MIAMI, 7 DE SETIEMBRE DEL 2004
RECOPA SUDAMERICANA 2004. FUTBOLISTAS DEL CLUB CIENCIANO (PERU) FESTEJAN LA OBTENCION DEL TITULO, TRAS VENCER POR PENALES AL CLUB BOCA JUNIORS (ARGENTINA), EN EL ESTADIO LOCKHART, DEL BALNEARIO DE FORT LAUDERDALE.
FOTO: LUIS CHOY / EL COMERCIO
MIAMI, 7 DE SETIEMBRE DEL 2004 RECOPA SUDAMERICANA 2004. FUTBOLISTAS DEL CLUB CIENCIANO (PERU) FESTEJAN LA OBTENCION DEL TITULO, TRAS VENCER POR PENALES AL CLUB BOCA JUNIORS (ARGENTINA), EN EL ESTADIO LOCKHART, DEL BALNEARIO DE FORT LAUDERDALE. FOTO: LUIS CHOY / EL COMERCIO
/ LUIS CHOY
Carlos Salas Abusada

Es peruano, viste de blanco y rojo, pero gana. Gana todo. El impresionante Cienciano no se desmaya nunca. Ni aunque tenga que viajar seis horas fuera de Cusco. Ni aunque tenga enfrente al pituco campeón del mundo. Ni aunque falten dos minutos y vaya perdiendo por un gol. Si hace una semana aquí solo se hablaba del paso del ciclón ‘Francés’, ahora todos comentan los efectos del huracán peruano.

Quizá lo que impresiona más de esta victoria peruana es que haya sido conseguida con modales que, curiosamente, nada tienen que ver con el ‘fútbol peruano típico’. El Cienciano de Ternero es un once divorciado de la antigua escuela del juego rasante y picaflor, no hace fulbito, no tiene gambeteros y carece de un 10 definido. Por eso, porque su libreto es sumamente extraño, sus triunfos son mucho más valiosos.

Ayer Cienciano no hizo un gran partido, pero fue muy inteligente. Desde el saque Boca fue más capo a la hora del desborde, tuvo más oficio para meter miedo, y sus jugadores famosos sacaban claras ventajas en el uno contra uno.

La defensa cusqueña controlaba el ataque aéreo, pero a ras de suelo dejaba excesivos espacios libres. Y en el trabajo ofensivo, el cuadro peruano perdió la pelota con recurrencia, empleó casi nada el carril central y apeló a los bombazos de un Bazalar sin compañía.

El equipo de Freddy recién sintió la pegada con el 1-0, conseguido gracias a un tacón genial de Palermo y una definición inapelable de Mr. Tevez.

La florida del Inca

En el segundo tiempo Cienciano imaginó nuevas maneras de hacer daño. Los ingresos de Lobatón y Saraz le dieron al equipo originalidad y atrevimiento, dos rasgos que había extrañado hasta ese momento. Lo único que faltaba era producir, concretar, tocar de cerca el arco de Abondanzzieri. Y eso no sucedió sino hasta el minuto 89, cuando un tiro-centro del opaco Gamarra fue peinado por Saraz. Era el 1-1, el milagroso empate a un soplo del final.

Lo siguiente fue la azarosa e infartante rueda de penales, una instancia súbita en la que los equipos peruanos casi siempre han salido derrotados. Justamente por eso, sorprendieron la precisión, la prolijidad y el carácter de todos los disparos, pero sobre todo la magnífica recuperación de Oscar Ibáñez.

El portero, uno de los villanos unánimes del Perú-Argentina del sábado, se reencontró con sus mejores reflejos, tapó los disparos de Vargas y de Tevez y volvió a ser nuestro acostumbrado superhéroe.

La lección que dictó Cienciano anoche aquí es ejemplar desde todos los ángulos. Fue la graduación máxima de un equipo de talento exiguo pero de enorme fortaleza anímica; un elenco sin estrellas, pero con una voluntad incorruptible; un club tan modesto como soñador; un huracán que se llevó la tristeza y nos ha puesto orgullosos a toditos.

