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Mario Vargas Llosa según 5 personajes que acompañaron su vida - 6
Daniela Meneses

llega a los 80 años rodeado de novedades. Ha sido seleccionado para ingresar a La Pléiade, colección que reúne el canon de la literatura universal. Acaba de publicar su nueva novela, Cinco esquinas. Y en el camino parece consolidar su relación con la socialité Isabel Preysler. Pero para abarcar a Mario Vargas Llosa hay que ir bastante más atrás. Pensar en La Casa Verde, en Conversación en La Catedral, en el Movimiento Libertad, en Arequipa, Estocolmo y Madrid. En suma, recorrer ocho décadas cargadas de talento.

1. FERNANDO IWASAKI
(Escritor)

Fernando Iwasaki. (Foto: El Comercio)

¿De qué manera ha influido Vargas Llosa en la literatura peruana?
Mi generación lo leyó en el colegio (en los 70). Por lo tanto, se trata de un autor que descubrimos en la adolescencia y sobre el cual informaban los diarios y las revistas. Para mí fue muy estimulante reconocer mi colegio –el antiguo Champagnat de Miraflores– en Los cachorros y también en La ciudad y los perros. Por esos años también leía a Borges, García Márquez, Ribeyro y Cortázar, y el nombre de MVLL formaba parte de esa constelación de escritores que para mí, como lector, representaba la literatura con mayúsculas.

¿Qué lecciones aprendió su generación de sus novelas?
Autores como Jorge Eduardo Benavides aprendieron de sus técnicas narrativas, pero a mí me sirvió de espejo la precisión de su prosa, la plasticidad de su lenguaje, la ambición de su escritura. Y que conste que no hablo de estilo.

En un ensayo, usted aseguró que todos los cimientos de la obra de Vargas Llosa están en La ciudad y Los perros y La casa Verde...
En aquellas novelas encontramos la ambición de la totalidad y los sofisticados mecanismos de su técnica narrativa. También vemos personajes que siempre lo han fascinado, como los fanáticos, los contadores de historias, los justos empecinados, los felones autoritarios y los desertores de la civilización. Por no hablar de la construcción de espacios recurrentes en su obra como la vida selvática o la cuartelaria.

Hasta los 10 años, Vargas Llosa pensó que su padre estaba muerto. Fue él quien lo matriculó en el Leoncio Prado luego de descubrir sus poemas. ¿Qué rol juega en su obra la figura paterna?
En 1991 organicé un seminario sobre la obra de Vargas Llosa e invité al profesor Roy Boland, autor de un estudio titulado Vargas Llosa: Edipo y el Estado ‘Papá’. Delante del propio Vargas Llosa, Boland desveló todas las claves y representaciones de sus figuras paternas. Mencionó novelas en las que la figura del padre es autoritaria, incluso perversa, y al mismo tiempo se revela a veces hasta como una especie de fraude. Pienso en el Fermín de  “Conversación en La Catedral”. Estoy persuadido de que aquella conferencia influyó en la redacción de los capítulos que Vargas Llosa escribió sobre su padre en El pez en el agua. Basta repasar los personajes paternos en La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, Los cachorros o La tía Julia y el escribidor para descubrir que se trata de una figura que ha dado mucho de sí en la narrativa de Vargas Llosa.

¿El padre es uno de los ‘demonios’ literarios del Nobel?
Como los ‘fantasmas’ de Sábato, son obsesiones que se convierten en temas. Es el caso de la figura paterna o el del fanático, que puede ser militar, religioso, ideológico.

¿Hacia dónde apunta hoy la literatura de Vargas Llosa?
Él ha convertido en memorables personajes literarios todo cuanto rechaza en la realidad. Disiente del fanatismo religioso, creó al Consejero. Rechaza al marxismo, pero fraguó a Mayta. Discrepa del nacionalismo, pero le dedicó una novela a Roger Casement. Creo que en esa línea continúa trabajando.

Usted colaboró en su campaña electoral, en 1990. ¿Qué nos dice de ese otro Vargas Llosa?
El Vargas Llosa capaz de encabezar un movimiento cívico y comprometido con sus convicciones jamás ha dejado de existir.

2. MIGUEL CRUCHAGA
(Ex dirigente del Movimiento Libertad)

Miguel Cruchaga. (Foto: El Comercio)

"Mario Vargas Llosa ha dicho que “cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio”. Paradójicamente, a mediados de los 80 (cuando el caos económico, la desmoralización colectiva y la violencia terrorista parecían bloquear cualquier resquicio de esperanza) en lugar de huir a la ficción, dio un paso certero en la dirección contraria para confrontar la realidad de una manera valiente.

