Victoriano Fernández Morales, de 65 años, describe su trabajo en el campo como una labor demandante y sacrificada pero, sobre todo, como algo que lo honra. “Me siento muy orgulloso de ser productor agrícola porque nuestro trabajo permite que las personas de la ciudad tengan qué comer", dice. (Foto: Rolando Mondragón/Agroferias Campesinas).
Victoriano Fernández Morales, de 65 años, describe su trabajo en el campo como una labor demandante y sacrificada pero, sobre todo, como algo que lo honra. “Me siento muy orgulloso de ser productor agrícola porque nuestro trabajo permite que las personas de la ciudad tengan qué comer", dice. (Foto: Rolando Mondragón/Agroferias Campesinas).

Victoriano Fernández Morales, de 65 años, describe su trabajo en el campo como una labor demandante y sacrificada pero, sobre todo, como algo que lo honra. “Me siento muy orgulloso de ser productor agrícola porque nuestro trabajo permite que las personas de la ciudad tengan qué comer", dice. Desde su fundo Monte Azul, ubicado en el distrito de Quisqui, en la provincia y región , Victoriano cultiva y conserva desde hace más de 30 años distintas variedades de

El productor agrícola relata que es el único de sus diez hermanos que se dedica la agricultura. El amor al campo lo heredó de sus padres. A lo largo de su vida, dice Victoriano, la tierra le dio el sustento diario, le permitió formar una familia, educar a sus hijos y hoy vive tranquilo. Detalla que su jornada inicia a las 4:00 a.m. y termina a las 6:00 p.m., cuando empieza a oscurecer. El trabajo es de lunes a domingo.

“Para mí no es difícil trabajar en el campo. Es esforzado pero uno tiene que esforzarse porque nada viene fácil. Mi chacra es mi fortuna”, expresa con orgullo.

Hoy, como presidente de la Asociación Nacional de Productores de Papa del Perú (APPAPA), Fernández refiere que la emergencia nacional por el COVID-19 ha limitado el traslado de sus productos a Lima. Él una vez por semana traía sus productos a las Agroferias Campesinas de Magdalena. Pero también, cree que es una oportunidad para sacar lecciones.

Victoriano Fernández es presidente de la Asociación Nacional de Productores de Papa del Perú (APPAPA). Él relata que la emergencia nacional por el COVID-19 ha limitado el traslado de sus productos a Lima. Pero también, cree que es una oportunidad para sacar lecciones. (Foto: Rolando Mondragón/Agroferias Campesinas).
Victoriano Fernández es presidente de la Asociación Nacional de Productores de Papa del Perú (APPAPA). Él relata que la emergencia nacional por el COVID-19 ha limitado el traslado de sus productos a Lima. Pero también, cree que es una oportunidad para sacar lecciones. (Foto: Rolando Mondragón/Agroferias Campesinas).

“Les he dicho a mis paisanos, que hoy están volviendo a sus tierras, que esta debe ser una lección para que no se vayan. No estoy en contra de nadie, muchos quieren vivir en la ciudad para mejorar sus condiciones pero aquí también podemos trabajar y salir adelante”, manifesta.

Victoriano recuerda que hasta hace algunos años sentía que las personas, particularmente en las ciudades, se referían a los campesinos con desdén pero siente que hay un cambio importante. Ahora, percibe más muestras de reconocimiento al trabajo del campesino. Victoriano confía en que también llegue para ellos un mayor apoyo estatal sin condiciones, que los aliente a seguir abasteciendo al país.

Amor a la tierra

René Matos tiene 54 años y es una de las productoras agrícolas más importantes del Gran Mercado Mayorista de Lima en Santa Anita. Ella es hija comerciantes mayoristas y de ellos aprendió la labor de llevar a diario los productos de la chacra a los mercados. Cuenta que su madre empezó vendiendo hortalizas en La Parada y ella con los años, optó en convertir la zanahoria en su producto bandera.

“Trabajamos las 24 horas. Nos levantamos a la 1 a.m. para estar en el mercado hasta las 11 a.m. y de ahí partimos hacia Huaral para ver cómo va nuestra siembra. Llegamos a casa entre 7 p.m. y 8 p.m. para descansar algunas horas pero si nos acostamos más tarde igual estamos en pie a la 1 a.m.”, relata Matos.

René Matos tiene 54 años y es una de las productoras agrícolas más importantes del Gran Mercado Mayorista de Lima en Santa Anita. Ella es hija comerciantes mayoristas y de ellos aprendió la labor de llevar a diario los productos de la chacra a los mercados. (Foto: EMMSA).
René Matos tiene 54 años y es una de las productoras agrícolas más importantes del Gran Mercado Mayorista de Lima en Santa Anita. Ella es hija comerciantes mayoristas y de ellos aprendió la labor de llevar a diario los productos de la chacra a los mercados. (Foto: EMMSA).

En 35 años de trabajo, René ha logrado tener chacras en Huancayo y en la costa norte de Lima, negocio que dirige junto a su esposo. A diario movilizan un promedio de treinta toneladas de zanahoria hasta Santa Anita, que abastece a los mercados y supermercados de toda Lima.