Cienciano 5

Promedio DT: 4,4

Boca Juniors 3

Promedio DT: 4,9

Cienciano

1 O. Ibáñez 8

2 S. Acasiete 5

4 M. Arboleda 5

15 A. Morán 3

13 G. Portilla 5

25 P. De La Haza 4

10 D. Gamarra 2

14 J. C. La Rosa 4

8 J. C. Bazalar 4

9 G. Carty 4

7 M. Mosto 2

T.: F. Ternero

Boca Juniors

1 R. Abbondanzieri5

4 J. Calvo 5

2 R. Schiavi 5

13 C. Traverso 5

3 M Rodríguez 5

8 D. Cagna 5

14 A. Guglielminpietro 5

11 P. Ledesma 4

5 A. Cascini 5

10 C. Tevez 6

9 M. Palermo 5

T.: M. Brindisi

Goles: C. Tévez (a los 31′) (BJ); R. Saraz (a los 88′) (C). Ruleta de Penales:

Ibarra 1-0 (C)

Schiavi 1-1 (B J)

Lobatón 2-1 (C)

Tevez 2-1 (BJ) (X)

Portilla3-1 (C)

Palermo 3-2 (BJ)

Acasiete4-2 (C)

Vargas 4-2 (BJ) (X)

Enfoque

En diciembre de 2003, el equipo de Cienciano del Cusco había salido campeón de la copa Sudamericana tras vencer a River Plate por uno a cero en Arequipa. Reproducimos el artículo del periodista Jorge Barraza del 21 de diciembre de 2003 sobre este logro, el más importante de un club peruano hasta la fecha.

La llave que abre todos los corazones

Si pudiésemos retrotraer el tiempo cinco meses atrás y le dijéramos al hincha más fanático de Cienciano que su equipo sería el campeón de un torneo con los 35 clubes más fuertes del continente hubiese sonreído. Si corriera el mes de julio y le aseguráramos a Germán Carty que se consagraría goleador absoluto de la Copa Sudamericana. Si vaticináramos que Cienciano eliminaría al Santos, a Nacional de Medellín, a River... Que sería un campeón estadísticamente fenomenal...

Se habrían matado de risa Juvenal Silva, el mismo Freddy Ternero y hasta los propios jugadores festejarían con ganas. Todos lo habrían postulado para el chiste del año. Pero así fue: un campeón demoledor en números. Siete victorias en diez partidos y el 77% de los puntos ganados. El fútbol posee el don inigualable de generar estas historias cenicientas, fábulas reales a las que la imaginación no tiene acceso.

Como el destino quería una historia con todas sus aristas le gendarias, el gol estuvo a cargo del mejor jugador de la noche: el paraguayo Carlos Lugo (¿de qué increíble madera están hechos estos gladiadores guaraníes?).

Todo ha sido novelesco. Cienciano armó su leyenda con jugadores libres, veteranos, desechados de los demás clubes. Cuentan que Germán Carty, 37 años, goleador de la Copa, ya estaba retirado; jugaba fulbito en equipos barriales. Lo convencieron de unirse al milagro. Lo mismo que a Bazalar, Ibáñez, Maldonado, Portilla... Imposible describir esta epopeya sin recordar cómo escaló Cienciano la montaña de la gloria. Ni siquiera entró directo a la Copa. Tuvo que sortear una eliminatoria previa con Cristal. Pero una vez en ella tuvo el ímpetu de un río caudaloso como el que baja de lo alto del Vilcanota y se hace cada vez más fuerte, más incontenible.

Jamás la palabra corazón fue tan precisa para describir una gesta. Cristal, Alianza, Católica, Santos, Nacional, River, todos manejaban un presupuesto infinitamente mayor que Cienciano para afrontar este torneo. A todos les opuso su corazón gigante; lo infló hasta eclipsar a sus rivales.

De todos modos nadie gana con el corazón solo. Hubo cerebro en Ternero, piernas en Morán, manos en Ibáñez...

Nunca un silbatazo produjo tal corriente de alegría. Millones de voltios de emoción. Ese sonido agudo y prolongado fue la música más maravillosa que oyó un país entero —el Perú— en cincuenta años. O en cien. Marcaba el final de la final entre Cienciano y River Plate, el humilde y el poderoso. E indicaba que el ceniciento club del Cusco pasaba a ser el campeón de la Copa Sudamericana. ¡Cienciano campeón..! ¡Cienciano legendario..!

El fútbol nos tiene acostumbrados a estas deliciosas perplejidades. Pero tal vez deban pasar décadas para que otro suceso tan imprevisto impacte de manera tan sonora en el universo del fútbol. Cienciano acaba de ratificar aquel bonito lema, tan democrático, de que en este juego “Somos once contra once”. De que todo es posible. Siguen existiendo grandes y chicos; lo que ya no existe es el miedo. Todos se le atreven a todos. Venezuela lo dice a nivel de selecciones, Cienciano lo proclama entre los clubes

El primer título internacional de un club peruano no estuvo a cargo de los grandes clubes limeños, sino de un provinciano pobre y cholo, que hizo de la humildad su escudo y su lanza. Y unió a toda una nación como nunca. Cedieron todos los diques. La felicidad arrastró a millones. Estallaron de euforia en sus hogares, inundaron las calles, congestionaron las ciudades. Jamás se bebió tanto. Fue una farra linda y sana. Farreó el corazón.

Es el fútbol, la llave que abre todos los corazones.


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