Rodrigo Cruz

La vida política de no comenzó el pasado 7 de diciembre. Es un error creer esto. Ella proviene de las bases de , el partido de Vladimir Cerrón de la que la mandataria fue una activa militante entre el 2020 y el 2022, participó como una de sus candidatas en las elecciones municipales del 2018 (postuló a la alcaldía de Surquillo) y, de acuerdo con la fiscalía, coordinó una transferencia de S/15.709 en diciembre del 2020 a una cuenta mancomunada de su entonces líder político.

De manera que la actual presidenta no emergió de la nada. Ella, en esos años, ha visto de cerca (y ha callado sobre) cómo se manejaba ese partido que, bajo la figura de Pedro Castillo a la cabeza de la plancha presidencial, llegó a Palacio de Gobierno en el 2021.

Hoy ese pasado de Boluarte ha regresado para recordarle de dónde proviene su vida política. No se trata de “manotazos de ahogado” de personas que hoy están detenidas o de una “maniobra política” para manchar su gobierno constitucional. De nada le sirve a la jefa del Estado sostener esa defensa. Lo concreto es que las leyes actuales prohíben cualquier tipo de aporte que tenga como origen personas jurídicas. Ese es el caso de la empresa Kuroshima Ingeniería y Construcción, del exasesor palaciego Henry Shimabukuro, que costeó pasajes de avión y hospedajes durante la segunda vuelta del 2021 al entorno de la hoy mandataria; aportes que en ningún caso fueron reportados a la ONPE. También está el intento de Boluarte de desvincularse de su exasesora de campaña Maritza Sánchez, pese a que comunicaciones por WhatsApp sostienen lo contrario. Es decir, desmienten a la presidenta.

Por cosas como esa, para la fiscalía, Boluarte cumplió un rol de “recolectora y proveedora de dinero” de origen desconocido para que sea insertado en las finanzas de Perú Libre que, por entonces, estaba en campaña para llegar al poder. En otras palabras, formaba parte de un engranaje para defraudar las leyes electorales. Un señalamiento serio basado en hechos concretos y que la mandataria poco o nada ha hecho por aclarar.

Y esto sin mencionar todo aquello de lo que Boluarte fue testigo cuando empezaron a aparecer las primeras denuncias contra el gobierno de Castillo mientras ella le aseguraba “una lealtad a prueba de balas” al tiempo que se mantenía como integrante de su Gabinete y se hacía de los oídos sordos.

Hoy ese pasado que Boluarte nunca se esforzó en transparentar ha regresado. Esperemos que sea para que la mandataria pueda aclarar su participación en las finanzas oscuras del partido que integró.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rodrigo Cruz es periodista