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La isla en la que hay dragones de verdad - 1
Redacción EC

En un archipiélago de las islas menores de Sonda, en Indonesia, los mapas pueden ser marcados legítimamente con una antigua señal de advertencia utilizada por los cartógrafos medievales: aquí hay dragones. Los dragones de Komodo que allí habitan pueden no volar o escupir fuego, pero no por ello son menos impactantes o peligrosos que sus hermanos mitológicos.

Con 3 metros de largo y hasta 90 kilos de peso, estas bestias pueden correr a 29 kilómetros por hora para alcanzar a sus presas. Una vez que tienen a un búfalo de agua o a un venado entre sus mandíbulas, le inyectan anticoagulante con veneno en las heridas profundas para que se desangre. Le espera una muerte espantosa, quizá peor que si hubiera sido abrasada por el fuego de la bestia mítica.

(Foto: Shutterstock)

Estos monstruos del mundo moderno son los dragones de Komodo (Varanus komedoensis ) de Indonesia. Viven en las islas de Rinca, Gili Motang, Nusa Kode, Flores y Komodo, las cuales conforman el Parque Nacional de Komodo.

Son los lagartos más grandes del mundo y se cree que son los últimos sobrevivientes de los lagartos gigantes que deambularon por Australia hace millones de años.

Siendo así, sobrevivieron a las glaciaciones, al aumento de los niveles del mar y a los numerosos terremotos y subsiguientes tsunamis que azotaron las islas menores de Sonda. Pese a su capacidad para sobrevivir, a finales de la década de 1970 los expertos comenzaron a preocuparse por el futuro de los dragones.

LAS AMENAZAS

A comienzos del siglo pasado, cazadores atrapaban a los dragones Komodo y los vendían a zoológicos y a coleccionistas privados. Por ello, la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga a los dragones como "vulnerables" y su comercio internacional está prohibido por la Convención Internacional sobre Comercio con Especies en Peligro .

(Foto: Shutterstock)

En 1980, Indonesia creó el Parque Nacional Komodo, con una extensión de 1.810 km2, abarca las islas de Komodo, Rinca y Padar junto a otras islas menores, el cual fue declarado Patrimonio Mundial desde 1986.

Las medidas de conservación han permitido que la población de dragones parezca haberse estabilizado en unos 3.000 animales. La especie, por ahora, parece a salvo de la extinción.

Si estos dragones logran sobrevivir en el largo plazo o se unen a sus ancestros, los lagartos gigantes de 7 metros, está aún por verse.

No fue sino hasta inicios del siglo pasado cuando los científicos descubrieron a estos dragones, pese a que abundaban los rumores sobre su existencia.

Se sabe que han atacado a los habitantes de las islas (han causado cuatro muertes en las últimas cuatro décadas), pese a los cual la población local respeta a los dragones y en muchos casos los consideran sagrados.

Aunque dentro del parque nacional se ha estabilizado el número de animales, fuera de sus confines, en la isla de Flores, la situación no es tan positiva pues sólo queda un número reducido de ejemplares.

" El verdadero problema ha sido la pérdida de su hábitat debido a la conversión de áreas de bosque en áreas agrícolas ", dijo Jessop. "Los habitantes locales han iniciado fuegos para aumentar el terreno disponible para el ganado".

Pero, las actividades humanas no son la única amenaza para los dragones . Dado que sólo viven en un puñado de islas y que su diversidad genética es limitada, los dragones son particularmente sensibles a los cambios en el clima.

El aumento en el nivel del mar podría traspasar los valles bajos de la costa que forman parte de la mayor parte del hábitat de los dragones, mientras que los cambios en las lluvias podrían significar que los bosques ya no son lugares apropiados para los nidos donde nacen los bebés dragón.

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