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En 2005, Michael Jackson fue encontrado no culpable en un sonado juicio por abuso sexual de menores. (Getty Images vía BBC)
Pedro Suárez Vértiz

Durante esta semana, no solo familiares, sino también fans de todo el mundo visitaron el cementerio de Forest Lawn de Glendale, en Los Ángeles. Allí reposan los restos de , exponente máximo de la música pop e icónico bestseller de la industria musical. La razón de las visitas no es otra que el décimo aniversario del fallecimiento del artista. Irónicamente, Michael Jackson ha estado en el ojo del tormenta en los medios durante la primera mitad de este año, debido a un documental británico en el cual se le acusa de pedófilosobre la base de explícitos testimonios de Wade Robson y James Safechuck, dos adultos que compartieron infancia con el ‘Rey del Pop’.

Pero en esta semana hubo un paréntesis para llorar y recordar su larga trayectoria musical llena de éxitos, que arrancó cuando él tenía apenas cinco años de edad. Michael Jackson murió el 25 de junio de 2009, en su mansión en North Carolwood Drive, en Los Ángeles, California, a los 50 años de edad. La razón fue un paro cardiorrespiratorio a causa de una sobredosis. Durante los últimos años se ha especulado que este acto fue provocado por alguien. Es decir que fue un homicidio. El Instituto Forense de Los Ángeles declaró que fue “una intoxicación del anestésico propofol” la causante del deceso.

El médico personal de Jackson, Conrad Murray, fue hallado culpable el 7 de noviembre de 2011. Conrad fue enviado a prisión, donde pasó dos años de una condena de cuatro. La investigación arrojó que la sobredosis fue involutaria, ya que Murray solo aumentó la medicación para ayudar a Michael con el sueño. El cantante solía pedirle a Murray “su lechecita” para dormir. Esto por el color blanco del poderoso sedante líquido llamado propofol. Aunque muchos tienen la certeza de que el propio Jackson se aumentó la dosis luego de que su médico abandonara la habitación.

Lo que ocurrió aquella noche fue que Michael regresó de ensayar para su próxima gira de conciertos, llamada This is It. Llegó a su mansión un poco pasada la medianoche e intentó acostarse y dormir, pero no pudo. Michael sufría de insomnio crónico desde hacía varios años. El doctor Murray se encontraba con él e intentó sedarlo para que pudiera descansar. Al ver que no funcionaba, Murray procedió a aplicarle otros medicamentos para acelerar el proceso en varias ocasiones, pero aun así Jackson no conciliaba el sueño.

Durante toda la noche Michael no pudo dormir. Entre los medicamentos que tomó estaban valium, lorazepam y midazolam, pero nada resultaba. Fue entonces, a las 10:40 a.m., que el doctor no tuvo otra opción que inyectarle propofol, el cual logró hacer que Michael cierre los ojos y se ponga a dormir, sin saber que esta vez iba a ser para siempre. Nadie lo vio venir. Incluso sus hijos de 11 y 12 años vieron a su padre en su cama sin vida sin advertencia alguna.

La respectiva llamada al 911 fue ejecutada y en cinco minutos aparecieron los médicos para trasladarlo al hospital Ronald Reagan, en la UCLA, donde fue declarado muerto minutos después de llegar, tras no poder ser revivido. Helicópteros e infinidad de unidades de prensa rodearon el nosocomio hasta el anuncio oficial del deceso de Jackson. Sony Music vendió en un solo día lo que el intérprete de Thriller no había vendido en años.

Esta semana vuelven a revivir canciones y recuerdos del ‘Rey del Pop’. Pero no hay eventos ni galas mediáticas relacionadas al aniversario de la muerte de Jackson, y menos con artistas conocidos. Parece que desde que Madonna se ganó una ola de críticas por hacer un brevísimo comentario a favor del cantante, luego de la emisión del documental Leaving Neverland, nadie quiere verse en algo vinculado a Jackson. Es más, mucha prensa ha titulado la coincidencia del documental con este décimo aniversario, como ‘la segunda muerte de Michael Jackson’.

Su hermana Janet arremetió en The Sunday Times: “Me encanta cuando veo a los niños emularlo, cuando los adultos aún escuchan su música. Simplemente, te permite saber el impacto que mi familia ha tenido en el mundo. Espero no sonar arrogante de ninguna manera, solo estoy diciendo la realidad. Es realmente obra de Dios y estoy agradecida por eso”. //

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