Rolando Arellano C.

“¿Qué quieres que te regalemos?”, le preguntaron al unos ciudadanos, y el país les contestó lo siguiente:

“Me gusta mucho su pregunta, porque en vez de criticarme y pedirme, como lo han hecho durante todo el 2023, veo que alguien piensa en ofrecerme a mí algo. No les diré todo lo que quiero, porque lo bueno de un regalo es la sorpresa, pero les daré pistas de presentes sencillos que, sin costarles mucho, me harían muy feliz. Para empezar, en vez de quejarse todo el tiempo de mi golpeada economía, esta podrían apoyarla comprando cosas hechas aquí, fomentando el empleo y de paso mi identidad. Podrían regalar ropa hecha en el Perú, mejor si es de algodón o fibras nacionales. Vinos, piscos, artesanías, libros de nuestros autores o muchas otras cosas que me enorgullecen. También vales para servicios, desde un corte de pelo hasta transporte u hospedaje turístico en alguna de mis ciudades. Y en vez de criticar mi desorden, me caerían bien regalos de cambios de comportamiento. Pueden regalarme civismo y respeto por las normas de tránsito, conducir con prudencia, cuidando a los peatones, sin pasarse los semáforos en rojo, bloquear el paso o tocar el claxon innecesariamente, y respetando al policía que dirige el tráfico. Otra forma de regalarme algo es exigiendo facturas o boletas por sus compras. Así se pagarán más impuestos, necesarios para financiar mis servicios públicos de salud, educación e infraestructura, sobre todo en mis zonas más pobres. Y así disminuiría la informalidad, que tanto ustedes me reprochan. Y pueden darme limpieza y cuidado del medio ambiente, evitando arrojar basura a la calle y, mejor aún, recogiendo la que encuentren. Y en vez de asustarse por el fenómeno de El Niño y esperar que otros responsables construyan defensas, colaborar para que más familias estén preparadas frente a este. De paso, ¿ya tienen preparada su mochila de emergencia? Finalmente, me haría feliz si, en vez de quejarse de sus vecinos y culpar a los municipios, comienzan a regalar cordialidad y solidaridad. Pueden evitar hacer ruidos molestos en horas de descanso, saludarlos con una sonrisa, ofrecerles ayuda si la necesitan y estar atentos a que no les roben o agredan. Así, crearán un clima de armonía general. Por supuesto, espero que no sean regalos solo para este 25 de diciembre, sino un compromiso mayor, que podrían colocar en sus mensajes navideños, para fomentar que muchos más lo hagan: ‘Este año me comprometo a regalarle al Perú...’”.

“¿Y tú que nos regalarás?”, le preguntaron. El Perú contestó: “Si me dieran lo que pido, eso mismo será mi regalo para ustedes. Piénsenlo bien, pues, como dice el refrán, amor con amor se paga”. ¡Les deseo una muy feliz Navidad!

Rolando Arellano C. es CEO Arellano Consultoría para Crecer