Renzo Giner Vásquez

Desde un pequeño taller ubicado en una empinada calle del barrio de , un artista plástico trabaja a diario para evitar que las ancestrales técnicas que marcaron el trabajo de su padre, su abuelo y su pueblo desaparezcan en el olvido.

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Como parte de la campaña de El Comercio y el BCP, nos encontramos en Huancavelica para conocer a Luis Felipe Manrique, un maestro artesano que destaca por su trabajo con el maguey, la tela encolada y otras técnicas características de la zona.

Nosotros como artistas y artesanos llevamos una carga muy pesada sobre nuestros hombros: mantener viva nuestra identidad, para que las futuras generaciones puedan disfrutar la cultura de su pueblo, en esta caso de Huancavelica”, explica Luis Felipe quien hace poco fue condecorado como Artesano Creativo Bicentenario en un concurso organizado por Mincetur y la embajada de Estados Unidos en el Perú.

La primera sorpresa al ingresar a su taller está justo cruzando la puerta. Dos esculturas religiosas de alrededor de un metro ochenta de altura parecen custodiar el refugio del artista. “Son el Jesús de la Sentencia y la Virgen Dolorosa. La estructura es de madera y están cubiertas por una capa de yeso. Las realicé para una exposición y me tomó unos 2 o 3 meses hacerlas. Son muy especiales porque las hice en honor a mi abuelo, quien era franciscano”, explica Luis Felipe.

Tanto Julio Manrique, su abuelo, como Emiliano, su padre, fueron artesanos e inculcaron desde muy joven en Luis Felipe el interés por el arte. Ahora, él hace lo propio no solo con el pequeño Benjamín, su hijo, quien ya corretea por el taller buscando cómo ayudar a su padre, sino también con los niños de la ciudad.

La religión es un aspecto profundamente impregnado en la vida huancavelicana, esto queda reflejado tanto en sus innumerables festividades como en su artesanía.
La religión es un aspecto profundamente impregnado en la vida huancavelicana, esto queda reflejado tanto en sus innumerables festividades como en su artesanía.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

El 27 de noviembre de 1968, su padre y otros cuatro artistas huancavelicanos fundaron la Asociación Cultural Arpeggios. Posteriormente, Luis Felipe también se uniría a ella con la intención de seguir difundiendo el arte entre los más jóvenes de su comunidad.

“Mi papá siempre nos inculcó que debemos formar a las personas en el arte no para que sean grandes artistas, escultores o músicos sino para mantener viva nuestra identidad y para formar a buenos seres humanos”, asegura. “En la asociación dictamos clases enfocadas en jóvenes cuando están de vacaciones. Ahí enseñamos sobre escultura, pintura, música, teatro”.

Entre las técnicas que busca rescatar y difundir Luis Felipe se encuentra el uso del maguey, aquella espinosa planta conocida también como agave o cabuya, para darle forma a sus esculturas.

Luis Felipe se esfuerza por preservar y revalorar el uso del maguey en su trabajo como artesano.
Luis Felipe se esfuerza por preservar y revalorar el uso del maguey en su trabajo como artesano.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

El maguey se comenzó a usar en Huancavelica porque era el material que se tenía a la mano, a la vez que permitía tener trabajos más livianos, contrario a lo que se logra con estructuras de madera o alambre. Prácticamente en todos los templos de Huancavelica las imágenes están hechas a partir del maguey, recubiertas con tela encolada y las partes más representativas, como las manos o los rostros, con pasta de yeso. Lamentablemente ese legado de nuestros antepasados se venía perdiendo, aquí en el mismo distrito de Huancavelica solo tenemos a una o dos personas que trabajan con el maguey, pero no al 100%. Por eso me decidí a impulsarlo, para que se vuelva a retomar ese tipo de trabajos”, afirma.

El interés de Luis Felipe por reintegrar las ancestrales técnicas de su pueblo lo convierte en un digno representante de Peruanos que Suman.