Desentierran ruinas sumergidas en el Callao tras el tsunami de 1746: qué nos dicen los hallazgos sobre la vida del Perú en esa época

15/03/2024 17H30

“Muchas de las paredes y portales parece que hubiesen querido resistir el ímpetu de los primeros movimientos de la tierra; mas no pudieron contrarrestar la fuerza abrumadora del océano, este se internó con furia terrible, sus olas hechas montañas… demoliendo fuertes murallas y torres, que la riqueza en su orgullo había edificado, arrancándolas de los hondos cimientos y enterrándolas en sus profundos abismos”. Reynolds, J.W. (1852). Lo que se sabe del potente terremoto y tsunami que arrasó Lima y Callao en 1746 se conoce solo por relatos y escritos. En el Callao, nada de lo que quedó sumergido se volvió a ver. No al menos hasta ahora.

El 28 de octubre de 1746, a las 10.30 de la noche, el tsunami más grande del que se tiene registro en el Perú golpeó contra el Callao. La ciudad, sus casas y el modo de vida de los chalacos de entonces quedaron sepultados. Casi 300 años después, un equipo de arqueólogos del Programa de Recuperación de Sitios Arqueológicos y Monumentales del Callao (Progresamos Callao) ha logrado encontrar, a una profundidad de casi tres metros, el piso de una vivienda que existió antes del tsunami. Es el primer vestigio de la ciudad amurallada que quedó sumergida y sobre la cual, un año después, se erigió la Fortaleza del Real Felipe.

Conchas encontradas durante la excavación.
/ Hugo Pérez

“Este es el primer proyecto de excavación que se hace en el Real Felipe y la primera evidencia del Callao sepultado, del cual se tenían noticias solo en relatos”, explica Hugo Benavides, gerente de Progresamos Callao, un programa de la Municipalidad del Callao.

¿Qué tanto podemos descubrir a partir de este hallazgo? Benavides explica que por las características del ladrillo rojizo, caro para la época, se trataría de un posible inmueble religioso del S. XVII. Pero lo más interesante está en las paredes.

“Es una cápsula del tiempo que nos ayuda a desentrañar etapas distintas de la historia del Callao. Es la primera vez que vemos el Callao antiguo”, añade para El Comercio.

La estratigrafía (la disposición de los sedimentos) tiene varias historias que contar. “Cada capa es un evento. Sobre el piso vemos una base de ladrillos colapsados por el terremoto, por eso sabemos que no quedó casi nada en pie. Luego, la gran ola de aproximadamente 10 metros cubrió la zona. No era una ola limpia, era como un huaico que arrastró los 23 navíos que estaban estacionados en el mar, con sus 23 anclas y los 100 cañones del frontis de la muralla”, explica Benavides.

El trabajo de excavación se ha efectuado retirando unidades estratigráficas (capas de material producto de ocupación humana o eventos naturales) dichas capas contienen mucha información sobre las actividades y la época a la que corresponden.
/ Hugo Pérez

Precisamente, en esa franja permanecen incrustados los cantos rodados característicos de las playas de La Punta y Chucuito. Ahí también también se encontraron restos de conchas marinas y piedras provenientes de fondo marino. “Lo mas antiguo que hemos encontrado es porcelana china en el mismo piso de ladrillos. Por sus características, podemos decir que era un sitio de cierto nivel social”, agrega Gianella Pacheco, directora del Proyecto de investigación arqueológica y conservación de la Fortaleza del Real Felipe y la Zona Monumental Callao.

Más de una historia

La excavación también muestra un segundo evento que marcó con sangre la historia del Real Felipe: La ocupación del brigadier español José Ramón Rodil y Gayoso, quien que se negó a aceptar la Capitulación de Ayacucho y se refugió con unas 8 mil personas en la fortaleza esperando el rescate desde España. “Ese rescate nunca pasó y estuvieron más de un año padeciendo de enfermedades y hambre. Se sabe que tuvieron que comer ratas y perros. Hemos hallado pruebas de eso como el cráneo de un perro que presenta un corte de cuchillo que demostraría que no murió de forma natural”, indica Benavides.