Qué sigue para Ecuador tras la disolución del Congreso (y por qué era la única salida que le quedaba a Lasso)

MIRA: Cierre del Congreso en Ecuador: ¿Qué es la Muerte Cruzada invocada por Guillermo Lasso y qué ocurrirá ahora?

El derechista de 67 años se convirtió en el primer presidente de la historia de Ecuador en aplicar por decreto la “muerte cruzada”, un mecanismo contemplado en la Constitución ecuatoriana que supone la disolución inmediata del Parlamento. El mandatario afirmó que utilizó la figura debido a la “grave conmoción interna y política” en el país, una de las tres causales que permite su ejecución.

Sin respaldo de la Asamblea Nacional y al borde de perder el cargo debido a la acusación formulada por la oposición por un presunto delito de peculado en contratos para el transporte de petróleo, Lasso aplicó la medida antes del inicio de la segunda jornada de debates en la Cámara, que iba a dar pie a la votación de la moción de censura en su contra, en la que se requerían 92 votos para destituirlo.

“Esta es una decisión democrática, no solo porque es constitucional, sino porque le devuelve al pueblo ecuatoriano el poder de decidir su futuro en las próximas elecciones”, dijo Lasso en una alocución televisada pronunciada en medio de un clima de elevada incertidumbre y polarización.

La medida fue respaldada por las fuerzas militares. El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Ecuador, Nelson Proaño, afirmó que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional “mantienen y mantendrán inalterable su posición de absoluto respeto a la Constitución y las leyes” y destacó que la decisión de Lasso estaba consagrada en la Constitución.

El Consejo Nacional Electoral dijo que el 24 de mayo es la fecha máxima para hacer la convocatoria a los nuevos comicios, que deben realizarse en un plazo de 90 días, y agregó que de momento Lasso no tiene ningún impedimento para postularse. El mandatario permanecerá en el cargo y gobernará por decreto hasta entonces.

“Única salida”

Lasso usó el único as bajo la manga que tenía para evitar su destitución impulsada por la oposición, especialmente por el fuerte bloque leal al expresidente Rafael Correa, sector al que acusa de haber querido tomar el poder durante los dos años que lleva de gobierno.

El correísmo y el conservador Partido Social Cristiano (PSC), los principales promotores del juicio político contra Lasso, cuestionaron la legitimidad del movimiento de Lasso, al que acusaron de usar la “muerte cruzada” para evitar una probable destitución. Sin embargo, las posturas que adoptaron ambos bloques muestran los distintos intereses que compiten en la oposición.

Mientras el PSC presentó una demanda de inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional para anular la decisión de Lasso, algunos parlamentarios correístas dijeron que están dispuestos en ir a las elecciones anticipadas. El propio Correa usó su cuenta de Twitter para afirmar que, si bien consideraba la acción de Lasso “ilegal”, se abría una “gran oportunidad” para “recuperar la patria”.

Para el ecuatoriano Sebastián Mantilla, director del Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (Celaep), las reacciones de la oposición dejan claro que aplicar la “muerte cruzada” era el “único camino” que le quedaba a Lasso.

“Era un hecho que por como estaba conformado el Congreso el gobierno iba a enfrentar un constante bloqueo. Luego del primer intento para destituir a Lasso el año pasado, la posibilidad de que se dé otro intento como el que se acaba de dar contra el presidente se veía venir desde hace tiempo. Incluso diría que el presidente ha tomado esta decisión muy tarde, cuando ya esta esta crisis entre el Ejecutivo y el Legislativo llegó a sus niveles más altos”, dice a El Comercio.

El experto enfatiza que la “muerte cruzada” no es un golpe de Estado, sino una posibilidad constitucional y que se da cuando el presidente considera, entre otras razones, que el Congreso está bloqueando la posibilidad de ejecutar su plan de desarrollo o las iniciativas del Ejecutivo.

En la misma línea se pronuncia Mauricio Alarcón-Salvador, abogado, director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo: “Considerando la coyuntura actual, es una medida acertada. El presidente estaba frente a una situación crítica en la que primaba excesivamente lo político por sobre lo jurídico. En Ecuador la disolución de la Asamblea Nacional es una medida constitucional, pero más allá de eso es importante hacer énfasis en que es una medida que contradice los elementos básicos de la democracia porque rompe con el sistema de pesos y contrapesos”.

Oportunidad para el correísmo

¿Qué viene ahora para Ecuador? Para los expertos es claro que el panorama político es ahora mucho más complicado y conflictivo. También se abre la posibilidad de nuevas protestas ciudadanas porque más allá del contexto en que se entabló el juicio político, existe un descontento popular generalizado.

“Los niveles de popularidad y aceptación del presidente son muy bajos. La gente está insatisfecha por la ineficiencia, la incapacidad, la falta de acción del presidente y creo que eso no se va a solucionar con la muerte cruzada, pese a que con ese mecanismo se abre la posibilidad de que el presidente emita leyes a través de decretos ley”, dice Mantilla.

En lo político, el analista ve dos escenarios posibles. El primer escenario es el de una cierta relativa estabilidad hasta que haya elecciones, un segundo escenario es el de echar abajo el decreto de la muerte cruzada a partir del pedido del partido social Cristiano para dejar sin efecto ese mecanismo argumentando la inconstitucional de esta medida, aunque es poco probable que esta última opción prospere.

“Ahora, en el escenario de las elecciones anticipadas, hay que decir que es una salida que ha estado pidiendo el correísmo desde hace varios meses. Las amenazas de juicio político al presidente eran básicamente para eso, para que el presidente decrete una muerte cruzada y se adelanten las elecciones porque el correísmo sabe y está completamente seguro de que si hay una elección presidencial, quien ganaría esa presidencia y la mayoría de la Asamblea sería su partido”, dice Mantilla.