Fue entonces que nació el Movimiento Libertad: convocó al pueblo de Lima a la plaza San Martín el 21 de agosto de 1987.  El resultado fue una hermosa fiesta cívica a la que acudió una inmensa y fervorosa multitud. Acicateada por un discurso rítmico y ameno, matizado de frases ingeniosas y llenas de humor, los asistentes lo escucharon desarmar la iniciativa demagógica del gobierno de estatizar la banca y las compañías de seguros. Sin habérselo propuesto, empezaba a edificar una propuesta alternativa, centrándola en el valor de la libertad y en la capacidad emprendedora de cada ciudadano. Esa noche se produjo un punto de inflexión en el destino del Perú. ‘Zavalita’, subido en un estrado, 18 años después de Conversación en La Catedral, respondió la pregunta de las primeras líneas de la novela.

En enero de 1988 quedó constituido el Fredemo, encabezado por Vargas Llosa y con el apoyo de los partidos Acción Popular, Popular Cristiano, el SODE y otros grupos menores. Con ellos se armaron los equipos de trabajo y se dio inicio a la campaña para las elecciones de 1990. Perdimos, pero el nuevo rumbo se abrió camino. Las reformas empezaron desde el inicio del nuevo régimen. Han transcurrido 29 años de ese momento y los elementos sustanciales de esas reformas se han ido consolidando. Con errores, distorsiones, arbitrariedades, atropellos y abusos, persistieron las grandes líneas del nuevo rumbo.

Es verdad que la corrupción, el cinismo, la venalidad y la tramposa manipulación o el encubrimiento continuaron desprestigiando el ejercicio de la política y esas tareas permanecen pendientes en la agenda nacional. El crecimiento del país y las oportunidades de vida para la mayor parte de los peruanos, sin embargo, han mejorado nítidamente. Vargas Llosa, además de inspirar los cambios, se ha mantenido vigilante para protegerlos objetando los desvaríos, advirtiendo los peligros y contradiciendo los ataques injustos originados en la mezquindad o el prejuicio. Su estilo ha sido siempre tajante y severo y esto, algunas veces, resulta incómodo. Los ochenta años lo encuentran intensamente comprometido con ese rol."

3. FRANCISCO LOMBARDI
(Cineasta)

Francisco Lombardi. (Foto: El Comercio)

¿Qué lo hizo llevar al cine La ciudad y Los perros?
Fue la primera novela que me impactó seriamente, porque demostraba que la literatura estaba mucho más cerca de mi vida cotidiana que todo lo que había leído anteriormente. Una vez que me convertí en cineasta, siempre tuve la ilusión de poder adaptar esa novela, porque me parecía que tenía un gran potencial como película.

Entiendo que Vargas Llosa pidió leer el guion antes de que se filmara...
Sí, tenía cierta inseguridad. Yo era un cineasta todavía bastante joven. Se lo llevamos, le gustó y sugirió incorporar una escena. Cuando se estrenó fue también muy cálido.

Luego vino pantaLeón y Las visitadoras...
Pasaron 18 años. Un canal de televisión me propuso hacer una miniserie sobre Pantaleón. No estaba muy animado, hasta que a Giovanna Pollarolo, guionista que ha trabajado mucho conmigo, se le ocurrió una forma de adaptarla que me parecía interesante. Profundizando en el personaje central, este pasó de ser muy paródico, como es en la novela, a uno que tenía más drama. El personaje se hizo más patético, más humano. Hablé con Mario y me dio carta libre. Sí me pidió que le muestre la película antes de su estreno. Estuvo satisfecho con la adaptación.

¿Hay alguna otra novela de Vargas Llosa que se haya quedado con ganas de llevar al cine o en general es difícil encontrar una adaptable?
En general sus novelas se adaptan bien al cine.  Lo que pasa es que, respetando mucho la obra de Mario, no constituye un elemento demasiado atractivo que yo adapte muchas novelas de él. Tampoco es mi ambición ser un adaptador de sus libros. Yo he intentado adaptar libros que tenían que ver con ciertas preocupaciones mías personales. Aunque no descarto hacerlo en algún momento.

¿Alguna que le interese en particular?
Una época tentamos La Casa Verde. Nos complicamos en la adaptación, no es una obra fácil. La guerra del fin del mundo, que sí es una gran novela para adaptar, la trabajé en algún momento. Pero es muy cara de hacer, es una producción muy grande. Hubo, además, un problema de derechos de autor.

Usted no ha estado solo en las adaptaciones de Vargas llosa. Él mismo estuvo detrás de una.
Le gusta mucho el cine. Creo que en algún momento tenía la idea de combinar la escritura con el cine.  Por eso dirigió la primera adaptación de Pantaleón. En los 70 se unió a un cineasta español, José María Gutiérrez. Él vería el tema técnico y me imagino que MVLL manejó un poco más el tema de los actores y el guion. La película no es buena y él es consciente de eso. Siempre se lamenta un poco haberla hecho. Dentro de las que se han adaptado de él, creo que la mejor fue La fiesta del chivo, de Luis Llosa.

4. CECILIA BLUME
(Analista)

Cecilia Blumé. (Foto: El Comercio)

Empecé mi relación con Vargas llosa en 1977 devorando La tía Julia y el escribidor. Desde entonces lo he seguido. Es el escritor peruano más importante, lo que se refleja en distintos premios que van desde su primer galardón en 1952 por su obra de teatro La huida del Inca hasta el Nobel de Literatura 2010, cuando nos encandiló con un discurso a su familia.

