Los secretos detrás del video de Me elevé, por Pedro Suárez-Vértiz. FOTO: Captura de YouTube.
Los secretos detrás del video de Me elevé, por Pedro Suárez-Vértiz. FOTO: Captura de YouTube.
Pedro Suárez Vértiz

Buscando buenas imágenes para mi musical Cuéntame, Los Productores coincidieron en que los mejores primeros planos de mi carrera estaban increíblemente en mi primer video solista. Un clip austero pero artísticamente notable.

Al director, Augusto Rebagliati, lo conocí en Sono Sur, una pequeña pero ambiciosa disquera creada por el famoso Ricardo Ghibellini. Augusto, por ese entonces, se recurseaba ‘frileando’ (de freelance) spots para bancos estatales y no estatales, champús, aceites, ropa, etc. Esto se debía a que con los sueldos de ese entonces ni a la empresa ni a uno le convenía ser incluido en planilla.

Un día me encontré con Augusto en el aeropuerto. Él regresaba de grabar una campaña política, mientras que yo salía de gira. Conversamos apuradamente y le confié que necesitaba un video clip y que tenía la canción perfecta para ello. Meses más tarde nos reunimos en mi departamento de Aljovín con Alcanfores. Allí conoció a mi esposa Cynthia, su gemela Barbie y a mi mánager Robelo.

Mi primer álbum solista, No existen técnicas para olvidar, lo había producido, como Augusto decía, with a little help from his friends y la canción que le propuse filmar fue Me elevé, basada en la experiencia trascendental de mi productor Manuel Garrido Lecca. El gerente de CBS, Augusto Sarria, siguiendo su gran olfato, estaba más que seguro de que sería un hit.

Le entregué el CD a Rebagliati y lo escuchó varias veces. Desmenuzó la canción. Pero antes de todo nos preguntó a Robelo y a mí con qué presupuesto contábamos, pues hacer videos exige muchos gastos, así todos trabajen gratis. Intercambié miradas con Robelo para luego responder en coro: “Nada”. “Ah, ya, cuando tengan algo de plata me avisan”, dijo Augusto. Surgió un gran silencio que solo se rompió por un casi inaudible: “Pero... ¿acaso no hay una manera de arreglar esto?”, por parte de Robelo. Parecía un “tombo descolgándose”, como lo describió después Augusto en sus memorias.

Augusto nos reiteró que mejor conversemos cuando tengamos algo de plata. “Y ahora, ¿quién podrá salvarnos?”, pregunté. Augusto nos sugirió buscar un auspiciador. Sonaba bacán la idea, pero no se nos ocurría ninguno. En medio de un juego de miradas por ver quién daba la primera idea, un piadoso Augusto soltó que Levis podía ser el indicado. Su amigo era gerente de marketing, así que nos pusimos en contacto. Yo tendría que usar ropa Levis por un año y listo, habría canje.

Grabamos el video en mi casa, en mi cuarto, en mi cama, caminando por Barranco y Miraflores, en los malecones (donde ahora está Larcomar), en las escaleras que bajaban a la playa, en el trébol de la Javier Prado, en la casa del pianista Gabriel García Miró, en el estudio fotográfico de Eduardo González, en la orilla del mar y en las rocosas playas al lado de La Chira.

Terminada la edición y con mi copia bajo el brazo, fui invitado al programa de Jaime Bayly, quien adquirió mi disco por cuenta propia y hacía semanas que lo recomendaba por televisión. Jaime fue el primero en difundir el video. Recuerdo claramente que esa noche llamaron al programa Christian Meier y Sergio Galliani a felicitarme efusivamente.

Augusto Rebagliati demostró al Perú que un buen video no es cuestión de plata ni de grandes producciones. Es cuestión de voluntad y dedicación. Yo tampoco recordaba la historia pero se investigó muchísimo para mi musical Cuéntame y, buscando lo mejor de mi carrera, llegamos al trabajo del gran Rebagliati.

El clip fue considerado el video del año en el instituto Charles Chaplin y MTV lo programó de inmediato. Me llamaron del Bertolotto para premiarme por lo mismo y fui a recibirlo. Pero, aunque yo haya sido el protagonista y autor de la canción, no fui yo el autor del video. Y claro, me invitaron a mí para llenar el local.

La ‘arqueología’ musical me ‘removió los conchos’ demasiado. Han pasado ya más de 25 años del lanzamiento de Me elevé y todavía en YouTube sigue sumando millones de vistas cada año. El brillante Augusto Rebagliati se merece todas las felicitaciones. //

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