Maria Cecilia  Villegas

Si hacemos una radiografía del país, encontraremos que uno de nuestros principales problemas es la ausencia de liderazgo. No son Pedro Castillo ni Vladimir Cerrón. Son las instituciones que permiten que estos personajes lleguen al poder sin tener ni un solo que defienda principios, valores y que quiera construir país.

El Estado Peruano no funciona. No hay servicios de salud pública para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Las largas colas de madrugada para poder obtener una cita 30 días después en Essalud son prueba de ello. Como lo es el hecho de que el 97% de los establecimientos de salud de primer nivel tenga una capacidad instalada inadecuada. Solo en el 2020, hubo 430 muertes maternas. Uno de cada tres niños en Cajamarca sufre de desnutrición crónica infantil y el 54% de los niños de Cusco tiene anemia.

Tenemos 21.718 colegios que tienen infraestructura en riesgo y solo el 9% del total de los colegios del país está en buen estado. Solo el 58% de los colegios nacionales tiene acceso a agua por red pública y el 36,7% a desagüe. En el 2019, antes de que el gobierno encerrase a nuestros niños y adolescentes en sus casas, solo el 17,7% de los alumnos de segundo de secundaria podía resolver problemas matemáticos y el 14,5% entendía lo que leía. Hoy es mucho peor, porque estos niños arrastrarán el resto de sus vidas los aprendizajes no logrados.

No hay acceso a la justicia. Si antes el Poder Judicial era corrupto y tardaba años en resolver un proceso, hoy los plazos ya no existen y en las audiencias judiciales aparecen strippers. La violencia es la norma que afecta en mayor medida a los ciudadanos de los asentamientos humanos de la periferia de las ciudades. En el 2021 el ha sido considerado como uno de los países con más asesinatos y casos de secuestros contra las mujeres: 147 mujeres asesinadas y 5.000 desaparecidas. De hecho, somos uno de los 10 países más inseguros de todo el mundo (Gallup 2019).

En Huancavelica, solo el 20% de la población tiene acceso a agua potable por red pública y, si bien en Loreto es el 45% de la población, solo el 8% tiene acceso a agua las 24 horas del día. Una de cada cuatro personas que viven en la región Lima no tiene acceso a saneamiento. El 90% de la expansión urbana de los últimos 20 años ha sido informal, a través de invasiones ilegales o compras a traficantes de tierras. De los 25 gobernadores regionales actuales, 24 están siendo investigados por actos de corrupción. De hecho, el mayor logro del proceso de descentralización fue descentralizar la corrupción. Y nuestros políticos tienen un grave problema para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, y esto hace que lleguen al Estado para saquearlo. Por todo lo anterior, el 89% de los peruanos cree que se gobierna para unos cuantos grupos de poder.

Por consiguiente, no es difícil entender por qué solo el 11% de los peruanos está satisfecho con la democracia. Y si bien en el Perú es tangible la indiferencia hacia la política, esta no es excluyente. De hecho, toda la región viene experimentando un aumento en la decepción por el mal funcionamiento de la democracia. Así, el 51% de los latinoamericanos apoyaría un “autoritarismo difuso” –esto es, un gobierno no democrático– si este “resuelve los problemas”. Y este es nuestro principal riesgo: los ciudadanos están dispuestos a ceder sus libertades a cambio de lograr que el Estado funcione.

En este contexto de abandono, solo encontramos un líder que goza de consenso en este país: Ricardo Gareca. La eliminación al Mundial Qatar 2022 generó desolación no solo por la derrota, sino porque parecía el fin de una era. El liderazgo y trabajo de Gareca nos permitieron recuperar el orgullo de ser peruanos, nuestra identidad, nuestro sentido de pertenencia. Y lo hizo desde una cancha, mientras los peruanos, por acción u omisión, íbamos convirtiendo al Perú en un Estado fallido. Hoy más que nunca necesitamos generar líderes y ponernos la camiseta, y no solo cuando juegue Perú.

Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú.