Mario Saldaña

La mejor noticia económica (si la hay) no es la aprobación de varios créditos suplementarios por S/5.447 millones o que, de ese total, S/614 millones se dirijan a 128 proyectos de “rápida ejecución”.

Nada asegura que esos montos se traduzcan en un gasto correctamente focalizado ni que su ejecución sea oportuna y eficiente, y mucho menos que impacten en el reinicio del motor de la economía.

Ha tenido que ser una ministra de un rubro no económico, como es la titular del Ministerio de Cultura, la que con sensatez indique una de las vías claves para liberar la inversión privada. A estas alturas del partido, solo su anuncio debería perfilarla en el asiento que hoy ocupa el señor Alex Contreras en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

Ha dicho Leslie Urteaga al diario “Gestión” que a través de un reglamento se evalúa, en algunos casos, por cierto, eliminar los famosos certificados de inexistencia de restos arqueológicos (CIRA) en superficie.

Uno de esos requisitos para cualquier proyecto de inversión privada o pública que, señalado de manera general y sin discriminación, ha resultado, a lo largo de los años de su exigencia, una de esas barreras burocráticas que compiten por el premio a la mejor muralla contra la inversión y por el mayor absurdo.

Urteaga, queriéndolo o no, traza una de las mejores rutas en las actuales circunstancias para la reactivación: eliminar trabas, reducir tiempos y acelerar la ejecución de proyectos, sobre todo privados, que generan empleo, consumo interno y recaudación.

Ya que la presidenta Dina Boluarte y el primer ministro Alberto Otárola le han dicho no, por ejemplo, a los grandes proyectos mineros como Tía María u otros temiendo el rechazo social que les jale la alfombra en su camino hacia el 2026. Y que tampoco pueden poner en marcha proyectos de infraestructura de gran envergadura como Majes o Chavimochic, tienen en el destrabe de obstáculos burocráticos otra vía para liberar a la gran inversión.

Hoy el capital privado ya no solo sufre la barrera del Estado o la falta de voluntad política del Gobierno para promoverlo, sino que, además, tiene que defenderse y justificarse ante diversos tribunales y algunos activistas “pro-ambientalistas” o “anti lo que fuere” sobre el rol que cumple en pro del desarrollo y para quitarse el mote de malo de la película.

Por ello, lo dicho por la titular del Ministerio de Cultura es una luz en medio de la oscuridad.

Mario Saldaña C. es periodista