Oscar García

Esta historia comienza con un viaje de vacaciones. La locación es la lejana Nepal y los protagonistas son la entrañable Wendy Ramos (Lima, 1966) y un pequeño objeto de lana, de dudosa factura, que compró a un ambulante, guiada por la pena que a veces sentimos por algunos objetos inanimados. “Estaba en un mantel, junto a una vaca y un ratón, todo arrimado, y pensé que nadie lo iba a querer llevar, así que lo compré”. Salvado por la compasión, el bicho de marras al poco tiempo se robó su corazón. Ella lo enseñaba con cariño (“mira qué bonito mi conejo”), y la respuesta que recibía de todos era la misma (“es un perro, mira sus patas rectas”). La decisión salomónica fue resolver que se trataba de un “perronejo” y la polémica quedó ahí.

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