Alfonso Rivadeneyra García

Hay un momento al ver “La doctora” —obra de teatro que va desde esta semana en — cuando el espectador es confrontado por lo que ve. Hasta antes de eso se ha dado información específica, en principio por cómo están representados los personajes y por quiénes, pero entonces el guion revela que cierto personaje no es lo que aparenta; ocurre lo mismo después, y en varias ocasiones. No es un giro a la historia, la cual avanza independientemente a la revelación; sí es un desafío al espectador, que al ajustar su mente a los cambios descubre nuevas interpretaciones. Entrar en detalles sobre esto arruinaría la experiencia de visionado; basta decir que lo que ocurre sobre las tablas y en la mente del espectador no son lo mismo, pero uno complementa al otro.

Eso es justamente lo que está planteando en la obra, que lo que tú ves no acaba ahí, sino va más allá. Inclusive lo que ya descubriste tiene más fondo todavía”, cuenta sobre este punto , que interpreta a Ruth Wolff, directora de un instituto especializado en el tratamiento e investigación de la enfermedad de Alzheimer que recibe a una paciente menor de edad por emergencia. Como los padres de la niña saben que ella puede morir, envían un sacerdote para el sacramento de la unción de enfermos. Pero Wolff le niega al ingreso al religioso, argumentando motivos médicos. Esto desata una tormenta de críticas en redes sociales que pone en riesgo a la doctora, al hospital, y provoca una discusión sobre presunta discriminación y sesgo inconsciente.

Urpi Gibbons oyó buenos comentarios de la obra cuando se estrenó en Londres. Leyó el guion y quedó impresionada. “Me pareció una obra superpotente, también una obra difícil, era como un reto”, cuenta la directora. Gibbons encontró a la actriz al ver “Al fondo hay sitio”, donde participó en 2023 luego de décadas de trabajar en el extranjero. Además, ya la conocía desde que estaba en el colegio, cuando Quijano trabajaba en telenovelas y también en el teatro. Toda esta experiencia se destila en papel de Ruth Wolff. “Siento que todo cuaja y además la edad también llega para el momento en que tienes que hacer un personaje. Lo que ha vivido Diana suma a Ruth, una mujer líder, aguerrida”. Quijano por su parte cree que el rol llegó en el momento preciso de su vida, que no podría haberlo hecho antes.

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La obra desarrolla tantos temas —racismo, religión, secularidad, consentimiento, la vida privada, etc.— que el espectador solo puede suponer que la obra es contemporánea. Si bien el guion es de Robert Icke, uno de los dramaturgos británicos más destacados del momento, se basa en “Professor Bernhardi” (1912), del austríaco Arthur Schnitzler, puesta en escena que entra en el contexto del antisemitismo previo a la Segunda Guerra Mundial. Sea como fuere, ha sido un reto para Gibbons, quien reconoce haberse abrumado con el material en un principio, pero que eso cambió al centrarse en los temas esenciales: la falta de diálogo y la búsqueda de identidad.

Por su parte, Quijano también consideró esto un reto —su papel tiene mucho texto, todo el tiempo está en escena— pero una vez que entendió las motivaciones e impulsos del personaje, ya pudo aprenderse las líneas. Eso, sumado a que la actriz se comprometió con el punto de vista del personaje, que será todo imperfecto que sea, pues Wolff es una mujer complicada, ya tuvo el rol listo. Ahora está en poder del público juzgar si la conducta de Wolff es justificada o si el juicio mediático, si la tensión descargada por y sobre la protagonista, les dice algo sobre el mundo en que vivimos.

DATOS

“La doctora”. Del 17 de enero al 17 de febrero en el teatro La Plaza (CC Larcomar, Miraflores, Lima). Entradas a la venta en https://laplaza.com.pe