“Llevar adelante una reforma tributaria debería ser un acuerdo básico de todos los estamentos de la sociedad peruana: un país con una presión tributaria por debajo del 17% o del 16% del PBI tiene un Estado colapsado”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Llevar adelante una reforma tributaria debería ser un acuerdo básico de todos los estamentos de la sociedad peruana: un país con una presión tributaria por debajo del 17% o del 16% del PBI tiene un Estado colapsado”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
José De Echave

En un publicado en este Diario, afirma que aumentar la base tributaria ha sido el objetivo de casi todo ministro de Economía y que hemos tenido cuatro reformas tributarias desde el 2001. Pero, ¿es esto lo que realmente ha pasado en el país en las últimas décadas?

Primero, habría que precisar que, cuando uno se fija un objetivo, en paralelo tiene que diseñar el camino a seguir para alcanzarlo. Y si un ministro de Economía aspira a lograr una mayor recaudación, tiene entonces que diseñar las políticas que le permitirán alcanzar dicha meta. Esto es fundamental, porque en algunas coyunturas el incremento de la recaudación puede ser el resultado de factores que no controlamos y no necesariamente de las políticas que se implementan. Por ejemplo, durante el súper ciclo de precios de los minerales (2002-2012), la recaudación aumentó y esa subida duró lo que duró el ciclo. Hoy en día, estamos viviendo nuevamente un ciclo de precios altos y la recaudación ha vuelto a aumentar.

Cualquier medida tributaria no califica como reforma y menos como una de carácter estructural. Un estudio del Consejo Fiscal (2016) muestra que somos el único país de la Alianza del Pacífico que no ha implementado una reforma tributaria estructural una vez terminado el ciclo de precios altos de las materias primas: Chile implementó una reforma en el 2014, México hizo lo propio en el 2013 y Colombia en el 2012 y en el 2016. Cabe señalar que estos países vienen implementando en la actualidad nuevas reformas tributarias.

Esta es una de las causas por las que la presión tributaria en el Perú está alejada del promedio regional: si en el 2000 estábamos tres puntos rezagados, hoy estamos siete puntos por debajo del promedio latinoamericano. Por lo tanto, llevar adelante una reforma tributaria debería ser un acuerdo básico de todos los estamentos de la sociedad peruana: un país con una presión tributaria por debajo del 17% o del 16% del PBI tiene un Estado colapsado. Esa es nuestra realidad. La propuesta de reforma del Ejecutivo tiene tres patas: ampliar la base tributaria, luchar contra el incumplimiento y aumentar la progresividad.

Los que dicen que no es el momento para una reforma tributaria, deberían decirnos cuándo sería el momento. Si no lo es porque estamos en proceso de recuperación después de la crisis del 2020, uno podría deducir que el momento adecuado sería cuando estamos en expansión. Sin embargo, cuando la economía peruana estuvo creciendo a tasas altas, tampoco fue el momento para los que ahora se oponen a la reforma.

El Perú no puede darle la espalda a las tendencias globales en materia de fiscalidad. Organismos como el FMI, el Banco Mundial y la propia OCDE señalan que los países deben aplicar impuestos más altos para los grupos de mayores ingresos y las empresas más rentables. ¿El país va a perder competitividad como consecuencia de la reforma? ¿La minería, por ejemplo, va a dejar de ser competitiva? El ministro ha señalado que no se afectará la competitividad; por eso, la reforma minera está siendo diseñada con organismos como el FMI y el Banco Mundial, que aportan no solamente capacidad técnica, sino también el análisis comparado con otros países productores de minerales.

Se calcula que este año los ingresos extraordinarios de la minería bordearán los US$13.670 millones por el factor precio. ¿El país tiene el derecho de diseñar instrumentos para una mayor captura de la renta de las empresas que explotan un recurso no renovable? El anterior súper ciclo de precios se nos pasó; recién al final, se intentó diseñar una reforma para una mayor captura de la renta minera. No deberíamos repetir el mismo error.