Pasando piola, por Carlos Adrianzén
Pasando piola, por Carlos Adrianzén
Carlos Adrianzén

En dos semanas asumirá la presidencia Pedro Pablo Kuczynski y con él, la administración del Ejecutivo por un gabinete de ministros liderado por Fernando Zavala. A todos ellos les deseamos el mayor de los éxitos y que nunca se olviden que son servidores públicos. Que ellos no regirán el destino de la nación, que este lo determina el sector privado y que ellos ayudarán no obstruyendo. 

En estos tiempos alguien está tratando de pasar piola. Es decir, vendiendo no tan discretamente sus supuestos logros y culpando a lo externo de sus concretos retrocesos. Este alguien –o ‘alguienes’, según el ex presidente Alejandro Toledo– son el presidente Humala y sus colaboradores.

Pasar por alto este detalle sería injusto. Y sería injusto con nosotros mismos. Hoy sirve de mucho reconocer por qué estamos donde estamos. 

¿Por qué el resultado económico del gobierno central ha entrado en caída libre, desde un superávit de S/12,1 mil millones a un déficit superior a los S/20 mil millones a mediados de este año? ¿Por qué el crecimiento anualizado de la economía peruana se redujo en más de cinco puntos porcentuales desde inicios de la actual administración, convirtiendo así el ritmo de reducción de incidencia de la pobreza a nivel nacional en casi un error estadístico en los dos últimos años? 

¿Por qué –dizque para mantener un tipo de cambio estable– desde el primer semestre del 2013 hemos quemado más de US$22,5 miles de millones de la posición de cambio del Banco Central de Reserva? ¿Por qué las exportaciones tradicionales y no tradicionales y la inversión privada no dejan de caer sostenidamente? ¿Por qué pasa esto si el promedio quinquenal de los precios de las exportaciones es superior en 27,2% al registrado durante la administración previa?

Uno puede ser autocomplaciente, puede aliviarse porque no se introdujo una Constitución chavista. Alguien puede creer que fue la caída del sector pesquero lo que explicó el crecimiento durante el mes de marzo (a pesar de que este sector no contribuye ni el 1% del PBI). Puede sostener que estamos muy bien en comparación al promedio sudamericano (en tiempos donde Venezuela, Brasil o Argentina registran un penoso declive). Pero si analizamos fríamente los datos de la economía peruana durante los últimos cinco años, la cosa resulta palmaria. Han sido cinco años de fracaso. La sensación de tiempo perdido resulta inevitable. Los avances nulos en materia de reformas institucionales y de mercado, las trabas a la inversión y la comodidad con la que se quiere justificar la situación actual son algo que no puede ser maquillado ni con el excelente marketing de la actual gestión educativa.

Las acciones de la actual administración nos costaron retroceder, perder momento como plaza emergente y dejar de fortalecer a la clase media y reducir la pobreza.

En pocos días cerrará oficialmente la gestión presidencial de Ollanta Humala y ayudará mucho que la entrante perciba a los salientes como un meridiano fracaso. Que nos hagan notar que tienen una definida y agresiva visión de futuro para el país. No vaya a ser que crean que estaríamos muy bien controlando el dólar y creciendo mediocremente (al 3% o 4% anual) y se contenten con pasar los próximos cinco años retrocediendo lentamente, al estilo humalista.