“Nosotros no podemos parar y menos en esta coyuntura porque si no el Perú se muere de hambre. Esta pandemia le está enseñando al mundo que lo primordial es el agro. Como agricultores ya nos hemos ganado la bandera de vivir orgullosos de nuestra madre tierra. Somos gente humilde que lucha duro porque alimentar al mundo es un trabajo muy fuerte", declara René.

El protector del café

En la selva de se cultiva uno de los productos más solicitados del mundo. Teodoro Calle ha dedicado 45 años de su vida a la siembra y cultivo de en el valle de Sandia. Calle es presidente del Consejo de Administración de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia , que integra a cinco mil familias productoras de café orgánico quienes han sido distinguidos por su Café Tunki, uno de los mejores del mundo.

“Producir café no es tan fácil. Son tres años de inversión para un producto que es mayoritariamente de exportación pero que hemos empezado a introducir en el mercado nacional con el Tunki”, explica Calle.

El caficultor relata que por la emergencia sanitaria están trabajando con el mínimo de personal, aunque detalla que la época de cosecha está por comenzar. Además, Calle menciona que aún arrastran las secuelas de la crisis que produjo la roya amarilla en el sector cafetero en el 2012. Esta plaga produjo pérdidas de hasta un 80% de los cultivos de café.

Teodoro Calle es presidente del Consejo de Administración de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia (Cecovasa), que integra a cinco mil familias productoras de café orgánico quienes han sido distinguidos por su Café Tunki, uno de los mejores del mundo. (Foto: Cecovasa).
Teodoro Calle es presidente del Consejo de Administración de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia (Cecovasa), que integra a cinco mil familias productoras de café orgánico quienes han sido distinguidos por su Café Tunki, uno de los mejores del mundo. (Foto: Cecovasa).

“Todos los días tenemos que aprovechar el tiempo para nuestros cultivos. Para nosotros no hay feriado. Aquí no sentimos el Primero de Mayo. En el campo no hay horario, trabajamos apenas amanece. No dependemos de nadie más que de nosotros mismos”, apunta Teodoro Calle.

El agricultor confía en que el bono rural anunciado por el Gobierno llegue a la mayor cantidad de productores en el país. Aunque, confiesa, que la experiencia del escaso apoyo cuando se perdieron casi todos los cultivos por la roya amarilla lo mantiene escéptico.

“Estoy ahora preocupado por la estabilidad laboral de mis trabajadores que perciben un sueldo por día trabajado. Muchos de mis compañeros se han ido a cultivar hoja de coca y nosotros necesitamos más apoyo para proteger al café. Esa es la realidad”, invoca Calle.

Pérdida de cultivos

Carlos Vílchez Castro es un pequeño agricultor de la zona de Carapongo en Lurigancho-Chosica que abastece con productos como el pak choy, una variedad de col de origen asiático, al Mercado Mayorista de Lima. Sin embargo, desde el inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-19 no logra trasladar sus productos y ha perdido la cosecha de un mes que calcula en S/10 mil.

Vílchez explica que la demanda de sus productos orgánicos (no utilizan pesticidas si no abonos naturales) cayó debido a que tenían como destino los chifas de la ciudad. Por esto y ante la falta de ayuda, han tenido que botar buena parte de su cosecha.

Carlos Vílchez Castro es un pequeño agricultor de la zona de Carapongo en Lurigancho-Chosica que abastece con productos como el pak choy, una variedad de col de origen asiático, al Mercado Mayorista de Lima. Sin embargo, desde el inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-19 no logra trasladar sus productos y ha perdido la cosecha de un mes que calcula en S/10 mil. (Foto: Anthony Niño de Guzman/GEC).
Carlos Vílchez Castro es un pequeño agricultor de la zona de Carapongo en Lurigancho-Chosica que abastece con productos como el pak choy, una variedad de col de origen asiático, al Mercado Mayorista de Lima. Sin embargo, desde el inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-19 no logra trasladar sus productos y ha perdido la cosecha de un mes que calcula en S/10 mil. (Foto: Anthony Niño de Guzman/GEC).

“Nosotros vivimos de la agricultura y ahora hemos perdido toda la producción de marzo”, explica Mercedes de la Cruz, quien detalla que esto ha perjudicado a cuatro familias de pequeños productores y no han recibido ningún respaldo pese a su solicitud de ayuda.

“Necesitamos apoyo. No tenemos otros ingresos en estos momentos tan difíciles”, dice Vílchez a este Diario.

Cualquier ayuda pueden comunicarse directamente con Carlos Vílchez al teléfono: 931-565210

Datos

El Ejecutivo anunció que a través del bono rural se entregará un subsidio de S/760 para más de 1’098.000 familias en situación de vulnerabilidad en el ámbito nacional.

Elvis García, director general de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, precisó a El Comercio que con este bono beneficiarán a entre el 80% y 85% de los 2,2 millones de productores agrícolas en el país. La ayuda está orientada a los agricultores más vulnerables que se encuentren en pobreza extrema y que tengan una economía de subsistencia, un requisito es no tener una parcela de más cinco hectáreas y no haberse beneficiado de los bonos emitidos por el Gobierno.

“Lo imporante de este subsidio es que no se dirige a las personas sino a los hogares”, declaró Elvis García.

¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?

Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.

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