(Foto: Rolly Reyna / Archivo)
(Foto: Rolly Reyna / Archivo)

En los últimos cuatro años se abrieron un total de 3.300 kilómetros de caminos forestales, principalmente en Madre de Dios, Ucayali y Loreto (cifra que supera la longitud de toda la costa peruana).

De acuerdo al Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP por sus siglas en inglés), es importante estudiar estos caminos debido a que son los principales indicadores para detectar y monitorear la tala de madera en la Amazonía, actividad que, por ser de tipo selectiva, es difícil de ser descubierta.

Tras el cruce de las imágenes satelitales de alta precisión con los datos sobre concesiones y permisos forestales (títulos habilitantes)en las zonas donde están las vías forestales, el estudio advierte sobre cuatro áreas donde se presume hay tala ilegal: en el límite de la Reserva Comunal Asháninka (entre Junín y Cusco); al interior de concesiones maderables caducadas en Ucayali y de concesiones caducadas de castaña en Madre de Dios, y en la zona adyacente a la Reserva Comunal El Sira (Ucayali).

En estos casos, los caminos han sido detectados más allá de los límites de los permisos forestales otorgados por las autoridades regionales. Además, se adentran a lugares donde no existen títulos habilitantes.
Otro detalle que llama la atención de los investigadores es la extensa construcción de caminos en lugares donde se permite la extracción de madera en porcentajes mínimos.

—Problemas futuros—
Daniel Castillo, coordinador responsable del área de asistencia técnica del Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente (Minam), explicó a El Comercio que estas alertas tempranas deben servir también para que las autoridades locales y regionales puedan tomar acciones a tiempo.

“Es cierto que no se puede decir que todos estos caminos son ilegales. Pero, si se identifica que estos coinciden con zonas donde no existe ningún derecho asignado o ningún tipo de autorización, se tienen que tomar acciones inmediatamente para prevenir ”, dijo.

El especialista detalló que si bien en términos de índice de deforestación estos caminos forestales representan un porcentaje mínimo en comparación a la deforestación generada por la agricultura migratoria o la minería ilegal, sí debe ser considerada como un foco de atención para futuros problemas.

“Algunos de estos caminos que se adentran en tierra de nadie, terminan por ser utilizados para actividades ilegales como narcotráfico o la tala ilegal y hasta el cultivo de hoja de coca. Al permitir el acceso a zonas alejadas se abren parcelas donde estas actividades ilícitas se instalan”, declaró Castillo.

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