Pero él puede ser dos personas en una. Está el escritor maravilloso que nos relata sus experiencias como cadete y las peripecias en la selva con Pantaleón.  Simultáneamente está ese hombre, mortal como cualquiera, que admiró a Fidel en alguna época para luego detestar las dictaduras, siendo un liberal a carta cabal y demostrando un amor obsesivo por la política, lo que lo llevó a ser candidato presidencial.

Se hizo todo para apoyar a Vargas Llosa, incluso sacar al Señor de los Milagros en procesión. Todo valía para llevarlo a Palacio. Sorpresivamente, un ‘chinito’ desconocido le ganó en 15 días y él parece no haberlo superado, a pesar de los años transcurridos y de sus enormes logros como escritor. A partir de allí ‘castiga’ al Perú, abandonándonos. Sin embargo, nunca deja de intervenir en nuestra política y ahí asoma su otro yo, el del hombre que demuestra su oposición a Fujimori de formas que van más allá de las que corresponderían a una persona de sus capacidades. Vargas Llosa en política es pura pasión y, en muchas oportunidades, pura bilis. A pesar de ser un agnóstico, llega a creer en el pecado original ante la posibilidad de ver a Keiko Fujimori en Palacio. Ello nos ha llevado a muchos a no soportar sus exabruptos, sobre todo cuando por temporadas nos regala sus visitas al Perú, donde destruye en lugar de construir. Podría hacer mucho bien tratando de poner mesura donde hay extremismos.

Ahora que cumple 80 años tengo sentimientos encontrados. Lo admiro porque ha vivido regido por la pasión. Pero ha sido incapaz de usar esa misma pasión para enseñarnos a consolidarnos como nación. Lo querremos y admiraremos por sus obras; a algunos les gustará políticamente; pero otros lo veremos como el hombre que se perdió la verdadera oportunidad: dejar de lado los rencores y ser un referente nacional.

5. PILAR REYES
(Directora editorial de Alfaguara)

Pilar Reyes. (Foto: El Comercio)

La relación entre Vargas Llosa y usted tiene ya dos décadas...
Yo dirigía la casa colombiana de Alfaguara cuando él comenzó a publicar con nosotros. Ahí nos conocimos, en 1997. Luego lo recibimos muchas veces en Colombia para lanzar sus libros. Desde que vine a vivir a Madrid, en el 2009, he tenido el placer de editar varios libros suyos. La relación profesional ha derivado, además, en una amical.

Usted ha dicho que uno de los mejores momentos que ha vivido en Alfaguara es cuando Vargas Llosa ganó el Nobel.
Fue muy emocionante. En ese entonces estábamos a punto de lanzar El sueño del celta. El libro estaba ya en imprenta y tuvimos que parar las máquinas: la mitad de la edición salió solo con una fajilla, el resto sí con la cubierta de Premio Nobel 2010. Yo estaba en la Feria de Frankfurt ese 7 de octubre, y él, dando clases en Estados Unidos. Lo traté de llamar con insistencia ese día, pero era imposible comunicarse. El viernes a las 12 de la noche timbró mi celular. Era Mario para decirme que no habíamos podido ni hablar. Imagínate esta noticia. ¡Él que me llama a mí! Me pareció conmovedor.

¿Cómo impactó el Nobel y la obra en general de Vargas Llosa en la literatura peruana? ¿Hay mayor interés internacional?
Creo que sí. Pasa lo mismo con la literatura colombiana y García Márquez. Son autores que abren camino, tanto para un tipo de literatura como para la geografía en la que ubican sus libros.

¿Vargas Llosa tiene un proceso muy solitario de trabajo?
Mario no comparte mucho cuando está en proceso de escritura, salvo cosas muy grandes. Dice, por ejemplo, que empezó una nueva novela y no da más datos. Luego va dando información sobre la parte del proceso en la que va. Él escribe una especie de primer borrador, que llama el magma de la novela. Sobre ese empieza un segundo proceso, que es tan importante como el primero, que es el de corrección.

En más de una ocasión, Vargas Llosa ha dicho que no tiene talento natural para escribir. Que mucho le debe a la disciplina. ¿Qué tanto de modestia y de realidad hay en esa afirmación?
No es posible escribir novelas sin disciplina. Un poema puede llegar a ser un texto que nazca de la intuición. Pero es más difícil o imposible hacer buenas novelas a punta de intuición. Entiendo la lección de VLL, que además le viene de Flaubert: corregir, corregir y corregir hasta que un texto esté listo. No creo que signifique que no tenga talento.

Al nobel lo alcanzan los 80 años en medio de una nueva novela y una nueva relación. ¿Cómo lo ve llegar a estos 80 años?
Lleno de vida. Nunca le faltan proyectos; lo que le falta es tiempo.

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