Magnífico escritor, Charles Simic ganó el Pulitzer por el libro “El mundo no se acaba”. (Foto: Getty Images)
Magnífico escritor, Charles Simic ganó el Pulitzer por el libro “El mundo no se acaba”. (Foto: Getty Images)
Marco Gonzales Peralta

Las historias de nuestras vidas son aterradoras y grotescas, / como las máscaras que los niños llevan en Halloween”, escribió Charles Simic en el poema “Historia” incluido en el libro “Garabateado en la oscuridad”, uno de los más de sesenta que publicó en su carrera como poeta, ensayista y traductor.

Nacido en 1938 en Belgrado, capital de la extinta Yugoslavia, fue hijo de una madre de familia rica que perdió su fortuna y de un padre con un fuerte compromiso político que lo llevó primero a la cárcel y luego a emigrar a Estados Unidos para posteriormente trasladar a su familia a ese país.

Así, el jovencísimo Simic no iniciaría su relación con el idioma inglés —en el que escribió su obra— sino hasta 1954, publicando su primer poemario en 1967.

El primer poeta estadounidense que le gustó fue Hart Crane. Incluso escribió un grupo de poemas imitándolo. Pero poco a poco fue alejándose de cualquier remedo para crear un estilo propio que lo llevó a producir una obra poética galardonada —entre otros— con el premio Pulitzer en 1990. También fue elegido como el decimoquinto Poeta Laureado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Pero no solo ha sido elogiado por académicos, sino también por el público, que sigue leyéndolo con eufórica admiración. Aquí en el Perú es uno de los autores en lengua inglesa con más devotos.

En su trabajo encontramos personajes marginales de vidas melancólicas, insectos desnortados que empujan a la cavilación, la metafísica en un extraño instante, la guerra…por mencionar algunos temas. En una entrevista para “The Paris Review”, el poeta cuenta que un día antes de su séptimo cumpleaños vio a su madre muy atenta a la radio. Entonces escucharon que la guerra había terminado. Él exclamó: “¡Ahora ya no habrá más diversión!”. Y es que en tiempo de guerra, explica, los niños pueden correr libremente, pues los adultos viven perdidos en preocupaciones.

El chico de los Balcanes que pasó su infancia jugando al lado de la muerte y se convirtió en poeta, ha fallecido a los 84 años, demente y en un hogar para ancianos. Queda su magnífica poesía para todos los que quieran charlar con él.

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