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Cine y fútbol
Oscar García

El año pasado, más gente fue a ver películas peruanas de fútbol que personas al estadio a ver los partidos del campeonato descentralizado. Se puede entender eso. La promesa de un final feliz y cinematográfico resulta más reconfortante para muchos que la trágica realidad del balompié nacional. A nadie le gusta pagar para ir a dormirse en las gradas, pero una risa fácil, por algunos soles, puede ser bienvenida. De las tres películas peruanas más taquilleras que se vieron en el 2016, dos giraban en torno al fútbol. y Guerrero, que en conjunto llevaron a 1’735.000 espectadores a las salas. Solo fueron superadas en taquilla por la comedia Locos de amor, que se ubicó en el primer puesto. Para poner perspectiva, la cifra combinada de asistencia al estadio de los clubes Alianza Lima y Universitario, el año pasado, fue de 835.000 personas. Nada más.

“No es sencillo grabar escenas de fútbol. Cuando consigues la jugada, la cámara no la ha registrado; cuando la tienes lista, la jugada no te sale, porque no somos futbolistas profesionales”, dice , que fuera el protagonista de Calichín y que está por estrenar en agosto , su segunda película como director. De las cinco semanas de rodaje, dos se dedicaron por completo al partido final. La trama de la película gira en torno a un equipo de barrio malísimo. Tan malos que juegan solo para salvar la categoría interdistrital, pero que se ven obligados a jugarse el partido de sus vidas cuando apuestan sus casas.

Para grabar Once Machos se revisó filmes como Escape a la victoria, o Metegol, del oscarizado Juan José Campanella, quien consideraba a ese deporte como un gran recurso dramático. “Estoy seguro de que se seguirán haciendo más películas así, porque están gustando. A la gente le gusta identificarse con los equipos chicos, en los que nadie cree, y eso es un poco lo que sucede en Once Machos”, dice Miyashiro.

El 'Cholo' a la pantalla
El cine tenía apenas tres años de nacido cuando se registró en película un partido de fútbol. Son 45 segundos los que dura el metraje del encuentro de la liga inglesa entre el Blackburn y el West Brom, en el Ewood Park, en setiembre de 1898. La calidad es tan mala que apenas se puede reconocer algunas jugadas.

En el Perú, la tradición del cine pelotero empieza en 1972, con Cholo, dirigida y escrita por Bernardo Batievsky, que produjo también Espejismo (1973), de Armando Robles Godoy. Cholo no tuvo el mismo prestigio. Se estreno en 15 salas y duró poco en cartelera. Aunque la estrella de Hugo ‘Cholo’ Sotil, el protagonista, estaba en ascenso –un año después firmaría por el Barcelona–, era evidente que lo suyo eran los chimpunes y no las cámaras.

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