"Sean fuertes, no se rindan", gritó Patti Smith a la multitud durante su concierto en Santiago de Chile. (Foto: Jaime Valenzuela - DG Medios)
"Sean fuertes, no se rindan", gritó Patti Smith a la multitud durante su concierto en Santiago de Chile. (Foto: Jaime Valenzuela - DG Medios)
Katherine Subirana Abanto

Si hay una frase que se repite a menudo en el Centro de Santiago de Chile por estos días es “El pueblo, unido, jamás será vencido”. Y casi ningún chileno es indiferente a ello. Entonces, por asociación, cuando la la cantante y escritora Patti Smith (Chicago, 1946) cantó “People have the power” (1988) en el Campus Deportivo de la Universidad Diego Portales primero y en el Teatro Caupolicán después, todos los presentes respondieron —respondimos— entregando el alma en la canción.

“No has elegido el mejor momento para venir a Santiago” es la frase que más he escuchado en los cinco días que llevo en la capital chilena. Alguien la mencionó en la conferencia de prensa que Patti Smith ofreció el domingo 17, previo a las presentaciones programadas en la ciudad. Pero Patti Smith y yo pensamos igual: es un gran momento para estar en Santiago.

En nombre de todas las causas

La cantante llegó a Chile el domingo 17. El mismo día se convocó a una discreta reunión con la prensa en una cafetería ubicada en el barrio Las Condes; un momento íntimo que compartió con un pequeño grupo de periodistas y en el que aprovechamos para preguntarle de todo. “Estoy feliz de estar en Chile. Sepan que estoy con ustedes”, dijo arrancando la reunión. Los presentes sospechábamos que así sería.

Íntima conferencia de prensa la que brindó Patti Smith a su llegada a Chile. (Foto: Katherine Subirana)
Íntima conferencia de prensa la que brindó Patti Smith a su llegada a Chile. (Foto: Katherine Subirana)

Smith, conocida por huir de las etiquetas —no le agrada que la llamen feminista, por ejemplo— y no adherirse a ninguna ideología política, sí se considera activista de diversas causas. “Todos deberíamos ser activistas. El activismo puede ser muy solitario. Puedes comenzar sintiéndote muy derrotado rápidamente, por ello es bueno para un activista saber que otro está ahí para él”, dijo durante la conferencia en la que también alabó a Greta Thunberg, a la causa medioambientalista, al Papa Francisco, y a las chilenas y chilenos que han salido a las calles en estos días.

A diferencia de muchos, ella cree que el mundo está viviendo su peor momento. Y, desde su espacio como artista y figura pública reconoce su alcance, pero prefiere pisar tierra: “Los artistas siempre son importantes, pero más importantes son las personas que participan en las grandes movilizaciones. El artista puede inspirar, pero son las personas las que hacen el cambio”. Aplausos fueron y vinieron. Ella, tal vez en agradecimiento, dijo “vamos a hacer un pequeño experimento” y empezó a cantar “Because the night” (1978) a capela. Los periodistas presentes, ante todo seres humanos, caímos rendidos ante el momento.

Patti Smith canta Because the night en conferencia de prensa

El encuentro, de evidente carga política, se dio por coincidencia a la misma hora que el presidente Piñera lanzaba un —en palabras de los colegas chilenos— “inútil mensaje a la Nación”. “El discurso importante de la noche lo dio Patti”, dijeron.

La historia de una vida

Lunes 18 de noviembre, 10:00. Santiago, 32 grados. La cola en el campus deportivo de la Universidad Diego Portales dobla la cuadra. La semana anterior se anunció que se entregarían 400 entradas para la charla que Patti Smith daría en la Cátedra Roberto Bolaño. Los tickets se agotaron en una hora. Finalmente, las personas en el recinto superamos las 600.

La reunión estaba programada para las 11:00, pero Patti Smith pisó el escenario preparado para la ocasión a las 11:30. Aplausos, vivas, gritos…toda expresión de emotividad posible invadió el espacio. El campus deportivo estaba repleto de estudiantes, académicos, periodistas, curiosos y advenedizos fans sentados en el suelo, en la cancha, en las graderías. El académico y escritor Rodrigo Rojas, coordinador de la Cátedra Bolaño, fue el presentador e interlocutor de la sesión.

“Patti Smith no es una leyenda, sino que es varias leyendas tejidas en una sola mujer”. Con estas palabras Rodrigo Rojas empezó el discurso que abrió oficialmente el evento. La emoción era evidente en su voz. El público supo acompañarle. La invitada especial subió al escenario en medio de animosos aplausos y vivas, y empezó una pausada pero enérgica charla en la que se habló de la escritura, la música, la pintura, las relaciones humanas, las luchas sociales…la vida.

“No me gusta definirme como poeta, sino como escritora. Y como una escritora que trabaja día a día. Incluso cuando me alejé de la vida pública para dedicarme a mi familia, encontraba a diario un espacio para escribir. Tener la vocación de escribir poesía es una de las cosas más sagradas y difíciles. También porque es difícil encontrar un público que reciba la poesía”, dijo. Pero no por ello ha dejado de escribirla. A pesar de que sus últimos libros han sido de narrativa, dijo que el próximo año saldrá uno de poesía —en el que incluye un poema al escritor chileno Roberto Bolaño—, también está trabajando en una ficción donde el protagonista será su esposo Fred Smith —quien murió en 1994— y otro libro sobre el cambio climático. Aunque no tiene planeado aún nuevos discos musicales, sí grabará tres discos de poesía.

