Así estuvo Matute la noche del jueves para la final femenina. 30 mil hinchas asistieron (Captura Movistar Deportes)
Así estuvo Matute la noche del jueves para la final femenina. 30 mil hinchas asistieron (Captura Movistar Deportes)
Marisella Joya

Cuando tomé el taxi para ir a, el último jueves, el taxista me preguntó: “¿hoy juegan la final femenina, no?”. Mientras el señor de unos 60 años me hablaba, yo me perdía en mis recuerdos. Empecé a jugar a mediados de los 90, en ese entonces había apoyo. Pero luego de los Bolivarianos de 2005, en los que salimos campeonas, hubo un increíble abandono que me obligó a dejar el fútbol.

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No siempre jugábamos en campos buenos, a veces eran de tierra, los árbitros llegaban tarde o los rivales no llegaban, y en muchas ocasiones teníamos que cambiarnos en una esquina tapándonos con una casaca porque en los estadios a donde íbamos no había camerino. Bueno, ni siquiera tribuna.

Esas imágenes no dejaron de rondar por mi cabeza. Cuando las gradas del estadio aliancista empezaron a llenarse de hinchas, casi no aguanto las lágrimas. Ver cada butaca ocupada para una final femenina fue el sueño cumplido después de tantos años de lucha por la visibilidad. Porque no solo las que jugaron o estuvieron en el banco cumplieron el sueño, sino todas las mujeres que nos atrevimos a jugar fútbol en medio de tantas dificultades.

Hemos jugado con público, claro que sí. Pero jamás como lo que se vivió el jueves. Antes nuestros partidos eran preliminar de los equipos masculinos. Siempre estábamos detrás de. Ahora no. Ahora somos las protagonistas.

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Lo del jueves en Matute fue histórico. Y ojalá se repita. Pero no se puede hablar de profesionalización del fútbol femenino porque eso implica contratos, beneficios laborales, salarios y un largo etcétera. Es inversión para ganar después, algo que muchos clubes no están dispuestos a hacer. Y es ahí donde la FPF debe buscar la autosostenibilidad porque sino este deporte va a seguir en un círculo vicioso de pérdidas donde el hincha es el único que parece estar interesado.

Para eso se debe planificar bien el torneo, incluso ir viendo la sede de la final del 2023 para que no pase como ahora. Y los clubes deben empezar a planificarse, apostar por sus equipos femeninos. No solo dar el nombre. Y la selección igual, debe mejorar. Yo sé que es difícil, lo he pasado. Pero lo único que les puedo pedir a las jugadoras es que entrenen como si fueran profesionales. Y al hincha solo darle las gracias.

Publicación del 2005, con Marisella adelante. Miriam Tristán y Adriana Dávila en la imagen. (Foto: Instagram)
Publicación del 2005, con Marisella adelante. Miriam Tristán y Adriana Dávila en la imagen. (Foto: Instagram)

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