Marco Aurelio Denegri publica en "El Comercio" la columna "El ojo de Lima". (Foto: Víctor Idrogo)
Marco Aurelio Denegri publica en "El Comercio" la columna "El ojo de Lima". (Foto: Víctor Idrogo)
Marco Aurelio Denegri

El término ciencia se deriva del latín scientia y éste de scire, saber. De manera, pues, que desde el punto de vista etimológico-semántico, ciencia equivale a saber o el saber. Pero no todo saber es científico. Yo puedo saber, por ejemplo, que a los gallos navajeros se les amarra la navaja o cuchilla en la pata izquierda. Sin embargo, el decirlo no constituiría una proposición científica, porque se trata de un saber empírico, es un juicio circunscrito, particular.

A continuación, una definición de ciencia: la primera, de carácter general, y la otra, más elaborada.

“Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.” (DRAE 2014, s.v. “Ciencia”.)

“Es un saber crítico y teórico, organizado sistemáticamente según pautas objetivas, en parte cierto y en parte muy probable, en el cual, por la índole objetiva de la experiencia y la posibilidad del acceso (directo o indirecto) a los objetos, son factibles la indagación y la comprobación plurales.” (Francisco Romero, Lógica, 230.)

Se reconoce fundadamente en el mundo académico que las ciencias humanas son menos rigurosas y estrictas que las ciencias naturales. Sin embargo, esta distinción entró en crisis en el siglo XX, porque la física y la química contemporáneas trabajan sobre fenómenos y estados provocados y observables sólo por mediación de la tecnología, esto es, del desarrollo cultural, de modo que no se podría hablar de una ciencia natural pura; hay una interacción entre naturaleza y cultura.

Una definición clásica de historia es la de Wilhelm Bauer, en su Introducción al Estudio de la Historia. Dice así en la página 38:

“Historia es la ciencia que trata de describir, de explicar y de comprender los fenómenos de la vida, por lo que respecta a los cambios que lleva consigo la situación de los hombres en los distintos conjuntos sociales, seleccionando aquellos fenómenos desde el punto de vista de sus efectos sobre las épocas sucesivas o de la consideración de propiedades típicas, y dirigiendo su atención principal sobre los cambios que no se repiten en el espacio y en el tiempo.”

Adviértase que el inicio de la definición antedicha es característico de una ciencia humana o social como la historia, que trata de describir, explicar y comprender ciertos fenómenos vitales. O sea que intenta o procura describirlos, explicarlos y comprenderlos. Sería inimaginable que en un tratado de física se nos diga que la física es la ciencia que trata de describir, explicar y comprender las propiedades de la materia y de la energía.

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