Macri PPK
Macri PPK
Gonzalo Carranza

El viaje del presidente a Argentina y la audiencia privada que sostendrá hoy con su homólogo podría dejarle varias lecciones al mandatario peruano.

Kuczynski visita al presidente argentino apenas unos días después de que la coalición que Macri lidera lograra aquello que PPK probablemente anhele: ganar contundentemente una elección parlamentaria de medio término, que ratifica y amplía el mandato que ganó en las urnas en el 2015 y mejora lo que era una extremadamente frágil posición en el Legislativo. El marco constitucional peruano no contempla una elección similar, pero hace unos meses Ipsos realizó una encuesta para Apoyo Consultoría sobre la elección de un nuevo Congreso –en caso PPK disolviera legalmente el actual– y el sondeo arrojaba un resultado penoso para el oficialismo.

¿Qué tiene Macri que no tenga PPK? Planteo algunas hipótesis.

1. Macri hizo años de tarea política. En el 2007, compartí una beca de la fundación FAES, vinculada al Partido Popular español, con jóvenes cuadros del PRO, el partido de Macri. Por entonces, el político argentino era solo un diputado nacional más conocido por ser presidente de Boca Juniors y, sin embargo, el PRO ya tenía ambiciones nacionales y lazos internacionales con agrupaciones que compartieran el ideario de derecha liberal.

Desde entonces, Macri y sus simpatizantes del PRO se foguearon en múltiples elecciones, ocuparon cargos públicos y trabaron las alianzas que les permitieron formar Cambiemos, un conglomerado de alcance más amplio que el del PRO original. ¿Qué hacía PPK mientras tanto? Negocios privados, iniciativas solidarias y paracaidismo electoral, con grandes dosis de suerte. El movimiento que lleva su nombre no es ni un simulacro de partido y su exigua bancada, poblada por independientes y toledistas reciclados, es proclive a la indisciplina y el autogol.

2. Macri tiene una estrategia. La falta de estrategia política de PPK es clamorosa. En cambio, la receta de Macri hasta la elección de medio término ha sido meridianamente clara. En lo político, sabiéndose en minoría, apeló a la fragmentación de la oposición, llegando a acuerdos con el peronismo disidente en el Congreso y varias gobernaciones regionales. Aprovechó, para ello, el capital político y el caño de recursos que vienen con la presidencia, así como el desdibujamiento permanente del kirchnerismo.

Y, muy importante, a pesar de su condición de minoría, Macri y sus cuadros no se amilanaron en cuanta ocasión tuvieron de plantarle cara al kirchnerismo, aun cuando este tuviera la mayoría parlamentaria. Los videos de sus cruces en el Parlamento o en televisión han sido virales claves para no caer en la imagen del “gobierno débil” que sufre PPK.

En cuanto a las políticas públicas, la apuesta de Macri también fue consistente: se inclinó por el gradualismo en el ajuste y las reformas, a pesar de los llamados de muchos economistas cercanos a un ‘shock’ liberalizador. En perspectiva, parece la apuesta correcta: ha fortalecido su mandato a pesar de una devaluación y de un tarifazo de servicios públicos. A ello le sumó una intensa tarea de promoción de inversiones que podría comenzar a rendir frutos en el 2018 y un foco especial en el ámbito social, que los Kirchner habían buscado monopolizar como posicionamiento.

3. Macri comunica. Otro aspecto notable de la estrategia de Cambiemos es su comunicación, con un mensaje cercano, unificador y de esperanza. Les recomiendo seguir a Macri en redes sociales para que vean sus visitas y llamadas a familias y emprendedores, o su participación en los ya famosos timbrazos casa por casa que se han vuelto la marca registrada de la coalición gobiernista. Algunos de sus comerciales son para enviarlos a festivales publicitarios ya mismo.

También apela a la comparación constante con el desastre y la corrupción kirchnerista, pero usualmente deja esa tarea a cargo de voceros políticos competentes, disciplinados y leales, y solo en casos excepcionales la asume como propia. Y aquí es clave resaltar un problema para PPK: por más mediocre o malo que fuera el gobierno de Ollanta Humala en diversas áreas, le dejó a su sucesor un país razonablemente encaminado, con algunas políticas aplaudibles y, en general, bastante “gobernable”. Además, en el plano anticorrupción, es precisamente Humala quien está encarcelado, mientras el ex jefe político de PPK, Alejandro Toledo, pasea tranquilo por San Francisco. Macri puede capitalizar los escándalos kirchneristas, pero Lava Jato toca permanentemente la puerta de Palacio de Gobierno.

4. Macri tiene un equipo. La escasa capacidad de convocatoria y de retención de cuadros de alto nivel de PPK es pasmosa, sobre todo en el ámbito tecnocrático, donde se suponía que se movería como pez en el agua. Casi no le queda equipo y su banca de suplentes parece nula. Cada vez que el presidente o alguno de sus funcionarios afrontan una crisis, la sensación de soledad es sobrecogedora. Cambiemos, en cambio, se ha nutrido de las bien entrenadas canteras del PRO, de sus aliados y del sector privado (atrayendo a gerentes y emprendedores al servicio público). El resultado incluso puede terminar siendo un dolor de cabeza para el oficialismo, pues en Argentina ya se especula con hasta cuatro figuras presidenciables en el corto plazo dentro de la alianza, aun cuando es casi seguro que Macri busque la reelección en el 2019. ¿Qué presidenciable nos deja PPK?

PD. Se viene CADE. Tal vez los organizadores aún estén a tiempo de traer a una figura o un estratega de Cambiemos. Sería de gran utilidad.