masa de maíz, la harina y una carita colorida hecha en arcilla. Junto a un grupo de inexpertos panaderos, amasamos y formamos nuestra wawa para terminar decorando con grageas coloridas y chía. La sesión no solo fue entretenida, sino que resultó relajante.

El ambiente de este taller está delicadamente decorado y cuenta con un horno a leña donde se colocan nuestros panes por veinte minutos. Hicimos tiempo en el jardín, donde jugamos al cuy. De vuelta en el taller, rodeamos el horno para ver cómo había quedado nuestra wawa y la recibimos orgullosos. Sin duda, uno de los mejores recuerdos del viaje.

Rumbo a la Roma de América

Y digo uno de los mejores recuerdos porque no es el único. En la Iglesia San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, más conocida como la Capilla Sixtina de América, acaban de estrenar un taller en el que puedes convertirte en un restaurador de piezas de arte. Lo dictan los mismos profesionales que trabajaron, durante seis años, en la restauración de este templo pintado en el siglo XVII. Así que es una experiencia de lujo.

“Uno de los atractivos que más llamaba la atención a los turistas, cuando visitaban la Ruta del Barroco, era la interacción con los restauradores (...) Luego de la pandemia, las personas quieren experimentar y no solo observar. Eso nos llevó a plantearnos la idea de realizar una actividad en la que el visitante pueda interactuar y no solo preguntar o mirar. Lo que queremos es que el visitante sienta lo mismo que sintieron las personas que ornamentaban el templo en el siglo XVII”, explica Franko Febres, gerente comercial de la Ruta del Barroco Andino.

Recorrimos el templo icono de esta ruta, que en la sala bautismal luce la frase “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” en 5 lenguas: español, latín, quechua, aymara y puquina. Nos sorprenden las pinturas de Luis de Riaño, los órganos del siglo XVII y el altar principal. Después de subir al campanario, Edgard Peralta, docente en artes plásticas con especialidad en restauración, nos invita a un espacio que han acondicionado a unos pasos de la iglesia para iniciar el taller.

Nos brindaron un pequeño lienzo con marco de madera y un pincel para iniciar nuestras labores. Peralta explicó y nos guió paso a paso en el proceso de restauración. Para ahorrarnos el tiempo de secado, nos dieron lienzos trabajados con anterioridad. Después de aplicar varias capas protectoras, realizamos el baño en pan de bronce. “No usamos pan de oro por el costo, pero el proceso es el mismo”, precisa el especialista. Por último, nos ponemos creativos para replicar una imagen que llevaremos de recuerdo a casa.

Parada fotográfica

Si llegaste a Andahuaylillas, te sugiero avanzar un poco más al sur para visitar el distrito de Huaro. En este lugar se encuentra la capilla de la Virgen Purificada de Canincunca, que forma parte de la ruta del Barroco Andino y que destaca por los murales que lucen sus muros y techos al interior.

Desde su frontis se ve la laguna de Urcos y al frente, después de una caminata de unos 10 minutos, puedes llegar al mirador de Cielo Punku también conocido como la Mano de Huaro. Un atractivo muy fotogénico, que solo cuesta S/3 y que te regala la postal estrella del Valle Sur.

Ruta con sabor

Todas estas experiencias nos abren el apetito. Lo bueno es que la ruta del Valle Sur es famosa por su circuito gastronómico: Saylla es el distrito cusqueño donde se come el mejor chicharrón de Cusco, que llega a la mesa acompañado del tradicional tocto o piel del cerdo frita.

Tres kilómetros al sur se encuentra Tipón, la capital del cuy tal y como indica un letrero que nos da la bienvenida a este distrito de la provincia de Quispicanchis. El animal se prepara al horno y se sirve con pastel de papa. Si cuentas con tiempo, debes recorrer el parque arqueológico de Tipón que es una joya de la ingeniería hidráulica destacada en el mundo.

En Oropesa es obligado comprar el pan chuta, que parece una pizza por su gran tamaño. Está hecho como nuestras wawas, en hornos tradicionales y es perfecto para compartir. Como esta ruta poco convencional, que te lleva al corazón del Cusco desde el otro Valle.