Ha sido tremendamente significativo que Patti Smith participe en la Cátedra Bolaño. Ella ha dicho más de una vez que Roberto Bolaño se convirtió en una de sus mayores influencias desde que descubrió Los detectives salvajes (1998), y no deja de alabar al autor cada vez que se le presenta la oportunidad. Sin embargo, esta vez, los elogios de la estrella punk rock fueron para otra figura de las letras chilenas: la escritora Nona Fernández. “Mi libro favorito en estos días es ‘Space Invaders’, de Nona Fernández”, dijo. “¡Nona está aquí!”, se escuchó un grito emocionado. Y ahí estaba Nona, fresca, asombrada, feliz. Subió al escenario y ambas se abrazaron con el cariño de quien comparte en su arte un pedazo del alma.

Patti Smith invitó a la talentosa escritora chilena Nona Fernández a subir al escenario. Una hermosa sorpresa para todos los asistentes. (Foto: UDP Cátedra Abierta Roberto Bolaño)
Patti Smith invitó a la talentosa escritora chilena Nona Fernández a subir al escenario. Una hermosa sorpresa para todos los asistentes. (Foto: UDP Cátedra Abierta Roberto Bolaño)

De su laureado libro “Éramos unos niños” ha dicho que no lo hubiese escrito si Robert Mapplethorpe, el reconocido fotógrafo y su entonces compañero, no le hubiese dado los ánimos para hacerlo. Se dio así un tiempo para agradecer la ayuda de algunos de sus buenos amigos: “Robert me enseñó a confiar en mí. Allen Ginsberg la importancia de ser activista como un derecho y una responsabilidad humana. De William Burroughs tengo grabada en mi mente su consejo mantén tu nombre limpio y nunca te avergüences de tus creencias. Creo que no les he fallado”, dijo.

“Yo pienso mucho en las cosas y trato de elegir mis causas de la forma más honesta posible. Puedo decir que no me arrepiento de ninguna causa que haya apoyado”, añadió. Sabiéndose rodeada de un público universitario, dijo de forma contundente “mi sueño es que todos los estudiantes se unan y salven el planeta y luchen por la justicia social. No lo olviden, nunca bajen los brazos”. El público respondió con el grito “El pueblo, unido, jamás será vencido”. Ella los compensó cantando “Wild”, que se la dedicó a Nona Fernández, y “People have the power”, de evidente significado. La energía, por supuesto, desbordó el campus. Recibió un manuscrito del poeta chileno Raúl Zurita de regalo, invocó al público a luchar siempre por la libertad, y partió. Siete horas después había un concierto que dar.

La voz de los 70

Patti Smith tiene 72 años, pero en el escenario desborda la misma energía que la hizo conocida en los años 70. Tras las continuas protestas que empezaron en Chile el 18 de octubre la publicidad para este y otros eventos culturales fue mínima. Y era de entenderse. Por eso se pensó que el antiguo Teatro Caupolicán, construido en 1936, con capacidad para siete mil espectadores, estaría vacío. Nada más alejado de la realidad.

Concierto de Patti Smith en el Teatro Caupolicán, Santiago de Chile. (Foto: Jaime Valenzuela - DG Medios)
Concierto de Patti Smith en el Teatro Caupolicán, Santiago de Chile. (Foto: Jaime Valenzuela - DG Medios)

El show lo abrió la cantante Colombina Parra, quien entre canciones lanzó vivas a la causa que moviliza Chile por estos días. Perfecta antesala para Smith, quien entregó al público quince poderosos temas entre material de su repertorio y algunos covers, canciones de sus buenos amigos.

“Dancing Barefoot”, “Redondo Beach” y “Ghost Dance”, abrieron el concierto que una parte del público disfrutó, como ya es costumbre, a través de la pantalla del celular. Sin embargo, fueron más los que prefirieron tener los brazos libres para aplaudir, hacer vivas, agitar. Luego vinieron “My Blakean Year” que dedicó a “todos los trabajadores”, y “Beneath the southern cross”, dedicada a “quienes perdieron sus ojos en las manifestaciones”.

“Gloria”, “Because the night”, “People Have the Power”, evidentemente, no faltaron, más bien constituyeron picos en la presentación. Pero cuando el show llegaba a su fin vino la sorpresa. Al tocar “My Generation”, himno precursor del punk, obra de The Who, Patti regresó en el tiempo: tras hacer lanzar alaridos a su guitarra eléctrica, entrando en una suerte de trance exorcizante y cortó las cuerdas de su guitarra. El alboroto causado al respecto no hizo sino aumentar cuando, al momento de despedirse, lanzó un grito más: “sean fuertes, no se rindan”. El público aplaudió hasta el cansancio y un poco más, pero aún le quedó energía para responder gritando “Chile Despertó”.

Para terminar de redondear la visita de Smith a Santiago: mientras ella rompía las cuerdas de su guitarra en el Caupolicán, los carabineros gaseaban a los manifestantes congregados en la plaza Italia, en el centro de la ciudad, y los arrinconaban obligando a muchos a lanzarse al río Mapocho, hoy en sequía. Era la marcha de conmemoración del mes de los inicios de las protestas en Chile. Cuando llegué al hospedaje, a dos cuadras del epicentro de las manifestaciones, había un letrero: “Amigos, si necesitan agua con bicarbonato, toquen el timbre”.

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