Luisa Ortega Díaz, la fiscal general de Venezuela a la que la Asamblea Constituyente impulsada por Nicolás Maduro destituyó, siempre ha sido una figura polémica. Pero desde que el 31 de marzo afirmara que los fallos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, suponían una “ruptura del orden constitucional”, quienes antes la veneraban han comenzado a fustigarla y quienes antes la criticaban ahora la aplauden.
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