Venezuela: El chavismo no suelta el poder [ANÁLISIS]
Venezuela: El chavismo no suelta el poder [ANÁLISIS]
Juan Francisco Alonso

De la esperanza al desaliento. Ese anímico giro de 180 grados lo dieron los en solo 12 meses. Si la mayoría recibió el 2016 con alegría y entusiasmo ante la expectativa de que un cambio de gobierno era inminente, impulsados por el arrollador triunfo opositor en las parlamentarias, pues entró al 2017 con pesimismo, pues Nicolás Maduro sigue en la casa presidencial.

El desaliento seguramente se agudizará en 48 horas, cuando el calendario marque el 10 de enero, pues en ese momento el referéndum revocatorio presidencial –la principal bandera opositora para lograr el viraje político y cuya activación fue suspendida por cinco tribunales penales regionales– perderá atractivo para el votante antichavista. 

Ese día se cumplirá el cuarto año del actual período presidencial. De acuerdo con la Constitución, si a partir de ese día se celebrase la consulta popular y Maduro la perdiera ya no habría que convocar elecciones anticipadas, sino que los dos años que restan de mandato los completaría su vicepresidente, el recién nombrado Tareck el Aissami. 

“El gobierno confiscó el [referéndum] revocatorio, con lo cual ya no queda una vía electoral rápida para producir un cambio político. Lo que queda es esperar a que este año se celebren las elecciones de gobernadores y de alcaldes, y en el 2018 las presidenciales”, admitió el politólogo de la Universidad Central de Venezuela Luis Salamanca, quien agregó que este escenario “espanta” a más de un opositor. 

En similares términos se pronunció el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón: “La posibilidad de que se produzca un cambio político por vía institucional luce más lejano, debido a que para ello se requiere la colaboración de otros poderes y ellos están alineados con el gobierno”. 

Aunque comparte la tesis de Salamanca de que un viraje político rápido es poco probable, advirtió de los riesgos que implica esperar hasta las elecciones del 2018. “Este es un gobierno que se ha autocratizado y el siguiente paso sería convertirse en un régimen de partido único, es decir podría inhabilitar a partidos y candidatos y solo dejar una oposición decorativa, tal como está ocurriendo en Nicaragua”. 

Por orden del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), este año todos los partidos opositores y algunos del chavismo disidente deberán renovar su inscripción ante el ente electoral. Sin embargo, aún no se ha fijado la fecha de este proceso. 

—Lucha política—

Los expertos coincidieron en recomendar a la oposición que retome la protesta callejera como la única alternativa para conseguir que las autoridades acepten celebrar alguna elección. “Tiene que darse un proceso de lucha política que debe concentrarse en la calle, porque es la única manera de forzar al gobierno a negociar”, señaló Alarcón. 

Tras pasar un año como segundo vicepresidente del Parlamento y ver cómo todas sus iniciativas eran bloqueadas, el diputado opositor José Simón Calzadilla comparte la misma tesis: “En el 2016 el gobierno cerró todas las vías institucionales para resolver la crisis y nos fue negado el derecho al voto con la suspensión del referéndum revocatorio y la no celebración de las elecciones de gobernadores. La sociedad debe exigir su derecho al voto, pero debe ser la sociedad, no solo la Asamblea Nacional”. 

Sin embargo, Salamanca y Alarcón advirtieron que esta línea no quedará sin contestación por el chavismo, el cual ya ha enviado mensajes claros de que se radicalizará y reprimirá. Al menos así interpretan ambos la designación de Tareck el Aissami como vicepresidente. 

“El Aissami ya ha dicho que hay que retener el poder y con su designación se deja en claro que él viene a apuntalar a Maduro”, dijo Salamanca. “El gobierno utilizará la represión, mientras el aparato represivo cumpla sus instrucciones”, opinó Alarcón. 

No obstante, ambos no descartaron que el malestar social altere el panorama y cause un cambio en el gobierno o una intervención militar. “Un estallido social se puede producir, porque están dadas todas las condiciones objetivas. Nunca el país se encontró en una situación tan deplorable”, consideró Salamanca. 

VEA LO ÚLTIMO DE MUNDO…

Contenido sugerido

Contenido GEC