Gladys Pereyra Colchado

Como una herida que no cierra, que aparece con cada oleaje y no tiene cuándo acabar. El petróleo sigue en las playas un año después del derrame de petróleo de la refinería La Pampilla, de Repsol. En este mismo tiempo, más de 20 playas, desde Ventanilla hasta Chancay, siguen cerradas, los pescadores artesanales todavía no pueden entrar al mar y los comerciantes que dependían del verano para reunir dinero que les permita sudbsistir todo el año no saben cuándo volverán a trabajar.

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