“Un deseo irlandés”: Lindsay Lohan en un intento fallido por recuperar la magia del cine romántico | RESEÑA

En la esperada película “Un deseo irlandés”, Lindsay Lohan regresa a la pantalla grande bajo la dirección de Janeen Damian, en lo que prometía ser un retorno triunfal a la comedia romántica. Sin embargo, lo que encontramos es una trama predecible y carente de la chispa necesaria para cautivar al espectador, haciéndola una cinta genérica.

En el corazón de la historia se encuentra Maddie, interpretada por Lohan, una editora enamorada del exitoso novelista Paul (Alexander Vlahos). La complicación surge cuando Maddie descubre que Paul planea casarse con su mejor amiga, Emma (Elizabeth Tan), sumiéndola en un torbellino de emociones. La trama nos lleva a una boda en Irlanda, donde un deseo desesperado de Maddie se convierte en realidad, colocándola inesperadamente en el papel de la novia. Sin embargo, incluso este giro mágico no puede salvar la película de caer en los clichés más trillados del género.

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Luchando por encontrar su tonada

A diferencia de su predecesora, “Navidad de golpe”, que lograba mantener cierto encanto dentro de su fórmula, “Un deseo irlandés” lucha por encontrar su tono adecuado. Oscila entre una comedia romántica genérica y un intento de frescura que no logra materializarse. La falta de cohesión narrativa se hace evidente en la desconexión entre los personajes y la trama, exacerbada por diálogos teatrales e inorgánicos que más parecen sacados de una telenovela que de una película digna de recordar.

Un escenario pintoresco sin profundidad

Si bien los hermosos paisajes de Irlanda sirven como telón de fondo pintoresco, su uso parece más una excusa para resaltar clichés y estereotipos que para enriquecer la historia. La introducción de elementos mágicos, como un hada que cumple los deseos de Maddie, se siente forzada y poco orgánica, añadiendo poco valor a una trama ya de por sí débil.

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En conclusión

En resumen, “Un deseo irlandés” se suma a la lista de comedias románticas que no sobresalen y que saturan el mercado cinematográfico. Con una trama predecible, falta de química entre los protagonistas y un uso desafortunado de elementos mágicos, esta película no hace más que confirmar la necesidad de encontrar nuevas ideas para hacer que el mercado de las rom-com sigan evolucionando.

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