"Game of Thrones": los mejores episodios [PUESTO 9]

Con 50 episodios, "" está lleno de momentos definitorios para los personajes. "Mother’s Mercy" ("Misericordia de la Madre") es el capítulo que más ha dado que hablar desde "The Rains of Castamere", pues concluye por todo lo alto una quinta temporada más bien irregular. Este final suelta bomba tras bomba, sea el punto final a ciertas historias o pausas en otras para beneficio de la narrativa.

Stannis Baratheon, por más que el actor Stephen Dillane ninguneara al personaje, dice adiós al viaje que inició por las razones equivocadas. En su campaña hacia Winterfell, sus mercenarios huyen y roban los caballos, luego su esposa se suicida y la bruja roja (Melisandre de Asshai) lo abandona, consciente de que las predicciones de victoria que hizo no le dieron nada bueno al rey. Con un ejército diezmado, pero sobre todo de baja moral, Stannis no tiene oportunidad contra los Bolton.

Stannis es responsable de esta miseria. Mata a su hija en un ritual por consejo de Melisandre, algo inesperado para muchos; pero recordemos que se trata del mismo hombre que ordenó el asesinato de la sangre de su sangre, Renly Baratheon, con un clon de sombra.

Y aquí entramos a la historia de Brienne of Tarth (Gwendoline Christie). Dispuesta a proteger a Sansa Stark y vengar a Renly Baratheon, elige lo segundo y descuida la guardia que debió mantener a Winterfell. Justo cuando se va del puesto, Sansa, prisionera y víctima de los Bolton, da la señal para que la rescaten. Pero nadie la busca y la hija de Ned Stark corre peligro ante Myranda, amante de Ramsay Bolton.

Es entonces cuando Reek (Alfie Allen) empuja a Myranda y la hace abrazar el suelo de Winterfell, para siempre. El cómo Theon Greyjoy rompió el condicionamiento Bolton, que alteró su personalidad hasta convertirlo en un tipo temeroso, solo tiene respuesta en la mente del espectador. Al igual que la huida sorpresiva de Melisandre; David Bennioff y D.B Weiss, productores generales y guionistas del episodio, priorizan el impacto antes que la coherencia. Y como lo primero está tan bien hecho, lo segundo es una concesión que esperan del público.

De otro lado, en Meereen, todas las escenas de Tyrion Lannister (Peter Dinklage) en el episodio, al igual que en el resto de la temporada, han sido geniales, pero ninguna llega al nivel de sus conversaciones con Varys. La "araña" apareció solo en una escena de "Mother’s Mercy", pero solo eso basta para mejorar todo.

Y mientras Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) vive su propio problema con el khalasar que la encontró, otra reina sufre en Westeros. Cersei Lannister (Lena Headey), quien por fin confiesa parte de sus pecados ante el Gorrión Supremo, busca la "misericordia de la Madre" (uno de los siete dioses de Westeros) y solo obtiene dolor y humillación. Ella murió un poco en este episodio, forzada a caminar desnuda mientras King’s Landing le lanza insultos y basura. Por si fuera poco, no sabe que Myrcella Baratheon, su hija, ha sido asesinada por las serpientes de arena de Dorne en venganza por la muerte de Oberyn Martell.

Cada una de las escenas antes descritas bien podrían ser el final de temporada en cualquier otra historia, pero "Game of Thrones" no quiere eso, no todavía. Aún es posible otorgar más castigo cuando Jon Snow (Kit Harington) aprende a la mala que no puede recibir a los salvajes en Castle Black sin esperar una traición.

Esta muerte, directamente inspirada en la de Julio César, es inevitable por las elecciones difíciles de Jon Snow en un momento sui géneris para la Guardia de la Noche.

Incluso en sus momentos bajos, "Game of Thrones" construye su historia en base a causas y consecuencias, algo básico en ficción de todo tipo, pero que suele olvidarse con facilidad para complacer al espectador. Más le vale a HBO ser consciente de ello si decide revivir al bastardo.

Contenido sugerido

Contenido GEC