Conforman el elenco de "Suburbicon" intérpretes como Julianne Moore y Matt Damon. (Foto: Difusión)
Conforman el elenco de "Suburbicon" intérpretes como Julianne Moore y Matt Damon. (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

Coca-Cola. Marylin Monroe. Disneylandia. Son algunos símbolos culturales de los Estados Unidos. Esencias de una luz a veces engañosa. No obstante, podemos contar con otro tipo de esencias. Unas de imágenes oscuras, llenas de sombras. Son las del ‘film noir’, género en el que las mujeres son más inteligentes que los hombres. Y más peligrosas. Pero, sobre todo, en el que el seguro de vida se duplica, de modo que los asesinatos, al parecer simples accidentes, permiten recabar una bolsa que revienta de dólares.

El género evolucionó con películas de un blanco y negro expresionista como “El halcón maltés” (1941), de John Huston. Aunque la mayoría prefiera citar un título que hace honor a ese contrato que, indirectamente, paga por la muerte del que supuestamente se ama: “Pacto de sangre” (1944), de Billy Wilder. Pues bien, todo “Suburbicon”, el último filme dirigido por , está lleno de citas al ‘noir’, solo que en colores pasteles. Cada minuto de la película recuerda al clásico fundacional de Wilder.

Para empezar, hay que decir que “Suburbicon” es un nombre emblemático, porque nace etimológicamente de la palabra ‘suburb’ (suburbio). La película se propone, en ese sentido, como un tratado alegórico sobre ese Estados Unidos que asomó después de su triunfo militar en la Segunda Guerra Mundial. Esa fue la época en la que nacieron esos barrios periféricos residenciales que definieron un aspecto del ‘american way of life’. La cinta parte con la presentación de una familia modelo integrada por Gardner Lodge (Matt Damon), su esposa, su cuñada (ambas interpretadas por Julianne Moore) y su pequeño hijo Nicky (Noah Jupe).

Se recomienda ver “Suburbicon” desde su intención siempre simbólica. Si alguien alguna vez dijo que los EE.UU. estaban hechos sobre los modelos estéticos propuestos por su cine, “Suburbicon” es un reflejo de otro reflejo, porque está hecha sobre las imágenes que dejó el Hollywood de la posguerra. Aunque la película también sugiere que la vida estadounidense se hizo artificial por estar hecha de falsas apariencias. Así, esta fábula envenenada –cuyo guion está firmado por Clooney, Grant Heslov, Joel Coen y Ethan Coen– es la de una pérdida de la inocencia: Nicky descubre que todo lo que él creía que era su familia no es más que una careta de moralidad que esconde una gran podredumbre.

Por ello, es mejor apreciar “Suburbicon” como una oscura comedia sofisticada. El humor cáustico, la ironía afilada, hace constantes críticas a una sociedad de doble moral. Recuérdese la secuencia en la que el niño descubre al atildado y supuestamente puritano Lodge dando fuertes nalgadas con una paleta de pimpón, en el sótano, a una de las mujeres que interpreta Moore.

Sin embargo, a pesar de este humor malvado, la película peca de ser excesivamente clara en sus intenciones metafóricas. Un ejemplo de didactismo es la puesta en escena de una familia negra que decide ser la primera en instalarse en un barrio de blancos. Al lado de los Lodge vive este hogar, que es hostigado por una sociedad cruel y racista. Mientras la familia blanca se autodestruye, los afroamericanos resisten el asedio del conservadurismo intolerante, ese que es reivindicado actualmente por Donald Trump. Además, es verdad que el Clooney de “Suburbicon” es un cineasta muy influenciado por el estilo mordaz de los hermanos Coen, así como por una crítica social enfática. Pero este no deja de ser un cine divertido e incisivo, de una arquitectura narrativa delicada, de una cinefilia elegantemente homenajeada. No todos los días se ven filmes así.

Título original: “Suburbicon”
Género: drama, comedia, thriller.
País y año: EE.UU., 2017.
Director: George Clooney
Actores: Matt Damon, Julianne Moore, Oscar Isaac.

Calificación: 3/5

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