Villa Stein: "Soy un veterano, no me atarantan así nomás"
Villa Stein: "Soy un veterano, no me atarantan así nomás"
Mariella Balbi

— El congresista Mesías Guevara, presidente de la Comisión Áncash, lo conmina a asistir al Congreso como testigo porque cuando usted fue presidente del Poder Judicial firmó un acuerdo con ese gobierno regional. ¿De cuánto dinero hablamos?

No lo sé. Nosotros no fijamos cantidades de dinero, ni montos. El Gobierno Regional de Áncash –que es el Estado–  tenía que implementar el nuevo Código Procesal Penal y se comprometía a  construir locales judiciales. Estos convenios se hacen con muchas instituciones del Estado. El Poder Judicial no interviene en licitaciones, presupuestos, nada. No sabemos ni cuántas obras, ni nos interesa. Son declaraciones de amor, de cariño: “Nos comprometemos a colaborar con el Poder Judicial”.

— ¿Y si hay corrupción?

Ese es otro tema. En derecho se llama prohibición de regreso, conductas neutras. Pero es muy complejo. Pasarán mil años y el congresista Mesías Guevara jamás lo va a entender, es muy complicado. Nosotros no tenemos nada que ver con lo que construya el gobierno regional, ni con la corrupción. Guevara lo maneja insinuando que nos coludimos con la corrupción. No es delito que un juez viaje becado por el gobierno regional. Él dice que está estudiando el reglamento del Congreso para llevarme de grado o fuerza. Pero si no entiende el convenio firmado, menos el reglamento. Si su problema es de comprensión lectora, no tengo tiempo para explicarle. El convenio es público.

— ¿Por qué actúa así el congresista Mesías Guevara?

Por notoriedad, por figuretismo, parece que lo desespera no ser conocido. Alguien de su partido me dijo que quiere ser presidente. Quizá por eso quiere sentarnos en el banquillo del Congreso. Invita como testigos pero nadie sabe si después uno es sospechoso. Un día su secretaria llamó a mi despacho y mi asistente le informó que estaba de viaje. Su secretaria dijo: “¿Qué, se ha ido de viaje con la plata de los peruanos?”. Ahí lo dejo. No quise investigar más. Como ya sentó al doctor [Enrique] Mendoza, al fiscal de la Nación, ahora quiere sentar a Villa Stein. Pero yo me niego.

— ¿Qué le diría al congresista Mesías Guevara?

Nada, que si me quiere llevar por la fuerza que proceda, que no haga mucha alharaca, mucha amenaza, mucho ‘atarante’. Yo soy un veterano, no me ataranta así nomás un congresista, con el respeto que les tengo.

— Usted es un hombre de derecho. ¿Está desafiando la ley?

Por el contrario, estoy obligado a defender mi cargo, mi fuero, la separación de poderes, la Constitución.

— ¿Es intocable un vocal supremo? Lo llevarán de grado o fuerza...

No es corona. Pero la Constitución establece que cuando la materia ha sido judicializada, ninguna autoridad puede abocarse a causas.

— ¿Con su criterio el Congreso no podría investigar nada?

No, porque hay asuntos que no están judicializados. Las causas que están en giro no pueden ser vistas por el Congreso.

— ¿Está impidiendo la función fiscalizadora del Congreso?

Que fiscalice, pues, pero mejor que legisle.

— ¿Estamos ante una pataleta jurídica suprema?

De ninguna manera. Es una cuestión de principios. La investigación de un caso criminal es muy técnica. El congresista Mesías Guevara no conoce la materia. Está en la última línea del conocimiento...

— ¿Es ignorante Mesías Guevara?

En ese tema parece serlo. Pasarán más de mil años antes de que Guevara haga una proposición inteligente. Está enturbiando las cosas. La Comisión Áncash está haciéndole un cargamontón a los procesados. Guevara quiere que colabore, pero yo no estoy para colaborar con el desmantelamiento de mafias, sino para juzgarlas. El titular de la acción penal es la fiscalía. Los jueces no estamos para coadyuvar a una de las partes. Guevara dice que el Poder Judicial debe contribuir y colaborar con la procuraduría. ¡No, me niego rotundamente! Eso es coludirse con una de la partes, se pierde la independencia y el principio de inocencia.

— ¿No irá de ninguna manera a la Comisión Áncash? ¿Pueden llevarlo de grado o fuerza?

De ninguna manera. En el Perú estamos acostumbrados a ser muy complacientes, al juez lo llevan y lo traen a donde quieren. Yo me niego rotundamente. La única manera de llevarme es que vengan y me saquen cargado, por la fuerza física. Sería terrible, detener a un juez de la Suprema sería un paso muy antidemocrático. No creo que el país lo consienta.

— ¿Cómo sería la escena? Lo enmarrocan, lo levantan a la fuerza...

No tengo la menor idea, jamás he sido arrestado. No creo que se atreva. Este es un tema de principios, no es pataleta, no banalicemos el asunto.