“Luego la mesa hizo leer las credenciales de las dos primeras diputadas que, en la historia del Perú, han ocupado una curul (…). Llamadas por el presidente, subieron al estrado y, colocando la mano derecha sobre el libro de los Evangelios, prestaron juramento de ley”. Era una tarde de julio de 1956, y así El Comercio reseñaba en sus páginas la consagración, en medio de aplausos y nutridas galerías, de una de las reformas más importantes del siglo XX.

Las diputadas (Lima) y (Lima) se incorporaban a la labor parlamentaria en la Cámara Baja.

El Comercio, sábado 14 de julio de 1956.
El Comercio, sábado 14 de julio de 1956.

A ellas se sumarían poco después María Colina (La Libertad), Alicia Blanco (Junín), Lola Blanco (Áncash), Juana Ubilluz (Loreto), María Silva y Silva (Junín) y Carlota Ramos (Piura).

Juana Ubilluz de Palacios, primera diputada por la región Loreto 1956-1962, en su escaño en el hemiciclo de la Cámara de Diputados. (Foto: Museo del Congreso y la Inquisición)
Juana Ubilluz de Palacios, primera diputada por la región Loreto 1956-1962, en su escaño en el hemiciclo de la Cámara de Diputados. (Foto: Museo del Congreso y la Inquisición)

Y en el Senado, Irene Silva (Cajamarca). Fueron las primeras nueve mujeres en ingresar al Congreso peruano y ocupar un escaño, a más de 130 años de su conformación.

Julio de 1956, Irene Silva de Santolalla jura al cargo de senadora para el periodo parlamentario 1956-1962, ante el presidente de la Junta Preparatoria de la Cámara Alta (Senado), José Gálvez. En el estrado también están presentes Raúl Porras Barrenechea y Julio Ernesto Portugal. Irene Silva de Santolalla es la primera senadora en la historia del Perú y forma parte de las primeras mujeres parlamentarias. (Foto: Archivo Fotográfico del Congreso de la República)
Julio de 1956, Irene Silva de Santolalla jura al cargo de senadora para el periodo parlamentario 1956-1962, ante el presidente de la Junta Preparatoria de la Cámara Alta (Senado), José Gálvez. En el estrado también están presentes Raúl Porras Barrenechea y Julio Ernesto Portugal. Irene Silva de Santolalla es la primera senadora en la historia del Perú y forma parte de las primeras mujeres parlamentarias. (Foto: Archivo Fotográfico del Congreso de la República)

— El derecho a elegir, y a ser elegidas—

La incorporación de la mujer al Legislativo fue producto de la instauración del voto femenino en el Perú, una reforma alcanzada recién el 7 de setiembre de 1955, fecha en la que fue promulgada por el general Manuel A. Odría, tras ser discutida, aprobada y ratificada por las dos cámaras. Pero esto no fue en realidad sino el resultado de una lucha progresiva y de concientización por la igualdad de derechos, gesta social en la que destacan figuras como María Jesús Alvarado y Zoila Aurora Cáceres.

Hasta antes de esta reforma, según el artículo 84 de la Constitución de 1933, solo eran considerados ciudadanos “los peruanos varones mayores de 18 años y los emancipados”. También se reformaron los artículos 86 y 88, zanjando que “gozan del derecho de sufragio los ciudadanos que sepan leer y escribir”, lo que abrió el pase al sufragio femenino.

(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)
(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)

“De los primeros países que aprobó el voto femenino fue Nueva Zelanda; y en América –donde todo empezó en 1918 y 1920 [en Canadá y Estados Unidos]–, nosotros lo logramos en 1955, siendo de los últimos”, remarcó la historiadora Delfina González del Riego, autora de “50 años del voto femenino en el Perú: historia y realidad actual”.

(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)
(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)

Las nueve parlamentarias fueron elegidas en los comicios del 17 de junio de 1956, un proceso electoral inédito en el que 531.541 mujeres acudieron por primera vez a las urnas. Se presentaron a la contienda 30 mujeres y resultaron elegidas nueve: 8 diputadas, de 182 diputados; y una senadora, de 53.

(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)
(Fuente: Archivo Histórico de El Comercio)

El historiador Miguel Seminario Ojeda, responsable del Museo Electoral y la Democracia del JNE, apuntó que la consagración del voto femenino significó la apertura de una nueva etapa en la vida política del país. “Un triunfo de la democracia”, subrayó.