Oscar García

Cuando “Viejos amigos” se estrenó en salas en agosto de 2014, muchos celebraron la llegada de una comedia atípica para los estándares peruanos. La ópera prima del director Fernando Villarán tenía como protagonistas a tres legendarios actores nacionales: Ricardo Blume, Enrique Victoria y Carlos Gassols, quienes ya transitaban con solvencia por el otoño de sus días. Poner a tres adultos mayores en roles protagónicos para un mercado aparentemente obsesionado con el culto a la juventud parecía un riesgo, pero la cinta demostró frescura y el resultado fue un taquillazo sorprendente. No pocos salieron de esa cinta con la sensación de ir corriendo a abrazar a sus abuelos. “Ya desde esas épocas, mucha gente nos pedía que hiciéramos una secuela, y yo no sabía qué responderles, porque para mí la historia de estos tres amigos, que debían cumplir la última voluntad de su amigo muerto, estaba cerrada”, reflexiona el director Villarán.

Por si fuera poco, la lamentable muerte de dos de sus actores principales, en 2018 y 2020, cerró esa posibilidad. Pasaron dos años para que Villarán tuviera la idea de volver al universo de “Viejos amigos”, pero desde otra perspectiva: con una historia sobre amistad femenina. Así nació el guion de “Viejas amigas”, que relata la historia de Charo, Pilar, Meche y Cristina, cuatro amigas de toda la vida que disfrutan sus días jugando a las cartas, bromeando de cualquier cosa y tomando lonche juntas. Pero su pequeño mundo de complicidad sentimental se quiebra el día que una de ellas cae enferma y el resto decide rescatarla de una clínica para llevarla en un viaje hasta la Virgen de la Puerta, en Otusco (La Libertad). Sobra decir que el periplo está lleno de situaciones que les enseñará una lección sobre sí mismas.

Para los papeles principales fueron escogidas las actrices Haydeé Cáceres, Ana Cecilia Natteri, Milena Alva y Patricia Frayssinet, todas de más de setenta años, quienes aunque se conocían por tanto tiempo compartiendo sets y tablas, no habían tenido oportunidad de desarrollar una amistad como hasta ahora, que convivieron un mes entre el rodaje, sus descansos, sus divertidos viajes por carretera y hasta sus sesiones de maquillaje.

Cine: Ya se puede ver el tráiler de ‘Viejas amigas’.
Cine: Ya se puede ver el tráiler de ‘Viejas amigas’.
/ DANIELA TALAVERA

La película busca romper con ciertos estereotipos que las películas tienen hacia personas de la tercera edad, a quienes a veces se utiliza como un elemento de soporte o incluso casi como un asunto decorativo. “Para mí, esta película es un homenaje a la amistad femenina, pero también creo que reivindica a la mujer mayor, con potencia, con espiritualidad”, dice Haydeé Cáceres, quien interpreta a Meche. Milena Alva, en el papel de Cris- tina, complementa: “Reivindica a una mujer que tiene energía, que puede tener sus comentarios picantes así como ganas de seguir trabajando. Somos capaces de correr, de treparnos a un camión de verduras o hacer parar un bus”.

En "Viejas Amigas" los personajes emprenden un viaje para tratar de ayudar a una amiga que esta enferma.
En "Viejas Amigas" los personajes emprenden un viaje para tratar de ayudar a una amiga que esta enferma.

Para Ana Cecilia Natteri, que hace de Pilar, la película es especial, entre otras cosas, porque ya no se ve a cuatro señoras protagonizando una cinta. “Es un homenaje a la edad de las mujeres. Las cosas ya no son como antes, por la expectativa de vida. Mi marido me decía que su abuela, a los 50 años, se puso un manto y esperó la muerte, porque estaba viuda. Eso es atroz. El mensaje de esta película es que si la vida continúa, aprovéchala”. Natteri cita un sabio dicho de Camucha Negrete para defender su punto: “No hay que dejar entrar al viejo”. Ni a tu vida ni a ninguna parte.

La divertida escena del chapuzón en la playa fue bastante conversada por el equipo y las actrices. Fue un momento catártico.
La divertida escena del chapuzón en la playa fue bastante conversada por el equipo y las actrices. Fue un momento catártico.

Patricia Frayssinet interpreta a Charito, la más coqueta del grupo, la más enamoradiza. La experiencia de grabar no la cambiaría, a pesar de sacrificios como despertarse a las 4 y media de la mañana: “Nosotras nos conocíamos, pero esta película nos volvió amigas. A veces extraño reunirme con ellas”. Cada una guarda demasiadas anécdotas de rodaje, pero la que nunca olvidarán es una escena catártica que involucra un sorprendente chapuzón en el océano. “Yo siempre he sido muy pudorosa, y nunca he enseñado nada. Ahora lo conversamos con Fernando y entre nosotras. Y era algo que se necesitaba para los personajes, después de todo lo que les pasó. Lo conversamos y al final dijimos ‘al diablo, ya estamos en el barco, tenemos que navegar’. Y fue muy linda la escena. Solo que hacía mucho frío”. //

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