Nora Sugobono

La pasta desconoce de estaciones y ocasiones, eso lo sabemos bien en esta página. Hay que admitir, sin embargo, que son los días grises (que ya empiezan a asomarse en Lima) aquellos que más nos invitan a abrigar cuerpo y corazón con un plato humeante y potente. Es justo ahí donde nos encontramos con el calor de una buena boloñesa, el impulso de un soberbio ragú o la pasión de una salsa enchupetada a base de mariscos. Si los ravioles, panzotti o malfatti con los que se acompañan dichas preparaciones se han elaborado en casa, entonces la felicidad es completa. Es en las cosas simples, pero bien hechas, donde radican los placeres más genuinos.

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