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Humala deja gobierno con menos aprobación que sus antecesores - 1
Gerardo Caballero

podrá jactarse de haber tenido, en su momento, el porcentaje más alto de aprobación presidencial en los últimos 15 años. En setiembre del 2011, según la encuesta que Ipsos Perú realizó entonces, el 65% de peruanos lo apoyaba. Pero, como si una gran transformación hubiese operado sobre él, Humala dejará Palacio de Gobierno como uno de los presidentes más impopulares de las últimas décadas. 

A su manera, Ollanta Humala es una excepción. Los ex presidentes Alejandro Toledo (2001-2006) y Alan García (2006-2011) consiguieron en los últimos meses de sus mandatos levantar sus índices de aprobación, al punto que García dejó Palacio con el 42% de respaldo, mientras que Toledo, quien tocó varias veces el fondo del 8%, logró despedirse con 33%. Humala, en cambio, flota en un 19%. 

—Desaceleración e inseguridad— 
El politólogo Paolo Sosa, investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), menciona que la curva ascendente de aprobación al final de los gobiernos de Toledo y García fue usualmente atribuida al inicio de las campañas electorales del 2006 y el 2011. “Se decía que los medios de comunicación dejaban de hablar del gobierno. Pero la situación de Humala es bastante diferente”, indica Sosa. “A diferencia de las anteriores elecciones, Ollanta Humala ha sido la bolsa de boxeo de la mayor parte de los candidatos”, agrega. 

En las últimas elecciones, una estrategia habitual del fujimorismo y del aprismo para descalificar a cada uno de los aspirantes que irrumpieron en la campaña fue etiquetarlo como “candidato de gobierno”. 

Si bien no estamos en una crisis, la situación económica es uno de los motivos por los cuales golpear a Humala se volvió políticamente rentable. Así lo cree David Sulmont, director del Instituto de Opinión Pública de la PUCP: “Hay una desaceleración de la economía bastante importante. Cuando los ex presidentes dejaron el cargo, la economía crecía a pasos mucho mayores”. 

En el gobierno de García, en el 2010, la economía creció en 8,78%. En la gestión de Ollanta Humala, creció cada vez menos, hasta que en el 2014 solo lo hizo en 2,35%, y en 3,26% al año siguiente. “Hay una sensación de que no hay crecimiento”, anota Sulmont. 

A este factor Sosa le añade la inseguridad ciudadana, preocupación que se ha convertido en la más importante para los peruanos. De acuerdo con las encuestas bianuales de Lapop (Latinobarómetro), en el 2006 la seguridad era considerada el problema más importante del país por el 10,2%. En el 2014, los que pensaban así eran el 46,7%. 

“La inseguridad ha generado una ola de cuestionamientos, pero eso también se debe a que los niveles de presencia de este tipo de noticias se han incrementado. Esta sensación ha sido clave en la campaña de oposición contra el gobierno de Humala”, incide Sosa. 

–Los factores políticos– 
Para el sociólogo Jorge Nieto, uno de los principales problemas que han impedido que la aprobación a Ollanta Humala suba es “una muy mala gestión política”. “No ha construido alianzas ni ha tomado iniciativas que le permitieran recobrar popularidad”, indica.

Además, a diferencia de Perú Posible en el 2006 y del Partido Aprista en el 2011, el Partido Nacionalista Peruano ni siquiera presentó candidatos al Congreso en las últimas elecciones generales. 

“Este es un gobierno que ha cometido muchos más errores políticos que los anteriores”, sostiene Sulmont. Y el más recordado de ellos, coinciden los analistas, fue cuando Nadine Heredia negó toda relación con las agendas en las que aparecían anotaciones de supuestas transacciones de dinero, y luego acabó admitiendo que eran suyas. 

Para Sulmont, el gobierno de Ollanta Humala ha mostrado una enorme falta de reflejos ante escándalos como estos, situación agravada por la pérdida de voceros. Solo hay que recordar los cuadros nacionalistas que acabaron dejando el barco: Verónika Mendoza, Omar Chehade, Marisol Espinoza, Daniel Abugattás. “Esto ha debilitado muchísimo la capacidad de reacción política”, enfatiza Sulmont. 

Sin embargo, insiste Jorge Nieto, estos problemas están relacionados con la ausencia de liderazgo, y recuerda que, a poco de iniciado su gobierno, cuando fue abaleada la hija del congresista Renzo Reggiardo, Humala decidió presidir el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, pero muy pronto dejó de hacerlo. 

“La sociedad peruana debe recibir señales nítidas de que hay una mano que está al mando, que sabe qué hacer con él y cómo hacerlo”, indica. 

Y lo que ha horadado más el liderazgo del presidente es –dice Nieto– “la actividad tan notoria y omnipresente de Nadine Heredia”, pues hace pensar que Ollanta Humala es “débil de carácter o que está sometido”. “La figura de Nadine Heredia termina por caer y arrastra también a Ollanta Humala”, agrega Sosa. 

Así, Heredia, en opinión de los especialistas, ha pasado a ser una suerte de lastre muy pesado que impide al presidente salir a flote: su aprobación en junio fue de apenas 9%. 

“Lo peor de todo –finaliza Sulmont– es que este gobierno ha tenido logros, como el manejo técnico y la expansión de los programas sociales, la educación y la continuidad del SIS, y ha sido menos malo de lo que dicen sus opositores”.

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